En diciembre me invitaron a la inauguración de una nueva galería en Cariló, ubicada en la calle Castaño entre Benteveo y Boyero. Se llama "Felicitas Paseo de Compras". El nombre lo eligió su dueña, Silvia Melgarejo, en honor a Felicitas Guerrero de Alzaga, cuya trágica historia de amor, supongo, ya todas conocen. De no ser así, les recomiendo la película de Teresa Costantini o bien el libro de Ana María Cabrera, quien estuvo presente el día del evento.
Silvia es, además, la dueña de Constructora del Bosque, una inmobiliaria que ya suma varios años de prestigio en Cariló, y dueña también de la plaza La Felicitas (sí, es una fanática de la vida de esta mujer), ubicada en Castaño y Faisán. Tiene una casa soñada y –se nota– un estilo de vida holgado.
La inauguración era al aire libre y estaba prevista para las 20 horas. Desde la madrugada previa diluviaba, literalmente. Horas antes del momento de la apertura, había muchas gente trabajando, Silvia incluida, terminando los detalles de último momento. "¿Tenemos un plan B por si llueve?", preguntó alguien, y ella, con la convicción de los que ordenan y decretan en lugar de pedir, respondió: "No va a llover". Y no llovió.
Se hicieron las ocho de la noche y los invitados fueron llegando... Entre curiosos, periodistas locales, políticos y empresarios de la zona, éramos más de quinientas personas. "Qué bueno que Silvia haya logrado todo esto, ella que siempre se rompió el alma trabajando", le escuché decir a una señora. Y otra le respondió: "Y fijate cómo la quiere la gente, todos se acercan a saludarla porque es un ser encantador".
Llegó el momento de cortar la cinta. Hablaron todos: los arquitectos, el cura, la historiadora; todos dijeron lo suyo. Cuando por fin le tocó hablar a ella –que estaba divina con un vestido de Jorge Ibáñez–, me llamó la atención su serenidad. Me vino, de repente, Carl Honoré y todo su movimiento slow a la cabeza. Ella, que era la reina y señora del evento, no hacía más que demostrar un sentimiento de enorme gratitud.
Arrancó agradeciendo que estuviera presente la señora Mela. "Fue la primera persona en mi vida que me dio trabajo. Yo tenía casi 20 años y me preguntó qué sabía hacer; yo le dije que sólo sabía limpiar, y ella me contestó: ‘Si sabés limpiar, nunca te va a faltar trabajo en tu vida’." Silvia era mucama y nunca terminó el secundario.
¿"Querer es poder" es una frase hecha? Yo estoy convencida de que, con honestidad, y trabajo, se puede. ¿Ustedes qué piensan?
Cariños,
Felicitas Rossi, Directora Editorial
Felicitas Rossi, Directora Editorial
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