

Tiene un nombre exótico, pero el Shantala es nada más –¡y nada menos!– que una técnica de masaje sencilla, suave y de movimientos amplios que la cultura hindú practica desde hace miles de años. Tiene el maravilloso poder de poner en contacto a padres e hijos y favorecer su vínculo, parte fundamental del desarrollo de todo ser humano, sobre todo durante sus primeros meses de vida.
Durante el Shantala, la energía del transmisor –la mamá o el papá– y la del bebé se encuentran, circulan, se intercambian y armonizan, con lo que se logra que el pequeño preserve las sensaciones que experimentó en el vientre de su mamá. Esa seguridad físico-afectiva, a su vez, facilita su socialización y lo ayuda a atravesar etapas de crisis madurativas. Además, este masaje ayuda a regular y reforzar cinco de los sistemas más importantes: respiratorio, circulatorio, nervioso, inmunológico y gastrointestinal (solución perfecta para cólicos, gases y estreñimiento); favorece el aumento de peso, la construcción del esquema corporal y el desarrollo de la inteligencia psicomotriz; acelera el proceso de mielinización cerebral; favorece la construcción del lenguaje y ayuda a regular el sueño y a reducir el estrés, entre otros fabulosos beneficios.
Con semejante lista de efectos positivos, seguro te imaginás una técnica súper sofisticada, pero nada que ver. Aunque al principio te conviene seguir la orientación de un profesional, el Shantala es una práctica accesible y simple: "Simple pero difícil, difícil porque es simple. Como todo lo profundo", la describió Frederick Leboyer, el médico que la trajo a Occidente hace algunas décadas. Podés practicarla desde la caída del cordón umbilical de tu bebé en sesiones de no más de treinta minutos, para no elevar demasiado su temperatura corporal. Evitá realizarlo inmediatamente luego de las comidas y en caso de fiebre o erupciones en la piel.
Lo ideal es que lo hagas a diario antes de su baño, para que tu bebé entienda que se trata de una rutina, y de a poco vaya reconociendo cada partecita de su cuerpo. Podés sumar al papá. ¡Es un mimito que les va a agradecer!
1. Para empezar
Elegí un lugar cómodo, a una temperatura agradable y sin corriente de aire. Acomodá a tu bebé sobre una toalla limpia. Sacate los anillos y pulseras y ayudate con un aceite atóxico, como el de almendras o alguno especialmente pensado para bebés.
Elegí un lugar cómodo, a una temperatura agradable y sin corriente de aire. Acomodá a tu bebé sobre una toalla limpia. Sacate los anillos y pulseras y ayudate con un aceite atóxico, como el de almendras o alguno especialmente pensado para bebés.
2. Pecho
Ubicá tus palmas juntas en el centro del pecho de tu bebé. Luego, presioná suavemente hacia los lados, siguiendo la caja torácica. Después, desplazalas por sobre la línea de las tetillas dibujando la forma de un corazón y llevalas de nuevo al centro. Repetí ambos movimientos diez veces.
Ubicá tus palmas juntas en el centro del pecho de tu bebé. Luego, presioná suavemente hacia los lados, siguiendo la caja torácica. Después, desplazalas por sobre la línea de las tetillas dibujando la forma de un corazón y llevalas de nuevo al centro. Repetí ambos movimientos diez veces.
3. Brazo
Girá apenas el torso de tu bebé, bajando la rodilla a su costado opuesto. Cerrá ambas manos alrededor de su bracito y deslizalas desde el hombro hasta la mano (vaciado hindú). Con tus pulgares, abrí su palma y separá suavemente sus deditos. Repetí diez veces de cada lado.
Girá apenas el torso de tu bebé, bajando la rodilla a su costado opuesto. Cerrá ambas manos alrededor de su bracito y deslizalas desde el hombro hasta la mano (vaciado hindú). Con tus pulgares, abrí su palma y separá suavemente sus deditos. Repetí diez veces de cada lado.
4. Pancita
Apoyá tus manos sobre su pancita. Alternando una y otra, acaricialo hacia abajo. Repetí diez veces. Después, realizá el llamado "masaje del Sol y la Luna", con ambas manos girando sobre su pancita en el sentido de las agujas del reloj. Repetí diez veces.
Apoyá tus manos sobre su pancita. Alternando una y otra, acaricialo hacia abajo. Repetí diez veces. Después, realizá el llamado "masaje del Sol y la Luna", con ambas manos girando sobre su pancita en el sentido de las agujas del reloj. Repetí diez veces.
