Piletas a un salto de Buenos Aires

En la ciudad y sus alrededores abundan ofertas, dentro de las que está incluida la posibilidad de pasar algunos días en cascos camperos o en estancias de estirpe. En estos casos conviene hacer la reserva telefónica.

Algunos de los destinos son:

Francisco N. Juárez

Las piletas que están en el Gran Buenos Aires ofrecen abonos por temporada. En los datos que siguen se da en primer término la tarifa de sábados, domingos y feriados. Si no se especifica, el precio incluye la revisión médica.

Estos son algunos hoteles que incluyen la pileta como parte del servicio y que no están lejos de Buenos Aires.

Barra junto a la pileta, snack y restaurante gourmet. Muy buen nivel. Las reservas se hacen por el 0322-90890.

Recreos con hospedaje:

Variedad: si no alcanza con una colonia, lo mejor es ir al zoológico, no perder la cabeza en el hipódromo o andar entre víboras y lechuzas en la Reserva.

Para empezar, la tradicional visita al Zoológico, a partir de hoy, cuenta con una nueva atracción: el primer Acuario de Buenos Aires. Once lobos marinos se zambullen en la pileta de paredes vidriadas y dan muestra de su destreza e ingenio.

Al final del espectáculo, los chicos pueden besar a Lila, una lobita que al igual que sus compañeros fue recuperada del Río de la Plata, y pasar a las piletas
donde alimentan a lobos y carpas, antes de ingresar en la zona de las peceras. El broche de oro lo pone la vedette de la temporada: una inmensa pingüinera.

El Zoológico continúa ofreciendo el show Zoo Mágico, la granja, el serpentario, además del alquiler de un auricular a través del cual se reciben explicaciones sobre los animales en exposición, en dos niveles -niños y adultos- y tres idiomas.

Para chicos entusiasmados con el mundo agropecuario, en la Granja se realiza una colonia de vacaciones para aprender tareas del campo, como ordeñar una vaca, preparar plantines, hacer papel reciclado o amasar el pan. La escuela de verano abre de 9 a 13 y se puede participar un día, una semana, una quincena o un mes (tel.: 0-800-50196).

Basta cruzar la Avenida del Libertador para terminar la tarde en el remozado Rosedal, donde pasear en una bicicleta alquilada en las inmediaciones (Juncal y Godoy Cruz, de 9 a 20) o bien, rentar un bote o un biciscafo para navegar por el lago o, en Figueroa Alcorta y La Pampa, el Lago de Regatas. En el Paseo de la Infanta no faltan ofertas para calmar el hambre y la sed.

En el Hipódromo Argentino de Palermo, los domingos (y los sábados en que hay carrera), de 14.30 a 18, los chicos pueden dar un paseo en petizo por la vieja redonda. Quince minutos antes de cada carrera, el minitur en combi da una vuelta por la pista mientras un guía cuenta la historia del lugar, llega a las gateras, donde se ve la largada y se inicia el regreso en un trencito (tel.: 777-9009).

La Reserva Ecológica de la Costanera Sur es una buena oportunidad para huir del ruido e internarse en el bosque, pampa, lagunas y playas. Abre todos los días, de 8 a 19, y los sábados y domingos se realizan visitas guiadas, entre las 9.30 y las 17.

Para aventureros, cada noche de luna llena se realiza una caminata que incluye actividades grupales además del apasionante avistaje de lagartos, víboras, lechuzas, murciélagos, comadrejas, cuises y cientos de pájaros. El recorrido de cuatro kilómetros se inicia a las 20.30 en la puerta de la reserva (informes: 315-1320/4129).

El flamante barrio Puerto Madero es otro paseo con sabor a verano. Amarrada en el Dique 3 (por Pte. Perón), la Fragata Sarmiento abre al público de lunes a viernes, de 9 a 20, y los fines de semana, hasta las 22. Por la entrada de Viamonte, en el Dique 4, la Corbeta Uruguay puede visitarse todos los días, de 10 a 21.

