Créditos: Corbis
Por Verónica Ocvirk
Y un buen día... te cansaste de trabajar en relación de dependencia. De los horarios estrictos. De tener a tu jefe soplándote en la nuca. De la falta de tiempo personal. De sentir, en última instancia, que los frutos de tu trabajo nunca te los llevás vos. Es entonces cuando la idea de convertirte en freelance empieza a rondar como una vía de escape: un panorama de libertad total sin patrones ni oficina y con la posibilidad de dar rienda suelta a ese espacio para la bohemia que durante tanto tiempo habías estado buscando. Ahora bien, ¿es esto realmente así? ¿Ser independiente implica una vida laboral fuera de presiones? En parte sí: de ahora en más, vas a ser vos quien maneje sus propios horarios, elija qué trabajos hacer y decida cuándo tomarse vacaciones. Pero también hay que decir que hay cierta "seguridad" a la que tendrás que renunciar: en la vida freelance nadie te garantiza un sueldo fijo, ni la cobertura médica, ni las vacaciones pagas, ni tampoco una indemnización. Estar al mando de tu vida laboral puede ser de lo más estimulante, claro, pero, como en tantos otros ámbitos, aquí nadie va a regalarte nada. Será la hora, entonces, de convertirte en la verdadera y única artífice de tu propio sustento.
Hacer números
Créditos: Corbis
Ser independiente implica que vas a tener que aprender a presupuestar, vender y cobrar tus propios trabajos. Sabé que, sin importar el tamaño, en todo negocio independiente hay tres aspectos que cumplir: calidad, precio y tiempo .
Ojo con los presupuestos. Si pasás números demasiado altos, nunca van a contratarte; si cobrás demasiado poco, vas a frustrarte al poco tiempo y hasta puede ser que generes cierta desconfianza sobre tu nivel de profesionalismo. Aquí, entonces, hay que afilar el lápiz y hacer un par de preguntas: ¿por cuánto dinero estoy dispuesta a hacer este trabajo?, ¿cuántas horas va a llevarme?, ¿qué gastos va a implicar?, ¿cuándo lo podré cobrar?, ¿aceptarlo me trae algún beneficio extra, como podría ser cierto prestigio?, ¿me une de antemano una relación con el cliente? Cuantos más ítems consideres, menos vas a equivocarte.
Fijá plazos reales. Es mejor prevenir ciertos imponderables que estar corriendo a último minuto para llegar a tiempo con una entrega. Jamás prometas "te lo hago para mañana" si sabés que un trabajo te va a llevar más de 3 o 4 horas. Es mejor fijar un plazo más largo y entregar antes que asegurar que estará todo en una semana y llegar luego con retraso.
Consultá a un contador. Cada actividad tiene su propio régimen, y seguro hay más de un modo de inscribirte y pagar tus impuestos. Es clave asesorarte y tener las cuentas en orden.
Trabajar en casa
Créditos: Corbis
Gracias a la tecnología, trabajar en casa empieza a ser cada vez más accesible: sólo habrá que tener en cuenta un par de tips para no morir en el intento.
Armate tu guarida. Buscate un lugar tranquilo y luminoso donde puedas sentarte a trabajar. Si no vivís sola, lo ideal es que no esté en un sitio de paso. Y también te conviene evitar el dormitorio: descansar en el mismo lugar en que se trabaja puede resultar poco conveniente. Andrea Mosquera, prensa & RR. PP., cuenta: "Al principio, me costó organizarme, pero hoy tengo mi rutina: sí o sí me levanto a las ocho de la mañana, aunque durante el día también aprovecho para ir a yoga o hacer algún trámite. Otra clave fue encontrar, dentro de mi casa, mi lugar: conseguí una silla cómoda, pinté un escritorio, pedí una línea telefónica y terminé creándome un rincón desde el que trabajar me resulta cómodo".
Pensá en el espacio de guardado. Todo dependerá de la actividad a la que te dediques, pero, en cualquier caso, proyectá un espacio donde poder acomodar tus archivos y otros elementos de trabajo de modo que no interfieran en tu vida cotidiana.
Invertí en tecnología. No escatimes en gastos a la hora de pensar en una buena computadora, disco rígido extraíble, teléfono celular, impresora y lo que sea que necesites para llevar adelante tus tareas de una forma profesional. Presupuestalo como una inversión inicial.
