Incorporá la teoría fractal a tu vida
Una visión innovadora que te propone aplicar en micro lo que querés en macro. Observá que sos parte de la matemática perfecta de este universo.
21 de agosto de 2014
Créditos: Inés Auquer. Arte de Ana Pagani. Realización de Diego A. Martínez. Estilismo de Josefina Rivero.
No es ninguna novedad: la vida moderna, tal como la entendemos hoy, es muy compleja. Nuestra mente se las ingenia para simplificarla, quizá para que sea más fácil transitarla. En nuestra conciencia, el mundo se nos presenta como un sistema lineal, más o menos ordenado, en donde el lenguaje construye un relato de quiénes somos y qué hacemos. Pero si nos detuviéramos por un momento y nos dieran una lupa gigante para mirar esa línea –que a simple vista parece una sucesión perfecta de puntos–, nos deslumbraría descubrir que esa "línea" no es tal. Y que, al hacer zoom, en su diseño aparecen miles de curvas, de recovecos, de pequeñas y minúsculas complejidades. Esto mismo es lo que sucede en la naturaleza: la experiencia de mirar en un microscopio un copo de nieve o la hoja de un helecho comprueba que en su interior los objetos están formados por patrones diminutos e idénticos, que al unirse y "clonarse" dan origen a eso que llamamos materia. Explicado simple y en pocas líneas, de eso se trata la teoría de los fractales. Si bien este concepto procede del campo de las matemáticas –lo propuso el matemático Benoît Mandelbrot en 1975–, la idea no es que te pongas a estudiar geometría, sino que puedas utilizar este tipo de pensamiento en tu vida cotidiana para mejorar tu calidad de vida. Suena loco. O difícil. Pero para las mujeres especialmente, es una habilidad que está en sintonía con nuestra natural "visión de radar". Sí, somos mucho más sensibles que los hombres a la hora de captar la totalidad –¡por eso el multitasking nos sienta tan bien!–, mientras que ellos, con su "visión de túnel", suelen tener un enfoque más directo sobre un solo tema.
¿Podemos pensar entonces lo que queremos o lo que nos rodea en términos de fractales? Sí, es una visión innovadora y también muy sencilla de poner en práctica. Con cosas de tu día a día. Con tus deseos a corto o largo plazo. Porque cada vez más, la complejidad de la vida nos exige nuevos y mejores mapas para recorrerla. Y si nos quedamos con el relato lineal que construye nuestra mente, nos estamos perdiendo lo mejor del viaje: el presente y sus matices. Por eso, te proponemos que con los fractales te ubiques y puedas encontrar el "dibujo" que va con vos, ese que te hace ser quien sos y que te conecta con lo que querés lograr.
¿Qué son los fractales?
El término viene del latín fractum y significa "quebrado, fracturado". A la hora de buscarlos en la naturaleza, los científicos descubrieron que las nubes, un cordón montañoso, las líneas costeras o incluso el sistema circulatorio del ser humano están basados en un modelo fractal. ¿Qué es lo que distingue a un fractal? Su irregularidad por un lado –que le impide ser definido como una forma geométrica tradicional– y su capacidad para ser "autosimilar", esto es, que su forma está compuesta de las réplicas más pequeñas de su propia forma. Parece un trabalenguas, pero hay un ejemplo que lo ilustra claramente: ¿alguna vez miraste a través de un caleidoscopio? Esas imágenes –podés googlearlas si nunca las viste– que se descomponen, se unen y se vuelven a recomponer en otras más grandes o más chicas son fractales. No es necesario entrar en mayores detalles académicos para empezar a entender la relación que estos hipnóticos dibujos pueden tener con la psicología y la manera de cambiar la percepción que tenemos de nuestra propia vida.