5. Ejercicio anticólicos
Sostené sus pantorrillas mientras lo ayudás a juntar y flexionar sus rodillas. Después, presionándolas ligeramente, llevalas hacia su pancita durante cinco segundos, más o menos. Dejalas ir con suavidad y pasá las manos por sus piernas para que se relajen. Repetí diez veces. Este ejercicio es ideal para aliviar cólicos.
Sostené sus pantorrillas mientras lo ayudás a juntar y flexionar sus rodillas. Después, presionándolas ligeramente, llevalas hacia su pancita durante cinco segundos, más o menos. Dejalas ir con suavidad y pasá las manos por sus piernas para que se relajen. Repetí diez veces. Este ejercicio es ideal para aliviar cólicos.
6. Piernas
Estirá sus piernas en dirección a vos. Delicadamente, pero con firmeza, tomá ambas desde los tobillos. Luego, con una suave presión, llevalas juntas en dirección a su pecho sin despegar su colita de la toalla. Repetí este movimiento diez veces.
Estirá sus piernas en dirección a vos. Delicadamente, pero con firmeza, tomá ambas desde los tobillos. Luego, con una suave presión, llevalas juntas en dirección a su pecho sin despegar su colita de la toalla. Repetí este movimiento diez veces.
7. Pies
Masajeá sus piernitas desde el glúteo hasta el pie con la técnica de "vaciado hindú". Repetí diez veces en cada pierna. Luego, con tus pulgares, trazá un semicírculo en la planta del pie de tu bebé desde el talón hasta los dedos. Después, separá dedo por dedo. Finalizá con el vaciado, para que el bebé sienta que es un uno indivisible.
Masajeá sus piernitas desde el glúteo hasta el pie con la técnica de "vaciado hindú". Repetí diez veces en cada pierna. Luego, con tus pulgares, trazá un semicírculo en la planta del pie de tu bebé desde el talón hasta los dedos. Después, separá dedo por dedo. Finalizá con el vaciado, para que el bebé sienta que es un uno indivisible.
8. Espalda
Poné a tu bebé boca abajo y reposá tus manos sobre sus omóplatos durante unos segundos. Después, hacé un barrido muy suavente con la mano derecha desde el cuello. Manteniendo tu mano izquierda sobre su colita (diez veces). Luego, con la mano izquierda abierta y los dedos separados "peiná" la espalda de arriba abajo (diez veces).
Poné a tu bebé boca abajo y reposá tus manos sobre sus omóplatos durante unos segundos. Después, hacé un barrido muy suavente con la mano derecha desde el cuello. Manteniendo tu mano izquierda sobre su colita (diez veces). Luego, con la mano izquierda abierta y los dedos separados "peiná" la espalda de arriba abajo (diez veces).
9. Cara
Cuidando de no taparle la visión, y con la yema de los dedos, hacé un masaje, desde el centro de la frente hacia los lados. Con los pulgares, presioná hacia arriba sobre el puente de la nariz y bajá por las mejillas en diagonal. Luego, hacé círculos alrededor de la mandíbula con las yemas de los dedos. Desplazate por las orejas, detrás de ellas y sobre la barbilla.
Cuidando de no taparle la visión, y con la yema de los dedos, hacé un masaje, desde el centro de la frente hacia los lados. Con los pulgares, presioná hacia arriba sobre el puente de la nariz y bajá por las mejillas en diagonal. Luego, hacé círculos alrededor de la mandíbula con las yemas de los dedos. Desplazate por las orejas, detrás de ellas y sobre la barbilla.
El origen del Shantala
En su paso por Calcuta, India, el obstetra francés Frederick Leboyer observó que cada tarde, una mujer llamada Shantal estiraba sus piernas sobre el suelo, apoyaba sobre ellas a su recién nacido y le practicaba una sesión de suaves masajes. Este médico quiso saber más sobre esos metódicos mimos. Entonces, descubrió que se trataba de una práctica del Ayurveda –medicina tradicional de la cultura hindú desde hace más de 5 mil años– que funciona a modo de comunicación intergeneracional: la madre se los practica a sus hijos hasta sus 6 años, cuando ellos ya son capaces de ofrecérselo a sus abuelos. Impresionado por sus efectos terapéuticos en el bebé, Leboyer llamó a este masaje "Shantala" en honor a la mujer y, bajo ese nombre, lo trajo a Occidente.
Experta consultada: Laura Pascuzzo, obstétrica. Directora de Panzas Arriba .
Por Cecilia Alemano
Fotos de Florencia Cosin
Fotos de Florencia Cosin
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