Quienes no se tienten con la variada oferta de restaurantes -para todo gusto y bolsillo-, podrán ser seducidos por una cena a bordo del barco diseñado al estilo Mississippi River -de allí su nombre- que sale de Dávila y Córdoba, cada domingo, a las 16, para dar un paseo hasta el Aeroparque.

Desde el 12 de enero, los sábados a las 21.30 reabrirán las puertas de sus cubiertas St. Louis y New Orleans, donde se sirve la cena que incluye un variado buffet froid, pollo al champignon y capelina con helado y charlotte regados con vino, champagne o cerveza. El show musical, el baile y la navegación, de 0 a 2, completan la velada que se extiende hasta las 4 (reservas: 314-2720).

Si de navegar se trata, por qué no contratar una lancha, velero o yate por el día o con pernocte para recorrer las islas del Delta o cruzar a Carmelo, Uruguay. Las opciones contemplan comidas a bordo o en restaurante de las islas, alquiler de equipo de pesca y tripulación, (tel.: 826-1130).

En pleno corazón porteño, el Club Hípico Argentino lanzó una promoción de verano que permite montar como socio transeúnte -es decir, sin derecho a utilizar las demás instalaciones del club-, sin pagar cuota social. Los valores de las clases -equipo y monturas incluidos- varían de acuerdo con el nivel del jinete. También se puede cabalgar por el parque 3 de Febrero los días de semana, o bien galopar a campo traviesa en un haras de Pilar (informes: 777-9791/ 786-6240).

Alejandra Rodríguez

Respiro: los que se quieren tomar un recreo de sus actividades saben hacer cabecera de playa o arrimarse a un fogón.

En muchos casos hay campings cercanos con modestas piscinas. Otro tanto sucede con las lagunas bonaerenses, casi todas flanqueadas por recreos.

Propuestas: en una época en que todos se preocupan por las formas, la ciudad ofrece actividades para mantenerla, como tenis, golf, paddle y kartings.

Si bien las elevadas temperaturas anunciadas para esta temporada veraniega bastarán para hacer transpirar al más sedentario, no faltan lugares adonde acudir para moverse un poco, despejar las neuronas y mantenerse en forma.

También en la Costanera Norte, los tuercas harán rugir los motores de los kartings en Race-Kart (Rafael Obligado y Salguero). Los mayores de 16 años pueden optar por participar de una carrera de 15 vueltas y tres minutos de clasificación al oblar 30 pesos. Quienes pasen los 14 años pueden aprovechar la promoción de 20 vueltas libres por 15 pesos mientras que los niños desde 6 años transitan las pistas durante 10 minutos por 10 pesos. Abre de 12 a 18.30, de lunes a viernes, y entre las 12 y las 15 los fines de semana (808-8300).

Como en casa: el verano ahuyenta a muchos y deja a la tumultuosa capital a merced de los curiosos, extranjeros y locales, que la degustan como propia.

Libre de multitudes y embotellamientos de tránsito, Buenos Aires despliega sin obstáculos el cosmopolita estilo de sus monumentos y fachadas, a manera de inclaudicable testimonio histórico y cultural.

El arquitecto Gustavo Brandariz, profesor de Historia de la arquitectura de la UBA, conduce, cada sábado, a turistas y residentes ávidos de conocer la ciudad que mejor reflejan la presencia italiana y la influencia francesa entrelazadas y hermanadas, cuadra a cuadra.

Con la caída del sol, a las 20, el punto de reunión es el café Tortoni (Avenida de Mayo 829), cuyos nombre y semblanza fueron apropiados por su fundador, monsieur Curutchet, a un bar parisiense del 1700. Brandariz confirma que la influencia francesa en la arquitectura de Buenos Aires llegó mucho antes que la belle époque, cuando mediaba el siglo XIX.

En Plaza de Mayo, la pirámide sostiene en su cúspide la estatua de Josef Doubourdian y la Catedral luce su fachada diseñada por otros dos franceses, Próspero Catelin y Pierre Benoit. A pocos metros, el edificio La Prensa refleja un estilo clásico, como las aristocráticas construcciones de la avenida Alvear.