Pensemos ahora los fractales como ideas. Imaginemos una idea grande, un deseo o un proyecto que quieras lograr. "Quiero descansar más". "Necesito encontrar más tiempo para compartir con mis hijos". "Me gustaría ser menos ansiosa". "Quiero dejar de trabajar en relación de dependencia y volverme freelance". "Quiero tener una pareja". No importa la naturaleza de esa idea, porque, de hecho, los ejemplos pueden reemplazarse con lo que vos quieras. Lo que importa es cómo percibís esa idea en tu mente. Con un pensamiento de tipo lineal, nuestra conciencia "arma" que vos tenés que ir de A hacia B. Hay un punto de partida (A) y hay un objetivo (B); en el medio, hay una serie de pasos para llegar de un punto a otro. Visto así de grande, parece inabarcable. Lejano. Y eso, en definitiva, termina tensándonos y generando un estrés que nos hace sentir todo como un obstáculo, simplifica nuestra vida y resalta siempre lo que falta. Para un proyecto de corto plazo, quizás este sea un buen mecanismo, pero si usamos este mismo modo de pensar para el largo plazo, podemos hacernos daño o sentir que nuestra vida se achata, porque pareciera que corremos sin alcanzar jamás la tan ansiada zanahoria.
Créditos: Inés Auquer. Arte de Ana Pagani. Realización de Diego A. Martínez. Estilismo de Josefina Rivero.
Pero con el modelo de pensamiento fractal, vos podés pensar que eso tan enorme se duplica en una escala menor en su interior. Hay que desarmarlo y deconstruirlo internamente para que empiece a "verse", para que se arme esa imagen pequeña y manejable: si querés más descanso, no creas que te tiene que llegar la oportunidad del "año sabático" para que se haga realidad. Proponete mirar con lupa en el interior y armar esos pequeños, mínimos fractales de descanso cotidianos. Todos los días. ¿Cómo? Durmiendo las horas necesarias. O más chiquito todavía: reviviendo en tu mente la sensación de descanso, imaginándolo. O quizás haciendo un break al mediodía en tu trabajo y saliendo a caminar media hora. O llegando a tu casa y apagando el celu hasta el día siguiente. Incluso pensá en esos placeres que solo te das durante las vacaciones y que podés ir colando en tus rutinas: ¿qué tal si te proponés leer un rato todos los días, aunque sea diez minutos, apenas te levantás o antes de ir a acostarte? Pensalo al revés, porque la acumulación de esos minigestos, que se van "clonando", asociándose unos con otros, va armando algo más grande, casi sin que te des cuenta. Los fractales te ayudan entonces a registrar lo complejo del mundo que nos rodea y sirven para acompañar y cuidar al "yo que vivencia"; esto es, encontrar los premios de la vida durante el camino y no en la línea de llegada.
¿Cómo armar tu fractal?
Para poder vivenciar esta teoría, es necesario animarse a atravesarla y volverla una herramienta práctica. Es responsabilidad de cada una construir y sostener un modelo fractal propio. ¿Por dónde empezar? ¿Cómo producir entonces en chiquito ese dibujo lleno de matices en que consiste nuestra vida? ¿Cómo armar esa "semilla" de lo que querés?
Elegí sobre qué área de tu vida te querés parar para armarlo. Hacé un examen consciente acerca de cuál es el aspecto sobre el que necesitás trabajar hoy. Y revisalo junto con tus valores. ¿Qué es lo que más valorás? Puede estar vinculado con la relación con tus hijos o familia, puede tener que ver con tu trabajo y tu desarrollo personal, con la salud, el bienestar físico y/o emocional, el sentido de la vida o incluso tu vida en pareja o el vínculo con tus amigos
Hacé un check-list mental. Una vez que ya tenés el área, fijate o sentí qué cosas te pueden estar faltando para sentirte plena. Tené en cuenta lo que ya tenés y valorás, para que no desaparezca. ¡Y ojo!, nuestro cerebro alarmista va a encender seguramente algunas alertas (para eso está diseñado), pero concentrate en observar y evaluar tu presente con atención, porque en eso que tenés hoy está la semilla de lo que querés.
Definí tu fractal. Para hacerlo, es clave identificar cuál es el "mínimo común denominador" de eso que deseás. Si querés sumar alegría en tu vida, o si te propusiste armar una rutina menos sedentaria, fijate con qué acciones podés ir "metiendo en chiquito" eso que te falta. Por ejemplo, para sumar cordialidad, quizás alcance con ensayar sonrisas cuando te cruzás con desconocidos por la calle. O hablando en un tono más suave de voz. O cediéndole el lugar a alguien en la cola del súper o en el colectivo. Así, con estos gestos, se va armando una "formita" que luego vas a poder clonar donde la encuentres, ampliando los territorios y generando una realidad cada vez mayor.
