CORDOBA.- Hacia el oeste de la ciudad capital y luego de trasponer la juvenil Villa Carlos Paz, la ruta provincial 14 marca el ascenso al cordón montañoso de Altas Cumbres, desde cuya cima -Pampa de Achala, a unos 1200 metros- se divisa un territorio de particular belleza y encanto.
Es el valle de Traslasierra, uno de los destinos preferidos por miles de visitantes que anualmente renuevan allí la comunión con la pródiga naturaleza, una exuberante vegetación, el aire puro y, fundamentalmente, la cordialidad de sus habitantes.
Desde Carlos Paz hacia el Norte, y tomando por la localidad de Tanti, por medio de un camino consolidado en buenas condiciones de transitabilidad, Pampa de Pocho es la otra propuesta, aunque un poco más extensa. En el primer caso son 139 kilómetros de distancia y, por esta última, 187 kilómetros.
Para los que opten por las Altas Cumbres, el descenso por el sinuoso camino pavimentado propone como primera escala el principal centro turístico de la región, Mina Clavero, cuyo centro urbano se extiende sobre un áspero y ondulante terreno enmarcado por dos caudalosos ríos, uno de aguas frías y el otro templado.
La perla del valle
Dotada de una completa infraestructura en materia de hoteles, servicios, restaurantes, lugares para bailar, salas de juego y entretenimientos, Mina Clavero concentra cada temporada una importante cantidad de turistas. Los jóvenes son el grupo más numeroso y colman las calles por las variadas opciones de diversión que ofrece la localidad cordobesa.
En el día, las tranquilas calles son una invitación al sosiego y la contemplación, a una caminata reparadora lejos de las preocupaciones y el ajetreo ciudadano.
En las afueras del pueblo, las amplias playas cubiertas de arena que se extienden a lo largo del río Mina Clavero -poco antes de que sus cálidas aguas se mezclen con las frías del Panaholma- proponen una refrescante pausa y la promesa de generosas jornadas bajo los reconfortantes rayos solares.
Por la noche y antes de definir la propuesta más apta para transitar el camino hacia la madrugada, las cinco cuadras de la avenida San Martín se erigen en recorrido obligatorio para los forasteros, con las iluminadas vidrieras de numerosos negocios, ofreciendo una increíble diversidad de productos.
Completando el circuito no lejos de allí, la pequeña y vecina localidad de Cura Brochero sobresale por el agreste paisaje de su entorno y, al mismo tiempo, atesora testimonios del sacerdote José Gabriel Brochero, el Cura Gaucho , que dedicó toda su vida a la labor religiosa y a consolidar el desarrollo de esa bella comarca.
El itinerario se enriquece con otras poblaciones que contribuyen a delinear la postal transerrana, tal el caso de Las Maravillas, Las Rabonas, Los Pozos, Villa de las Rosas y Las Tapias, a los que se suma el pueblito con nombre de origen quechua, Nono, que significa senos de mujer , en referencia a la forma de los dos cerros que dominan las adyacencias. En medio de un paisaje prácticamente virgen y original, que aún no ha experimentado (o padecido) la intervención de la mano del hombre, Nono derrocha un excelente y soleado clima, junto a las tonalidades multicolores de sus alrededores y la posibilidad cierta de un reparador e imprescindible recreo.
Por sus inmediaciones discurre, serenamente, el río de los Sauces, formado por las aguas de los ríos Panaholma y Mina Clavero, con profusión de playas arenosas, lo que da lugar a numerosos balnearios abriendo la propuesta de un refrescante chapuzón junto con la posibilidad de practicar la pesca. A poca distancia del centro urbano, donde hoteles y hosterías privilegian la vista de las sierras, se encuentran dos espectaculares balnearios naturales: Paso de las Tropas y Los Remansos.
Para los amantes del turismo cultural, el Museo Rocsen exhibe alrededor de cinco mil piezas de antropología, arqueología, geología, armas, fósiles, piedras, minerales, otros objetos coleccionables e inesperadas curiosidades. La principal característica de Traslasierra son estos pueblos de generosos paisajes y propuestas para cautivar al visitante, donde todo invita a vivir intensamente la naturaleza.
Virgilio M. Pereira