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Conocé las campañas que defienden el derecho de las mujeres a mostrar las tetas

La imagen femenina se censura y se moraliza en las redes. Cómo lograr que se muestre al natural y sin distorsiones de una vez por todas.




¿Qué sería de nosotras si hiciéramos lo que "se supone" que debemos hacer? Sin remitirnos a luchas históricas como el derecho al voto o la inserción laboral femenina a gran escala, no, estamos hablando de algo más chiquito, pero no por eso menos importante. Hablamos de esas veces en las que a las mujeres –desde los medios o las redes sociales– nos dicen cómo debemos mostrarnos, qué "podemos" exhibir y qué no, cómo vestirnos o comportarnos.

¿O no tenés una amiga a la que Facebook le hizo sacar una foto en la que amamanta a su bebé? Claro que esto lo sufren tanto mujeres que suben a una red social una foto de su parto como famosas a las que se las critica por "estar grandes" para usar un escote, como les ocurrió a actrices como Susan Sarandon o Inés Estévez.
El caso reciente de Liberté Chan, la meteoróloga a la que obligaron a ponerse un saco para taparse mientras daba el pronóstico del tiempo en un noticiero estadounidense, fue una de las mechas que encendieron la polémica, una vez más, ante la mirada moralizante y correctiva sobre los modos en que el cuerpo de la mujer se expone.
Si bien podemos hacer muchas cosas a nivel colectivo, empezar por convencernos a nosotras mismas de que nadie puede decirnos cómo vestirnos es un buen comienzo. Ante la mirada inquisitoria de los demás: ¡sacá pecho, nena! Nadie debería intervenir en las formas en que tenemos ganas de lookearnos para sentirnos plenas. La independencia también pasa por liberarnos de lo que piensen los demás.

Sexy vs. natural

Hay muchos motivos para pensar que desde la mirada dominante se promueve lo sexy de la mujer, mientras que lo natural se ve censurado. ¿Por qué? Porque se presupone –consciente o inconscientemente– un destinatario varón y todo lo que no complazca este deseo –que admite el cuerpo de la mujer en tanto objeto sexual, pero no como un todo– es desalentado. Cicatrices, pelos, menstruación y la teta con fines ligados a lo maternal son aspectos que hacen a la mujer como un todo, pero que carecen de connotaciones sexuales.
Uno de los casos más emblemáticos –y que incluso fue el tema de una de las editoriales ohlaleras– es el de Rupi Kaur, la poeta que vive en Canadá. Instagram borró dos veces una foto suya en la que se la veía descansando en la cama, y en su pijama y sus sábanas podía notarse la mancha roja de su menstruación.

Lo mismo pasa con otras tantas imágenes de mujeres que, orgullosas, quieren compartir con sus contactos el momento en que alimentan a sus bebés dándoles el pecho: también fueron censuradas. Ya lo denunció la ejecutiva Lou Burns hace dos años, a la que en un exclusivo hotel de Londres le pidieron que se tapara con una servilleta de tela mientras amamantaba. La imagen con el bebé envuelto en la servilleta recorrió el mundo. Le ocurrió también a la periodista María Julia Oliván en Twitter, y a Florencia Raggi, a quien Instagram le borró una foto en plena situación de posparto, junto a su hija recién nacida.
Lo paradójico de estas prohibiciones es que imágenes de mujeres casi desnudas para publicitar ropa interior o para bailar en un programa televisivo del prime time están socialmente aceptadas. Pero cuando el desnudo tiene fines autónomos y no ligados a lo sexual, aparece el pulgar para abajo.
Precisamente esto dejó en evidencia la modelo estadounidense María Corry con un simple gesto, que no tardó en viralizarse: luego de ser reportada en varias oportunidades por subir a Facebook brelfies (como se denominan las selfies de mujeres amamantando), colocó en lugar del pecho una imagen de una modelo de Victoria’s Secret… mostrando las lolas, pero en un sensual corpiño.

Joven vs. vieja

Sin embargo, si nos detenemos en otros ejemplos, pareciera que no todas pueden darse el lujo de ser sexies, ni en todas las ocasiones. Si no, miremos las impiadosas críticas que recibió Susan Sarandon durante la gala de los premios del Sindicato de Actores a principio de año. Twitter estalló y llovieron las críticas al ver el pronunciado escote de la actriz, que con 69 años luce su figura de modo desprejuiciado.

