CONCEPCION, Tucumán.- Sospechan los nativos que en las montañas del sur el tigre ya no acecha, que no habita más la selva tucumana si es que alguna vez ha morado en su territorio.
Afirman los del lugar que ese bramido que suena tan temeroso no es del yaguareté, sino del río Cochuna que viene crecido tras una intensa lluvia torrencial estival.
Basta arrimarse a ese látigo cristalino que baja desde lo alto de los nevados de Aconquija para notar que su furia es a lo largo del año y que nunca cesa de andar porque se resiste a la época de "seca" como ningún otro en la comarca. La intrincada cuesta del Clavillo es su vigía de todos los tiempos.
Es la que da fe de que el Cochuna se comporta con vehemencia, irreflexivo, que es impetuoso de cara a esa selva que quiere devorárselo, como a todo lo que encuentra a su paso.
Verde claroscuro
Dicen muchos tucumanos, sobre todo los del sur, que la zona de Cochuna ha sido postergada en las preferencias. Igualmente, cada pequeño signo de civilización causa dolor en el paisaje que propone Cochuna porque el verde imperante es aún como los dioses que dominaron la región desde tiempos inmemorables quisieron que fuese.
"Ahora no maderean como antes", dice una señora del lugar, no obstante de que varias cabezas de bueyes sigan operando en la zona y de que al costado del camino descansen decenas de troncos sin vida, como un ínfimo muestrario de lo mucho que ocurre en la profundidad de la selva.
Pero allá abajo, con su cristalinidad rugiente, corre un agua que es muy dulce, pero no sólo dulzona sino acaramelada, como si el Cochuna, además de alimentarse del deshielo de los nevados, traspasase algún oculto yacimiento azucarero bajo tierra. Una especie de zumo natural de montaña recién exprimido, a base de hielo molido, salpicado de piedras lisas y redondeadas, y aromatizado de savia vegetal y flores rosadas del lapacho (las mismas que con su aislado colorido contrarrestan la chatura opaca de los inviernos).
Los costados del río Cochuna son un mundo para descubrir cuando su condición bravía no está influenciada por las lluvias torrenciales del verano. De pronto, se observa que el agua aflora de adentro de las rocas formando una húmeda capa de musgos y helechos de tamaños gigantescos. O tal vez se dé con las pequeñas praderas en las que crecen las moras de campo y las frutillas.
Por momentos, el cauce tiene decenas de metros si no llega al largo de una cuadra. En el invierno y la primavera deja sectores secos que son muy caminables, que forma sitios playos poblados de arena. El Cochuna 1997 es todavía un área en la que predomina el verde y la vegetación autóctona aunque la embestida de lo que otorga buena renta trepe a la par de la altitud de este parque provincial.
La última población de Tucumán por la ruta 365, Alpachiri, queda a unos 17 kilómetros del área de acampe denominado Samay Cochuna. Si bien supo existir un caserío situado a menor distancia, al inicio de la cuesta del Clavillo camino a Las Estancias de Catamarca, llamado Las Lenguas, que se habría vaciado cuando la zona fue escenario de hechos que la historia aún no decantó.
Desde el Samay Cochuna, el sitio administrado por el área de Educación y Cultura de Tucumán destinado al campamentismo y que también cuenta con cuatro refugios con cuchetas, es posible llegar a Las Lenguas mediante un sendero peatonal de aproximadamente cuatro kilómetros de extensión.Tan tupida es la selva de Cochuna que detrás de un árbol se ve otro árbol, pero allende se ve un manto impenetrable.
¿Qué habrá más allá? Vestigios, animales salvajes, escondites perfectos, helechos gigantes, enormes laureles, duendes de la selva, cedros, lapachos en flor.
Un lugar encantado
Yunga virgen, yunga rebosante de humedad. Yunga que en ciertas latitudes marcó los límites orientales del Imperio Inca, abriéndose luego esa comarca desconocida llamada Tucma, adonde los primeros conquistadores comandados por don Diego de Rojas, a mitad del XVI, temían entrar.
Por las 12 hectáreas del lugar de campamento se puede andar sin el recelo que infunden los senderos del corazón de la selva, de los que se cuelgan lianas del cielo y de la copa de los árboles más altos como el horco cebil, el pacará, el laurel, el jacarandá, el cochamoye.
Rincones apartados donde las huellas de un doméstico en seguida se asocian con la peor de las bestias.Entre la abundancia del verde, algunos pobladores tucumanos se lucen con la quirimichi, una versión del yerbiao tafinisto, que en la región de Cochuna preparan con alpamato y alcohol, bebida poco recomendable para hacerse de impulsos para llegar hasta la laguna del Tesoro, situada a 1.900 metros sobre el nivel del mar, entre el arroyo Sonador y el Cochuna, distante 13 kilómetros del Samay Cochuna.
Y nada tendría que ver el quirimichi con la turbulencia que a veces sacude las aguas de la laguna que salpica de historias sobre los primeros tiempos de la conquista española.
Servicios a toda hora
- El Samay Cochuna es un predio natural que cuenta con espacio para acampar y con servicios sanitarios completos. Además, ofrece un predio cubierto para alojarse con grupos y cuatro cabañas con cuchetas para dormir. En el camping existe una despensa que expende bebidas y algunos comestibles. El costo por persona y por día para los acampantes es de $ 1,50 y el de las cuchetas es de $ 2, tarifa que incluye la utilización de los servicios generales.
Para llegar hasta el Samay Cochuna, hay que tomar la ruta 365 que lleva de Concepción a Las Estancias en Catamarca, pasando por Alpachiri (hasta donde llega el asfalto).
Son aproximadamente 34 kilómetros hasta el Samay Cochuna, que se halla 1 km después de cruzar el puente sobre el río.
Paseos a caballo
- Si se quiere realizar una excursión a caballo hasta la laguna del Tesoro , el encargado del camping puede asesorar sobre la misma ($ 5 la hora). La localidad de Alpachiri también ofrece alternativas para ir hasta allí o incluso a La Ciudacita, en lo alto de los nevados del Aconquija, uno de los sitios arqueológicos más espectaculares de todo el NOA argentino.
La empresa Gutiérrez (081-228801) tiene servicios que unen la ciudad de San Miguel de Tucumán con Andalgalá (Catamarca) que pasan por el Cochuna.
La administración del Samay Cochuna tiene sede en la ciudad tucumana de Concepción, en la calle San Juan y Miguel Lillo (Tel.: 0865-23784).
La yunga gana altura en el Aconquija
La yunga es una de las maravillas naturales más bonitas que la creación puso en suelo americano. Pero tan delgada es que parece una mujer larga y de caderas finas. La yunga (también conocida como selva nublada o nuboselva) es una vaporosa franja que se extiende desde Colombia hasta las laderas orientales de los nevados del Aconquija, en Tucumán, pasando también por territorio salteño y jujeño. Areas como el Parque Nacional Calilegua y el Parque Nacional Baritú poseen propiedades similares.
La yunga se desarrolla desde los 500 metros de altura y se extiende aproximadamente hasta los 2000, siendo el aliso la transición entre la selva y el paisaje de alta montaña de los nevados del Aconquija con cerros como El Clavillo, de 5450 metros de altura.
Andrés Pérez Moreno