Prepará tu cerebro para encontrar lo que busca: nuestra mente responde a un efecto que tiene nuestra memoria denominado priming (o anclaje). ¿En qué consiste? Básicamente, se trata de exponernos a estímulos que tengan que ver con la respuesta que queremos obtener. Casi uno de los principios básicos de la famosa "ley de atracción"; si nos pensamos ya siendo acreedoras de eso que queremos, le estamos sumando la sensación de la experiencia, acercándonos así a concretarlo. ¿Por qué? Porque así lo vamos a reconocer vivencialmente, en lugar de sentirlo un objetivo lejano y glorioso. Siempre lo repetimos: el éxito tiene un buen lejos. El desafío, entonces, es forzarnos a aprender el "éxito habitado", con sus complejidades y consecuencias.
Confiá en la fuerza de la iteración: es una de las claves de la teoría de los fractales. Como si se tratara de entrenar un músculo en el gimnasio, el fractal que decidas tiene que repetirse a conciencia. Pensá que todas tus rutinas y hábitos son, en definitiva, modelos fractales que te "sostienen" porque permiten que tu cabeza vaya en automático y así puedas dedicarte a otra cosa. La repetición retroalimenta y tiene un efecto multiplicador. Y vale para cualquier área de tu vida –¿acaso nunca escuchaste que para "tener MÁS sexo, hay que tener sexo"?–.
Créditos: Inés Auquer. Arte de Ana Pagani. Realización de Diego A. Martínez. Estilismo de Josefina Rivero.
Dialogá entre el corto y el largo plazo. El modelo de pensamiento fractal se contrapone con el pensamiento lineal en dos aspectos fundamentales: espacio y tiempo. Porque en la vida existen varias causas para explicar lo que nos sucede, pero nuestra mente lineal solo registra una –esto es lo que los expertos han dado en llamar monocausalitis, como burlándose de esa disposición de nuestro cerebro a buscar una sola causa, como si nuestra conciencia estuviera inflamada–. Mientras tanto, en la dimensión temporal, el tiempo también es fractal. Nuestro pensamiento lineal insiste en construir el tiempo como una línea recta que va desde el pasado hasta el futuro, pero los científicos que estudian la teoría del caos señalan que es mejor reemplazar esa línea por una figura compleja de dimensión fractal. Pensándolo así, el tiempo es una sucesión de microeventos –ahora mismo, mientras leés esta nota, alrededor tuyo hay infinitos microeventos que quizá no estés registrando, como el ritmo de tu respiración o la temperatura que varía en tu cuerpo–. Ese es el verdadero ritmo de la vida. Pero al mismo tiempo, para llevarlo a cabo, necesitamos contar con un "horizonte temporal realista", que nos ponga ciertos límites y que nos permita el valor para afrontar "lo chiquito" con la confianza de que una figura más grande se va a ir gestando sola. Muchas veces, nos parece que solo podemos abarcar un suceso por vez y nuestros deseos quedan postergados: querés escribir, pintar o cultivar una huerta, pero la excusa es que "no tenés tiempo". Pero la verdad es que el único tiempo que tenemos (y que necesitamos) es el tiempo fractal del que disponemos en el presente. Sí, hoy mismo.
Efecto colateral: mindfulness
Con el modelo fractal, vas a estar haciendo pequeñas acciones cotidianas que te van a conectar con lo más real de tu vida. Son cosas muy simples que vitalizan la individualidad de cada encuentro con los otros y la frescura de cada día. Y acá pareciera estar la clave. Los fractales te abren a una sensación de registrar más, de estar más despierta y consciente, atenta a los detalles, a vos y a lo que te rodea, dejando entrar las señales de lo que te está faltando y de lo que tenés. De alguna manera, te dan una mayor habilidad para desarrollarte en tu vida. Quizá suene muy simple, pero es mucho más serio de lo que parece, porque es lo que te pone en contacto con la vida. Para terminar, un vintage; como dice Joan Manuel Serrat: "Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así".
¿Conocías la teoría fractal? ¿En qué aspectos de tu vida te gustaría incorporarla? Aprendé más sobre el mindfulnessy encontrate con vos misma.
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