La moda es diversión, es pasarla bien, nos dijo Dani Stahl, editora de la revista Nylon que vino a Buenos Aires para acompañar la producción de un desfile en BAFWEEK. La clave, insistió, está en encontrar un estilo propio. Y para eso, aseguró, hay que conocerse, saber qué nos gusta, qué nos queda bien. Estaba vestida con un jean, una camisa a cuadros y unos tacos blancos tan impresionantes como ridículos, que a ella, les aseguro, le quedaban increíbles.
Finalmente, cuando el maratón del BAFWEEK pasó, la redacción era un caos de fotos, páginas en blanco, tendencias, anécdotas y mucho color.
Es que el mundo que rodea a la moda es enorme, casi inabarcable. No sólo en semanas de desfiles, sino todos los días tenemos una cantidad exagerada de información: lanzamientos, revistas, blogs, webs dedicadas a las nuevas tendencias y al estilo callejero, chicas que sacan fotos en la calle...
¿Qué hacemos con tanta información? ¿Con tantas ideas? ¿Cómo procesamos todo esto? ¿Qué es lo que realmente importa?
A través de la moda, nos expresamos, contamos algo de nosotras, de quiénes somos. Y es cierto que a todas nos gusta estar al día con las tendencias. Queremos saber qué se usa, actualizar algo de nuestro ropero, cambiar alguna prenda por otra. Nos arreglamos para una salida especial y pensamos al detalle qué nos pondremos para tal o cual evento.
Pero también están esos días –y son muchos en el mes– en los que con una simple sonrisa en la cara elegimos lo que nos queda cómodo, sin pensar siquiera si combina o no. Repetimos el mismo suéter rayado cada fin de semana. Porque es tan suave y abrigado... O esa camisa de hace cuatro temporadas. No queremos saber si se usa. Nos gusta, y eso ya es suficiente. Nos hace sentir bien. Y ahí radica su belleza.
Porque para eso, también, está la moda. Para sentirnos cómodas. Para reafirmar quiénes somos. Porque no podemos ser esclavas ni vivir uniformadas.
Porque más allá de lo que se usa, es el estilo lo que nos diferencia del resto y que habla de quiénes somos realmente, es lo que importa.
La moda es un juego lleno de movimientos, grietas, estrategias, y de fichas –algunas realmente inalcanzables–. Un juego con reglas que está bueno conocer, para poder también romperlas. Un juego que, tanto en su superficie como en su profundidad, tiene el mismo sentido que todos los juegos: pasarla bien. Divertirse, como dijo Dani.
Si no, ¿para qué sirve?
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