

Cuando en marzo se instaló en Francia la posibilidad de que las modelos que desfilen en la pasarela presenten un certificado médico que dé cuenta de su índice de masa corporal, el debate se extendió a varios países del continente europeo. La movida es fuerte: lo que se busca es terminar con lo que dieron en llamar una "apología de la anorexia". Si bien es una arista de un tema complejo, estas iniciativas son más que alentadoras. Porque no solo ponen el tema en la agenda, sino que además vienen con medidas concretas. Incluso si se le suma que ya varias marcas están eligiendo para sus campañas o desfiles modelos que se salen de los cánones de flacura y altura. Y que, incluso, son estas mismas modelos quienes buscan su espacio. En Islandia, por ejemplo, cinco modelos de talles entre chico y grande se fotografiaron semidesnudas para la última edición de la revista Glamour. Muestran su cuerpo sin ocultar lo que podría considerarse gordura. Su mensaje es claro: que las mujeres nos aceptemos tal como somos. Por estos días circuló en los medios la historia de Tess Holliday, una mujer norteamericana que mide 1,65, pesa 113 kilos y que sufrió de bullying en el colegio. Tess, que fue contratada por MILK, una famosa agencia de modelos, y que ya posó para Vogue Italia, acaba de hacer público su porfolio de imágenes. "No hay una sola forma de ser mujer o ser hermosa. Todos merecemos un lugar", dijo casi como una presentación en sociedad.
Sí, se puede entrar en el debate sobre por qué se utiliza la palabra "modelo" para referirse a mujeres de cuerpos esculturales. ¿Modelo de qué? Pero más allá de esta construcción semántica, la discusión real gira sobre la flacura como parámetro a seguir y sobre cómo detener ese flagelo que se instala en las casas cada vez más temprano: desde adolescentes que se ven gordas hasta mujeres y varones que critican a otras por sus kilos de más y mujeres que viven toda su vida a régimen.
¿De dónde nos viene la obsesión? ¿Es la industria de la moda la que nos lleva a esa tiranía de la flacura o somos nosotras las que aún no podemos liberarnos y vamos detrás de estándares de belleza inalcanzables? Siempre se corrió detrás de un concepto o ideal estético. Pero lo que está en juego ya desde hace un tiempo es la salud, en su más profunda acepción.
En OHLALÁ! elegimos mostrar mujeres de todo tipo porque creemos que lo que importa es la diversidad. Desde la convicción de que todas somos valiosas por ser distintas y que está en nosotras elegir dónde pararnos y qué nos hace bien. Actrices, modelos, emprendedoras, artistas, mujeres que entregan su vida al deporte; buscamos amplitud en la mirada. No lo vamos a negar: nos gusta vernos bien, no tener rollos y tener la menor celulitis posible (aunque esa batalla ya la perdimos hace rato). Pero estamos convencidas de que el cuerpo es también salud emocional, que si nos sentimos bien con nosotras, estaremos mucho mejor plantadas, con o sin celulitis. Y esto no es un tratado de autoayuda, sino una certeza de que realmente la belleza no está en los kilos que sobran o faltan. La valoración y la confianza se construyen desde otro lado, y es hacia ahí hacia donde vamos.
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