Tarot femenino: cómo activar el poder que hay dentro de cada una

Qué significa: el principio femenino por excelencia. Es la unión, el cierre del ciclo. Es haber logrado algo, aceptar que algo terminó, pero que también algo empieza.

Con qué nos conecta: con un deseo de abrirnos, de ser fecundas. Sabemos que podemos abrazar nuestro objetivo y deseamos que suceda.

Cuándo la invocamos: para que bendiga nuestros cierres y que el final sea lo mejor posible.

Cuando no está fluyendo: es no aceptar que una situación llegó a su plenitud, sino quedarse en la zona de confort.

Qué significa: llega después del arcano XIII, que sacó lo innecesario e hizo espacio para la circulación interior. Trae curación y templa las emociones.

Con qué nos conecta: con un lugar de estabilidad, sobre todo emocional. Con nuestra intuición y con el perdón.

Cuándo la invocamos: cuando necesitamos sosiego, es la calma después de la tormenta.

Cuando no está fluyendo: somos demasiado espirituales y es necesario tener los pies sobre la tierra. Hay una excesiva tendencia a la moderación.

Qué significa: una mujer que va al frente, que tiene poder y es muy show off. También es la acción sin experiencia.

Con qué nos conecta: hace latir nuestra energía emprendedora y hacedora.

Cuándo la invocamos: si necesitamos seguridad con algo nuevo, sea empezar un trabajo, convertirnos en mamás o nuestro primer día de manejo.

Cuando no está fluyendo: hay un interés exacerbado por lo material. Nos recuerda que apreciar la belleza es diferente a obsesionarse con ella.

Qué significa: está representada por una monja. No sabemos si está o no embarazada, pero está cubierta. Algo se está gestando.

Con qué nos conecta: con aquello para lo que nos estamos preparando, con lo que está pasando en nuestro interior.

Cuándo la invocamos: para trabajar la paciencia. No necesariamente se tiene que ver algo para asegurarnos que está pasando.

Cuando no está fluyendo: un estado de tristeza y soledad. Existe un miedo a salir al mundo, a romper el cascarón.

Qué significa: la mujer en su plenitud, desnuda, representa la fertilidad. No habla literalmente de embarazos, sino de dar a luz.

Con qué nos conecta: con nuestro ser poderosas y nuestras intuiciones. Nos pone a pensar en acciones o relaciones que tenemos que enfrentar.

Cuándo la invocamos: para enriquecer nuestro mundo y llamar a la acción. Para cumplir un deseo relacionado con lo femenino.

Cuando no está fluyendo: otorgar de más. Algo se contamina y puede ser el medioambiente o una relación.

Qué significa: la estabilidad y el equilibrio. Simboliza la toma de decisiones y, si bien va en busca de lo perfecto, su asimetría demuestra que lo perfecto no existe, es ilusión.

Con qué nos conecta: con mirarnos a nosotras mismas, con pisar el freno, con el momento presente.

Cuándo la invocamos: cuando buscamos el equilibrio en todas sus formas; desde lo más espiritual hasta lo más terrenal.

Cuando no está fluyendo: hay una sobrecarga de mala onda y rigidez resultado de la sobreexigencia.

Qué significa: la energía sexual en un espectro amplio: desde lo que hacemos en la cama hasta cómo encaramos un proyecto. Es canalizar lo que sucede, dejar fluir.

Con qué nos conecta: con el fluir de nuestra energía creativa y nuestra sensibilidad. Hay una mujer con un león que sale de su vientre: ¿cómo nos llevamos con esa bestia interior?

Cuándo la invocamos: conectate con ella para saber a dónde ir o empujarte para avanzar.

Cuando no está fluyendo: puede simbolizar un momento en que estamos pasadas y hacemos sin parar.

Qué significa: combina energía activa y receptiva: la muerte nos “chupa”, nos toma para volver al origen. Es ambigua, está presente la vida y la muerte.

Con qué nos conecta: con la transformación y el dolor que conlleva. Hace contacto con un cambio en nuestra forma de pensar.

Cuándo la invocamos: ¿sentís que es hora de cambiar de piel? Usala para cerrar, transmutar o soltar.

Cuando no está fluyendo: hay una negación a la transformación, a pasar a otro estado. ¿Existe algo o alguien que nos impide avanzar?

Qué significa: el arcano más surrealista, el mundo de los sueños y de la percepción. Es lo femenino que flota en el inconsciente colectivo.

Con qué nos conecta: va directo a nuestro inconsciente. Nos encontramos con lo que no tiene explicación. Nos conectamos con algo no revelado. Nos abrimos a la intuición.

Cuándo la invocamos: para que las aliadas femeninas vengan a ayudarnos, si necesitamos ponernos receptivas o bajar la racionalidad.

Cuando no está fluyendo: algo demasiado confuso. Hay una demanda excesiva.

Tomá la carta que querés tener como aliada (chequeá en la nota cuál necesitás) y ubicala en un altar. Ponele cristales o una velita y meditá con esta imagen. También podés tenerla como amuleto y dejarla debajo de tu almohada, al lado de tu compu o en el libro que estás leyendo. Tenela presente como referencia de una energía a trabajar. Si no querés elegir de manera consciente, sacá una carta del mazo y dejá que te acompañe.

Hacé una lectura acerca de cómo están funcionando las distintas energías, cómo el yin y el yang habitan en tu pulso diario, y dejá que fluyan.

1. Separá los arcanos femeninos de los masculinos.

2. Sacá una carta de cada pila.

3. Concentrate en el aspecto femenino que te acompaña hoy.

4. Fijate qué aspecto masculino te sostiene.

5. Entendé cómo el complemento de estas energías te ayuda.

Experta consultada: Dalia Fernández Walker, tarotista y fundadora de Somos Fe