"El trabajo deja de ser prioridad", así se verá el ámbito laboral en el futuro en Argentina según un estudio

Antes de 2020, el 74% de los argentinos trabajaba de forma presencial. Hoy, esa cifra se redujo al 9%, mientras que el modelo híbrido acapara el 76% de las modalidades actuales y es también el preferido por el 78% de los encuestados. Solo un 3% elegiría volver a un esquema totalmente presencial. Esta transformación no es solo logística, sino también cultural. El trabajo híbrido permite a los empleados organizar mejor su tiempo, equilibrar la vida personal y profesional, y ganar en autonomía. Pero no todo es positivo: muchos critican la falta de claridad sobre los días presenciales y la escasa autonomía real sobre las decisiones. De hecho, el 48% afirma que la modalidad y frecuencia de trabajo la impone la empresa.

El 54% de los trabajadores argentinos reconoce tener frustraciones en su empleo actual. El salario, como es habitual, encabeza el ranking (12%), seguido por la falta de flexibilidad (7%) y el escaso foco estratégico de las organizaciones (6%). Cada generación vive estos malestares de manera distinta: los Centennials se sienten particularmente afectados por la falta de autonomía, los Millennials por la carga laboral y la falta de reconocimiento, y la Generación X por la ausencia de influencia en la toma de decisiones.

Pese a estas insatisfacciones, el trabajo híbrido continúa siendo el modelo mejor valorado. En contraste, el trabajo presencial arrastra los peores indicadores en cuanto a impacto en la calidad de vida, tiempo personal y relaciones familiares.

Los datos revelan un cambio de paradigma: la modalidad de trabajo y la flexibilidad horaria se ubican casi al mismo nivel que el salario al momento de evaluar un nuevo empleo. El 93% considera el salario como un factor crucial, pero el 87% valora la modalidad de trabajo y el 86% la flexibilidad horaria. A su vez, el 71% de los encuestados considera la flexibilidad como una condición no negociable.

Este fenómeno se traduce en un mercado laboral más móvil: el 57% de los encuestados recibió o buscó nuevas ofertas de trabajo en los últimos 12 meses, aunque un 49% decidió mantenerse en su puesto actual. La satisfacción plena sigue siendo esquiva: solo un 18% se declara completamente conforme con su empleo.

Aunque parece cosa de un pasado lejano, la pandemia dejó una marca indeleble en la relación con el trabajo. Para el 66% de los participantes, sus prioridades cambiaron radicalmente, priorizando la vida personal y el bienestar. Esto impacta en la percepción general del trabajo: un 73% de los Millennials y un 67% de los Centennials cree que su modalidad actual de trabajo mejora su felicidad y satisfacción laboral. La calidad de vida también se ve positivamente influida, especialmente en el modelo híbrido, donde el control del tiempo y la disminución del estrés son ventajas decisivas.

Asimismo, la creciente conciencia sobre la salud mental impulsa a las empresas a replantear su cultura organizacional. Se habla cada vez más de "felicidad corporativa", no como eslogan, sino como estrategia: reducir el ausentismo, mejorar el clima laboral y aumentar el compromiso son hoy KPI’s en los departamentos de Recursos Humanos.

Los líderes y los equipos de Recursos Humanos no están exentos de tensiones. La gestión del cambio, la definición de políticas híbridas y el equilibrio entre oficina y trabajo remoto son algunos de los principales desafíos. A esto se suman problemas clásicos como el desajuste entre las expectativas salariales y la realidad del mercado, especialmente en un país con alta inflación.

Desde la perspectiva de los líderes entrevistados, las principales dificultades radican en delegar eficazmente, motivar al equipo y sostener la productividad sin controles presenciales. También se visibiliza la soledad en la toma de decisiones, la falta de procesos claros y la necesidad de desarrollar habilidades blandas.

A nivel de género, se destaca que el 53% de los puestos de liderazgo están ocupados por mujeres, un dato que, aunque alentador, aún no refleja la realidad del país en general. La diversidad también aparece como una deuda pendiente: se valora, pero todavía no se traduce plenamente en estructuras equitativas.

El estudio también indaga en las transformaciones emergentes que ya están reformulando el futuro del trabajo:

• Inteligencia Artificial: el 44% ya la utiliza, y el 90% cree que tendrá un impacto positivo en el mercado laboral.

• Semana laboral de 4 días: aunque el 88% la aprueba, solo el 6% la experimenta actualmente. La resistencia cultural y la legislación laboral siguen siendo obstáculos.

• Nomadismo digital: un 72% de los argentinos se muestra interesado en trabajar desde cualquier lugar del mundo, aunque solo el 8% lo hace hoy.

Estas tendencias, sumadas a la necesidad de propósito y sentido en el empleo, delinean un nuevo contrato social entre empresas y empleados, más centrado en la persona y menos en el control.

El estudio concluye que el éxito organizacional ya no depende solo de estructuras sólidas o beneficios tangibles, sino de la capacidad de escuchar, adaptarse y co-crear entornos laborales saludables y flexibles. El híbrido se impone no solo por conveniencia, sino porque combina lo mejor del mundo presencial (conexión, visibilidad) y del remoto (autonomía, equilibrio). Pero más allá del formato, el verdadero desafío es redefinir el trabajo como herramienta de realización, y no como fin en sí mismo.

La flexibilidad, la confianza, el bienestar y la empatía no son valores accesorios: son el núcleo del nuevo mundo laboral.