Organizarse
Créditos: Corbis
No responder a un jefe no significa no tener obligaciones: desde ahora, serás vos misma quien deba dar la cara por errores y atrasos, y acá no cuentan las excusas por enfermedad ni la demora por otro trabajo que se superpuso. Entonces...
Armate una rutina. Tener ciertos hábitos establecidos no te va a esclavizar, sino al contrario: va a ser útil para ordenarte y mantener el ritmo de trabajo. No importa si después te ves obligada a romperla: seguir cierta disciplina es igual que contar con una infraestructura que al principio cuesta, pero al cabo de un tiempo ya funciona sola.
Hacé listas. Una buena enumeración de las tareas pendientes definiendo las prioridades es algo simple, pero puede resultar más que provechoso. Nadie quiere estar dando vueltas en diez tareas distintas para que al final del día ninguna esté concluida.
Aprendé a "cortar". En su libro El balance perfecto , la ejecutiva Alejandra Calatayud cuenta que antes estaba pendiente de los mails cada sábado y domingo. "‘¡Es que tengo tanto trabajo!’, me justificaba. Y era verdad, porque escuchá esto: el trabajo nunca se acaba -asegura la experta-. No importa cuánto hagas. Mientras más correo contestás los fines de semana, más respuestas tendrás para el lunes. Un día, me dije: ‘Hasta aquí. No voy a ver un solo correo en todo el fin de semana, a ver qué pasa’. ¿Y sabes qué pasó? Nada. Todo lo que tenga que hacer, lo hago de lunes a viernes en mi horario de trabajo."
Ser tu propio líder
Créditos: Corbis
Trabajar de forma freelance es justamente eso: ser libre. Hacer el trabajo que querés porque te gusta y te motiva. A la hora de tomar las riendas, seguro te ayudará echar un vistazo a algunas de estas pistas.
Buscá la mejor forma de darte a conocer. En algún caso, te convendrá apelar a un blog o una página web; en otros, bastará con alguna que otra comunicación en las redes sociales. Eso sí: no hay publicidad mejor que un trabajo excelentemente hecho... y dejar luego que el boca en boca se encargue del resto.
Tené un plan "B" por si algo fallara. Las abuelas lo llamaban "tener los huevos en diferentes canastas", y de algo de eso se trata: contar con varias entradas de dinero diferentes para evitar que la caída de un contrato acabe con tus finanzas.
Entrá en contacto con otros que hagan lo mismo que vos. No siempre es cierto que la competencia es inevitablemente feroz. Encontrarte con colegas puede ser beneficioso para intercambiar puntos de vista o compartir trabajos que no te animes a encarar sola. Además, te vas a divertir y vas a sopesar la soledad que tantas veces aqueja a los independientes.
¡Vamos con esa actitud! Acá no vale victimizarse ni echarles la culpa a otros por todo aquello que no salió del todo bien. Tomá el protagonismo y, como sea, hacete cargo. De a poco, irán surgiendo nuevas habilidades de tu interior.
Espacios de trabajo
Créditos: Gentileza Areatres
Para las que se deprimen quedándose en casa o simplemente no tienen espacio físico para instalar su oficina (con todo lo que eso implica) en el 2 ambientes, está la opción de alquilar "espacios de trabajo flexible" por hora . ¿De qué se trata esto? Lugares como Areatres o Urban Station ofrecen oficinas para trabajar o reunirse ideal para trabajadores nómades digitales que no tienen su propio lugar.
El sistema, en ambos casos, es muy simple: entrás, elegís donde sentarte (si preferís algo más privado o una sala de reuniones), te conectás, te servís lo que quieras del coffee break y sólo pagás por el tiempo que te quedás.
Dependiendo del lugar podés elegir entre salas privadas, puestos de trabajo en áreas comunes, salas de reunión y de capacitaciones y también livings de trabajo. Lo mejor de la propuesta es la posibilidad de unir el confort y la informalidad del hogar, la productividad de una oficina y el estímulo de trabajar en un ámbito de intercambio y la experiencia del networking. ¡Todo en uno!
¿Te animás a cambiar de estilo de vida? Si ya te hiciste freelance, ¡contanos sobre sus pro y sus contras!
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