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San Pedro tiene las llaves del campo

Adquirida por Urquiza y heredada por su hija Justa, la extensión y su casco constituyen una reliquia celosamente mantenida.




E l drama del pasado pesa demasiado como para olvidarlo, ya que desde este campo -que tuvo 65 mil hectáreas y había sido comprado por Justo José de Urquiza en 1846- salió la bárbara patrulla que mató, a pocos kilómetros de allí, al primer presidente de la Confederación Argentina. Y peor aún, fue su mayordomo en San Pedro, el uruguayo Nicodemes Coronel, que vivía con mujer y seis hijos, y que Urquiza ubicó allí por recomendación del general oriental Lucas Moreno, el que terminó por consumar el desenlace cruento del crimen.
La casa es el telón de fondo de escenas tradicionales
Justa Urquiza fue una joven testigo de ese horror, junto con sus hermanas y la madre. Con el tiempo, heredó San Pedro, extensa, ganadera y hasta cruzada por el río Gualeguaychú. Pero tras el crimen, a la familia no le faltaron dificultades. Simultáneamente se había abatido a dos hijos mayores del caudillo, por lo que tras velarlo en Concepción del Uruguay y enterrarlo, la familia temió las profanaciones, por lo que lo trasladó a la basílica, donde permaneció por muchas décadas no identificado. Según el ya desaparecido Francisco Sáenz Valiente y Urquiza, que ayudó a ubicar los restos de su abuelo, un balazo tumbó a Urquiza, pero no lo mató, sino el puñal de Coronel. Saña inexplicable en un servidor, "pero que debía 800 pesos, según la contabilidad del Palacio San José", como aseguró Sáenz Valiente.

Doña Justa y el general

La primera parte del casco -que aún perdura- fue construida en 1872, donde el general Luis María Campos tuvo su cuarto de soltero -que se conserva- hasta que se casó con Justa.
El casco se amplió con proyecto del estudio de arquitectura de Sánchez Lagos y De la Torre con estilo Tudor que totalizó dos mil metros cuadrados y le agregó singular belleza, y hasta con un reloj de sol, vertical y que alhaja una pared exterior.
En 1907, cuando la estancia mantenía 65 mil ha, murió el general Campos y se construyeron la capilla gótica Nuestra Señora del Carmen -con baptisterio, coro y órgano a rollo- y la Casa de Huéspedes, para atender a tanta visita amiga de la prole Campos Urquiza.
San Pedro, típicamente entrerriana, está cercana al Palacio San José; pero todavía el camino -hoy asfaltado como ruta provincial 39- que le llega desde Uruguay, como los lugareños le dicen a la ciudad de Concepción del Uruguay, no estaba asfaltado. Por eso, en 1930 llegó polvoriento Charles Thays, el incansable paisajista francés. Dispuso de 180 hectáreas destinadas para el diseño del parque; en la parte de mayor intimidad colocó verjas francesas y un gran portal forjado y con escudo. Un lago artificial, desde entonces, se inunda de los bermellones del atardecer y en él se recorta un grupo escultórico encabezado por un ciervo perseguido por una jauría. Pero la escena podría revivirse ya que aún pueden avistarse ciervos, pavos reales y toda la fauna lugareña, desde avestruces hasta lagartos.
En el parque agregó otros bustos: pétreos de Urquiza, de Campos y un gran bronce de Justa, sentada. También surgieron tres fuentes, un aljibe, veinte farolas francesas, una vasca cancha de paleta, la piscina y su quincho para asados, y una cancha de tenis.

Testimonio de Blanes

Lo mejor está en la recorrida del casco principal, que conserva intacto y sin uso el dormitorio de Justa, con muebles de caoba y con su reclinatorio. También se conservan su vestido y su ramo de novia. Las salas abundan en platería gaucha y vajilla. Hay un Urquiza de civil, pintado por Juan Manuel Blanes, y otro que el caudillo le rechazó a un tal Verazzi, pintor italiano, y que la familia reencontró en Italia.
Reducida a seis mil hectáreas, San Pedro tiene hoy ganado diverso, arrozales, cría de petisos tobianos y tordillos, cabalgadura propicia para los chicos, en cabalgatas con los mayores, que también disponen de abundancia de carruajes. La zona es propicia para el avistamiento de aves y hay aceptable pesca en las aguas del río Gualeguaychú, donde también se puede bogar con una canoa o un bote disponibles para las visitas.
Las edificaciones abundan: una escuela -la provincial Nº 39-, no lejos de las casas de los peones, de una gran matera de campana y de un legítimo corral de palo-a-pique. Hay enfermería, despensa, carnicería, usina, carpintería, talleres, galpón de esquila y hasta una pista de aterrizaje para aviones de hasta 14 pasajeros.
Los anfitriones son legítimos descendientes de Justa Urquiza y del general Campos: María Roca y su esposo Gustavo Faure y Horacio Roca y Ana M. de Roca. Ellos guían, asesoran y comparten un relax con estirpe.
Reservas
0445-82107 y 0442-27459
A Buenos Aires: 370 kilómetros
A C. del Uruguay: 70 kilómetros
Habitaciones: casco y casa de huéspedes
Tarifas
Entre 90 y 180 por día, con 4 comidas
Día de campo: entre 50 y 70 pesos
Descuentos: 50 por ciento a menores de 2 a 12
Seguro de lluvia: a reponer
Mesa tendida
Desayuno con jugos naturales, tostadas de galleta de campo y dulces caseros. Té vespertino con tostadas, miel, dulce de leche, scons, tortas fritas, pasta frola y budines. Recepción: empanadas o factura de campo. Almuerzo: asado -a veces con cuero-, chivitos, corderos, carbonada, matambres rellenos, puchero, buseca, pastas caseras. Ensaladas varias. Postres: flan, budín de dulce de leche, ensalada de frutas, compota. Cenas: picada con paté, tarteletas rellenas, canapés, salchichitas con vino. Sopas, cremas, budines, mousses o tartas. Carnes con guarnición y salsas. Postres: marquisse de chocolate, mousse de limón, helados.
Cómo llegar
Tiene pista rural para aterrizajes de avionetas chicas y medianas (latitud 32º 15´ 15" de la latitud y 58º 37´ 36" de longitud, orientación 16.34). En ómnibus hasta Concepción del Uruguay y de allí en remise (70 km). En automóvil desde Buenos Aires por Panamericana ramal RN9 (con peaje a 1,30 peso) al complejo ferrovial Zárate-Brazo Largo (peaje 4,80 pesos) y luego por ruta nacional RN12 hasta Ceibas, donde sigue como ruta nacional RN14, para luego pasar por el peaje Colonia Elía (2,80 pesos) y 26 km más hasta la intersección con la ruta provincial RP39, que se toma hacia el Oeste hasta Herrera, en cuya primera entrada se dobla a la derecha. Hay 15 kilómetros, en parte enripiados, hasta la primera tranquera. En días de lluvia, el último tramo crea dificultades (con llamada telefónica previa desde la estación de servicio rutera de Caseros, por ejemplo, se combina para dejar el automóvil a resguardo, y se traslada a los huéspedes en 4x4).

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por Redacción OHLALÁ!


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