¿En qué se diferencia una persona de una marca?
La empresaria y consultora de investigación y tendencias Ximena Díaz Alarcón nos ofrece algunas pautas para crecer en tiempos de saturación de tecnología e información. ¿Cómo podemos destacarnos?
23 de febrero de 2023
¿Qué necesitás para convertirte en una marca? - Créditos: Getty
¿En qué se diferencia una persona de una marca? Las personas pueden ser nuestras amigas, nos pueden cebar mate, acompañarnos al dentista si nos da miedo y darnos una mano en la mudanza. Las personas nos entienden y nos prestan un hombro cuando estamos mal. No hay con qué darles a las personas. Las marcas, por otra parte, no nos pueden ayudar en la mudanza o ser nuestras amigas. ¿O sí?
Las marcas se esfuerzan en y trabajan para comunicar u construir una serie de valores, su estilo de vida, sus expectativas y su visión del mundo. De igual manera, las personas eligen una forma de vestirse, una ideal político o religioso y —hasta cierto punto— una forma de hablar.
Es así que las marcas y las personas empiezan a parecerse. Y si bien las marcas tienen muy en claro como parecerse a personas, a las personas nos cuesta mucho más pensar como una marca. Bienvenidos, entonces, a la era de la marca personal.
¿Cómo transformo una persona en una marca?
1
¿Qué es lo que quiero decir?
Debo tener en claro cuál es mi mensaje clave. Si vendo helados, “mis helados son los mejores por XXXX”. Si hago ropa: “Mi ropa es la más duradera”, si hago maquillaje: “Calidad a precio bajo”. Lo que sea. Esa idea debe ser consistente a lo largo de toda mi comunicación.
2
¿A quién le hablo?
No es lo mismo hablarles a teens que a amas de casa, que a señoras jubiladas. No es lo mismo hablar de los desafíos de la menopausia de qué ponerse para el Lollapalooza. Entender a mi público es fundamental: si lo entiendo, comprendo sus problemas y, por lo tanto, soy relevante.
3
¿Desde dónde hablo?
Todos tenemos una personalidad. Mi marca personal, también. Y es fundamental que no sea una impostura: si soy bromista, ese tono deberá estar en mi marca. Si soy serio, lo mismo. Si soy chic, todo lo que haga deberá ser chic.
4
¿Cuáles son mis valores y punto de vista?
Contar en qué se cree y la forma de ver el mundo tiene como gran desafío la necesidad de una mayor coherencia al comunicar: se trata de vivir genuinamente esos valores y no solo de “declararlos”.
5
El diseño es todo
Si antes de una reunión laboral nos bañamos y ponemos perfume, una marca también tiene una imagen y un diseño. Trabajemos con diseñadores gráficos para logos y posteos en redes. Sí, sí, todos tenemos el sobrino de un amigo que es un amo del Photoshop, pero mejor alguien que sea un pro (y que no sea carísimo).
6
Publique, mide, enjuague y repita
Para poder ejecutar una marca, tenemos que saber qué funcionó y qué no. Para eso debemos medir cada idea: cuántos clientes trajo, cuánto fue compartido ese posteo, qué comentarios tuvo esa foto. Lo que no funciona, se descarta. Lo que funciona: más de lo mismo y entender por qué funcionó.
En resumen, en un mundo donde abunda la tecnología y donde la información está a un clic de distancia, paradójicamente lo que crece es el valor de lo humano, tanto se trate de personas como de marcas. Porque, después de todo, detrás de una marca personal está siempre lo más importante: una persona que quiere contar algo y otra que escucha.
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