El Colegio Nacional Buenos Aires, construido por Amadeo Jacques, se deja ver tras la ventanilla del ómnibus que se dirige hacia la plaza Dorrego, en San Telmo, un barrio donde conviven los trazos itálicos, franceses y españoles desde la época del virreinato. En la Avenida de Mayo la arquitectura de corte francés prevalece, a pesar de su población mayoritariamente hispana, en los edificios donde funcionaban los hoteles Chile y Majestic -hoy venido a sede de la DGI- de marcado estilo art nouveau. Por ella se llega a Callao con sus característicos techos de pizarra negra en pendiente o a la mansarda, en memoria a su creador, Jules Mansard.

Cada vez más francesa, a medida que se extiende hacia el Norte, la avenida deriva en Palermo Chico, con su réplica de la casa de San Martín en Grand Bourg -hoy Instituto Sanmartiniano-. Plaza Francia, su monumento a los franceses, el Museo de Arte Decorativo que imita al Petit Trianon de Versalles y la estatua de Alvear del genial Antoine Bourdelle, consienten a quienes comparan las calles porteñas con ciertos rincones de la Ciudad Luz.

Cae la noche sobre el Rosedal, ideado por Carlos Thays, "responsable de la plantación de 14.650 rosales, debidamente identificados y del diseño de 80 parques en la Argentina y Uruguay", puntualiza Brandariz, y el regreso al Centro, más precisamente a plaza San Martín, marca el cierre del paseo. Allí esperan el Círculo Militar (Santa Fe y Maipú), obra de Lois Sartois; el Palacio San Martín -sede de la Cancillería; la embajada de Francia, construida por el arquitecto Paul Pater y, enfrente, la de Brasil, de Louise Martain.

Sábado por medio, el itinerario alterna con lo que ha dado en llamarse Buenos Aires a la Italiana. También se sale del Tortoni a Plaza de Mayo, donde el Cabildo, proyectado por Andrea Bianchi, y la Casa Rosada, de estilo neorrenancentista que inspiró a su creador, Francisco Tamburini, dan muestra de que los italianos no se quedaron atrás a la hora de ponerle ladrillos a la metrópoli.

En Catedral al Sur, barrio elegido por los aristócratas en la época virreinal, en la esquina de Moreno y Bolívar, el Museo Etnográfico luce un paradójico estilo italiano ideado por el francés Benoid. En México al 500, el antiguo edificio de la Biblioteca Nacional conserva los trazos de Carlos Morra en 1901.

El pasaje Giuffra, en San Telmo, tiene las típicas casas con patios que rodean a la Universidad del Cine y La Scala. Es inevitable recalar en La Boca, donde sobran las muestras arquitectónicas de origen italiano, tales como la Sociedad Cosmopolita y Filarmónica de Socorros Mutuos José Verdi; la iglesia de San Juan Evangelista -de Pedro Benoid y Paolo Besana- y el santuario de Nuestra Señora Madre de los Emigrantes.

Plaza Lavalle no disimula la herencia mediterránea, basta ver el Teatro Colón, de Francisco Tamburini, y la Escuela Roca, de Morra. Algo similar ocurre en la plaza del Congreso. En sus inmediaciones, además de la colosal sede del Parlamento nacional -obra de Victor de Pol-, se emplazan la confitería El Molino, el edificio Barolo, de Mario Balanti, y la Compañía Inmobiliaria, de Luis Broggi.

El cierre no puede ser otro que a las puertas de Unione y Benevolenza. Como un amigo que nos enseña viejas fotografías de sus abuelos, la ciudad desnuda su pasado que late en las calles que creíamos conocer (reservas: 374-2222 y 413-2755).

Alejandra Rodríguez

Alternativa: para quienes la opción estival es Buenos Aires, permanecen abiertos los museos, los puestos de ferias y las plazas se transforman en escenarios.

A pesar de que algunos museos porteños permanecen cerrados en enero o febrero, la vida cultural de Buenos Aires no logra opacarse durante el estío. Bajo techo y al aire libre hay opciones para todos los gustos que incluyen a niños y adultos:

Fotos: Pilar Bustelo, Dante Cosenza,
Carlos Crusoe, Leonardo Cavallo