Algo parecido le ocurrió a Inés Estévez, quien el año pasado respondió a las críticas de un vestido escotado que usó en un evento subiendo a Facebook una foto de sus lolas al natural acompañada por una inteligente carta en la que proponía a sus detractores "aceptar la armonía de cada singularidad, evitar la tiranía de la eterna juventud, vivir y dejar vivir". Porque... ¿quién determina que a cierta edad ya no se pueden mostrar determinadas partes del cuerpo? ¿Y qué pasa cuando una mujer, desafiando los límites de vaya a saber qué moralina, disfruta de su sensualidad?
El problema de fondo pareciera ser la independencia de la mujer: en este caso, de la mirada de los demás. Si bien suele promoverse la hipersexualización de la figura femenina, parece estar determinado de antemano cuándo, dónde y cómo esa sensualidad puede manifestarse. El ser "mayor" y sexy pareciera no encajar en los parámetros con los que somos miradas. Y todas estas condiciones están asociadas a una mirada masculina, no a la nuestra (¡aunque en muchos casos –admitámoslo– seamos las mismas mujeres las que criticamos!).

Empezá por vos

Como casi siempre, lo mejor es mirar nuestros propios comportamientos y actitudes. Primero que nada, lookeándote como se te antoje, para conformarte a vos y no a los demás. Por otro lado, dejando de mirar con recelo a la que decide lucir sus canas, sus escotes, su femineidad, de otra manera que no sea la tuya.
Scout Willis

Scout Willis

Por ejemplo, Scout Willis, la hija de Demi Moore y Bruce Willis, manifestó luego de que Instagram borrara en reiteradas oportunidades fotos en las que aparece en topless caminando y haciendo las compras por las calles de Nueva York: "Mi comodidad con mi cuerpo no debería estar dictada por lo que otros perciben de mí. Sin embargo, no quiero forzar a nadie con esto. Si no les gusta lo que ven, simplemente dejen de seguirme". Contundente.

Campañas virales

En todo el mundo, a nivel colectivo, algunas campañas y spots más que interesantes promueven terminar con la censura en las redes y abogar por la independencia femenina en todas sus formas:
#FreeTheNipple (liberen al pezón): ante el hecho de que en 35 de los estados que componen EE. UU. es ilegal no llevar remera e incluso amamantar en público –y en los menos tolerantes, hasta puede implicar la cárcel–, este movimiento, que aboga por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, crece día a día de la mano de celebrities como Miley Cyrus, Cara Delevingne, Liv Tyler y Lena Dunham, y ya filmaron una peli. Tienen 248.000 seguidores en su Instagram (@freethenipple) y 170.000 en Twitter.
TetasXTetas: las políticas de privacidad de las redes sociales permiten que se muestre la tetilla de un varón pero censuran el pezón. De hecho, Instagram llegó a borrar la foto de una torta cuya forma se asimilaba a la de una teta. Desafiando estas normas, el Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (MACMA) lanzó este año una ingeniosa campaña en la que expone lo ridículo de estas censuras, que no eximen ni siquiera un video sobre cómo realizar un autoexamen mamario. Lo resolvieron haciendo el autoexamen con las tetillas de un varón. Genial.

Micromachismos:un diario español (eldiario.es) les dio lugar a los machismos cotidianos de los que las mujeres somos víctimas y creó un blog para recoger testimonios, además de una cuenta de Twitter para visibilizarlo (@micromachismos_). Además, hicieron algunos spots en los que hacen hincapié en las desigualdades que trae aparejado ser mujer, incluyendo situaciones como no ser escuchada en una reunión de trabajo por llevar un escote.
Deliciosa calma: otro spot viral, creado ante el dato de que el 66% de las mujeres en España se sienten estresadas por cómo se las ve. Protagonizado por Carmen Maura, María Barranco y Rossy de Palma –que hace 28 años fueron las Mujeres al borde de un ataque de nervios–, se llevaron a cabo cenas en un restaurante para intercambiar experiencias. ¿Algunos de los platos? "No he ido al gimnasio porque no me ha dado la gana" o "Sigo sin pareja estable y me la resbala, acompañado de tengo patas de gallo y qué" .
Cara Delevigne Instagram

Cara Delevigne Instagram

Evidentemente, si bien hay muchos elementos culturales a modificar, la buena noticia es que hay mucha gente pensando en estos temas y haciendo cosas para que esto se revierta. Ningún cambio se da de un día para el otro y el hecho de poder repensarnos es, sin dudas, un buen comienzo. •
Expertas consultadas: Natalia Gherardi, Directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), Laura Masson , Dra. en Antropología Social. Docente e investigadora del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad de San Martín.

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