Rutina de belleza facial: ¿cuál es la diferencia entre limpiar y exfoliar la piel?

Para que la limpieza sea confortable, la clave está en dar con el producto indicado, que dependerá de tu tipo de piel. Conocer el biotipo ayudará a elegir el vehículo más apropiado; una piel grasa, por ejemplo, necesitará un gel o algún producto que requiera agua para el enjuague, mientras que una piel seca requiere leches o cremas de limpieza. Hoy, los expertos proponen cambiar el chip y pensar de adentro hacia afuera, porque la piel es el reflejo de muchas patologías y alteraciones que suceden a nivel interno. No tiene sentido invertir en los mejores productos si el colesterol está alto, la insulina también, etc. Si comés muchos hidratos y azúcares, seguramente tu piel sea más oleosa y hasta pueda tener algunos granitos; cuando hay un alto consumo de carnes y lácteos, la piel puede estar más irritada, sensible y proclive a las alergias. Todo eso repercutirá en el modo de limpiarla y cuidarla.

Con el invierno y asoman los peelings; estos tratamientos hacen mucho más que barrer con las células muertas de la piel o tratar patologías, la mayoría de las veces se realizan para mantener el buen aspecto en las pieles sanas. Por eso, todos los tipos de piel necesitan al menos un peeling al año, porque el estrato córneo –la capa cutánea más superficial– tiende a engrosarse, lo que se traduce en mayor opacidad, poros dilatados, puntos negros, etc. Si bien todos limpian en profundidad, unifican el tono, mejoran la textura y aportan luminosidad, existen diferentes tipos y en distintas concentraciones según los objetivos a lograr. Supongamos que el sol veraniego dejó souvenirs en tu piel e hizo que luzca fotoenvejecida, podés optar por el criopeeling. La técnica consiste en rociar sobre la piel nitrógeno líquido con una pistola especial durante 15 segundos, así se estimula su renovación celular y se atenúan manchas y cicatrices. Tené en cuenta que estas exfoliaciones químicas deben realizarse bajo control médico, los especialistas determinarán cuál es el activo indicado para cada paciente –ácido glicólico, tricloracético, salicílico, etc.– y en qué proporción usarlo. Puede llevarte desde unos pocos minutos hasta una hora. Al salir del consultorio, la piel se siente más sensible y es normal que se irrite y hasta pique, pero la recuperación también es variable; en algunos casos, unas horas alcanzan para que los síntomas alivien, y en otros, perduran por días. Como la radiación solar está 100% contraindicada, los peelings –sobre todo los más intensos– solo pueden realizarse en época invernal. Una vez realizado el tratamiento, aunque no salgas de tu casa e incluso si llueve, deberás usar protección solar +50 y renovarla cada dos horas.

Seguro tenés en tu kit de skincare alguna crema granulada o exfoliante. Estos productos trabajan de forma mecánica, desprenden suciedad y células muertas al frotar, pero su acción es superficial. Solo los químicos llegan en profundidad a todas las capas de la piel. Además, vienen con yapa; según el ácido elegido, aportan otros beneficios: el ácido tricloroacético se indica en el tratamiento de marcas, manchas y pequeñas arrugas; el salicílico combate y previene la aparición de acné; para aportar luminosidad se indica el ácido láctico, etc. ¿Y qué onda las tiritas tipo peel-off, que remueven los puntos negros? Si bien limpian el poro al instante, este se vuelve a llenar de impurezas y de sebo. Por eso, es clave equilibrar la actividad de la glándula sebácea mediante una rutina de skincare indicada por un dermatólogo.

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