Gracias, mil gracias

Hace tres años, desde este mismo lugar, te invitábamos a formar parte de un círculo de mujeres despiertas. De una nueva comunidad femenina que estaba asomando, tímida, a un mercado hipercompetitivo. No teníamos las cosas muy claras (ahora, por suerte, tampoco). Lanzamos diciendo: "OHLALÁ!, te va a sorprender". Y las sorprendidas somos nosotras: estamos vendiendo 60 mil revistas por mes, tenemos 50 mil fans en Facebook, un millón de usuarias únicas por mes en la web, crecimos un 33% en el último año, ganamos el premio Jerry Goldenberg a la Excelencia en las Comunicaciones en 2010 y la lista puede seguir, pero tampoco queremos que piensen que no tenemos abuelas.

Nos va bien. Y estamos felices por eso.

Un amigo publicista me dijo: "Flaca, ¿qué pasa con OHLALÁ!? Los clientes me piden: ‘Lo quiero como OHLALÁ!, quiero que la chica se ría como en OHLALÁ!, que sea creíble como en OHLALÁ!, que el fotógrafo use la luz OHLALÁ!’". Y la remató con una pregunta: "¿Cuál es el secreto?". Me quedo pensando si existe un secreto y me vienen imágenes de Sole, Carol, Viole, Bere, Ale, Euge, Ani, Paula y Ferni. Todas las ohlaleras del staff fijo. Y el secreto, sin duda, está ahí, en que somos un grupo de mujeres comprometidas con lo que hacemos. Dicho así, suena chiquito, trivial, sin sentido. Parecería que la palabra "compromiso" no alcanzara para reflejar las ganas, la garra, la pasión y el profesionalismo con el que trabaja cada una de mis queridas ohlaleras. Nos dicen los que saben que la clave está en que creamos una revista con "mística". Y eso sólo es posible si estamos enamoradas de lo que hacemos. Doy fe: estamos enamoradas.

Nos toca ser el núcleo de un círculo que no deja de extenderse. De una comunidad de mujeres que "ya se dio cuenta". Como medio de comunicación, agradecemos la oportunidad de brindarles (y brindarnos) herramientas que nos conduzcan a lograr una mejor calidad de vida.

Las invito a seguir despiertas y a dejar en el pasado los miles de años que estuvimos dormidas bajo un sistema patriarcal. Tomemos conciencia de nuestro ser sagrado, despertemos juntas la energía femenina que habita en cada una de nosotras para que se conecte con la masculina y, así, equilibrar el universo.

Gracias, queridas lectoras, por estar ahí, por enseñarnos y acompañarnos durante estos tres años. Nuestro desafío es seguir sorprendiéndolas.