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Día Internacional del Beso: ¡Volvé a chapar!

Si estás en pareja desde hace bastante y ya ni se acuerdan de cómo era besarse durante un largo rato, tomá la iniciativa y reconquistá ese hábito: ¡hace bien!


Beso: ¡hay que volver a chapar!

Beso: ¡hay que volver a chapar! - Créditos: Getty



Roberto Galán decía: "Hay que besarse más", pero nosotras no le hacemos caso. Razones seguramente hay de sobra: las obligaciones, el cansancio, los chicos dando vueltas, la rutina, el no darse cuenta de lo que estás (están) perdiendo, los años compartidos, el creerse "fuera de edad para eso" y muchos etcéteras. Sin embargo, ¿quién dijo que chapar en un rincón es solo para las quinceañeras o para las que recién están empezando una relación?

Por eso, te proponemos hacer memoria y pensar cuánto tiempo hace que no agarrás a tu pareja  y así nomás, donde estén, le estampás un buen beso (entiéndase, largo, apasionado, de telenovela...). Si la respuesta es meses o años, lo que sigue es preguntarse: ¿por qué?

Además de las razones que enumeramos antes –"excusas" muy frecuentes en las mayores de treinta y pico o en las parejas que ya llevan muchos años–, también puede ser que pienses que el chape quedó un poco atrás y te sientas ridícula haciéndolo. Sin embargo, es todo lo contrario, porque los besos aportan muchas cosas a una relación.

Beneficios de besarse

Por empezar, esta parte de la relación, que muchas veces es la primera que se va perdiendo, es fundamental para el acercamiento y el cortejo. Y atenti, que no estamos hablando del chape típico de "la previa", de un momento hot –aunque obvio que los besos fuertes y "calientes" suben la temperatura– o de un encuentro sexual, porque los besos siempre nos hacen sentir queridas, deseadas, mimadas, importantes y, sobre todas las cosas, nos dan felicidad. Esto es así en cualquier momento del día e independientemente de que terminen en la cama.

Libera oxitocina: técnicamente, es la hormona del vínculo, el apego y el amor (también se libera con los abrazos y las caricias), pero que se puede identificar como esas "mariposas en la panza" que te hacen sentir la única mujer en el mundo para él, y por qué no un poquito adolescente de nuevo.

 

Intercambio de feromonas: fundamentales para la atracción y la intimidad, razón por la cual solo con la pareja surgen besos tan lindos y largos. Es que el chape apasionado, íntimo, cómplice, divertido y placentero –ese que querés que sea interminable– sin amor es poco probable, porque al besarnos demostramos cariño y ternura, pero además fomentamos la unión.

Comunicación con nuestra pareja: por ejemplo, si él llega cansado del trabajo y vos, en lugar de saludarlo con un piquito mientras hacés otra cosa, te lo chapás, le estás diciendo mucho sin necesidad de pronunciar una sola palabra.

 

Otro clásico es el cine. ¿Por qué esperar a llegar a casa? Activate si la peli es un bodrio o, a la salida, arrinconalo como cuando estaban de novios y chapátelo en una esquina. Vas a ver que la sorpresa le va a encantar, pero además le va a mostrar que seguís sintiéndote tan atraída por él como al principio. También podés usar el recurso del auto, recordando la primera cita en la que estabas rogando llegar a la puerta para despedirte. Bueno, empezá a darle tremendos besos antes de bajarse en la cochera y quizás hasta sirvan de previa. O, cuando él esté contándote algo del trabajo que lo tiene entusiasmado, sorprendelo con un buen chape y rematá con alguna frase que le haga saber lo contenta y orgullosa que te pone su logro. ¡No falla!

Sea cual fuere tu opción, lo importante es darse el "permiso" y la libertad de besarse, aunque tengas muchos años de pareja encima, y aunque estén tus amigos, tus hijos, tus padres o quien sea. ¡Dejá fluir, que no hay nada de qué avergonzarse! Al contrario, es una demostración más de la unión y el amor de la pareja.

Poné primera: empezá a chapar más

Está claro, las mujeres morimos por los besos (más –o más explícitamente– que ellos). De hecho, cuando vemos una película romántica, lo estamos esperando, y si una amiga cuenta una salida, lo primero que se pregunta es: "¿hubo beso?". Entonces, ¿por qué quedarnos esperando que llegue el Príncipe Azul y nos agarre desprevenidas? ¡Busquemos el momento y creemos las ocasiones!

Ya te tiramos una idea para cuando llega del trabajo, aunque esa misma modalidad puede servir, por ejemplo, para la vuelta del partido de fútbol. ¿Ganaste? ¡Hay beso! ¿No ganaste? ¡También hay beso!

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