
Acné: mitos y verdades sobre su conexión con los lácteos
¿Es cierto que el consumo de lácteos aumenta los brotes e inflamaciones por acné? Te lo contamos en esta nota.
17 de noviembre de 2022

Acné y el impacto de los lácteos. - Créditos: Canga.
El acné es una enfermedad de la piel muy común y es uno de los principales motivos de consulta dermatológica que suele afectar muchísimo en la adolescencia pero también en la vida adulta. A lo largo del tiempo se estudiaron múltiples factores que inciden en su aparición, pero pocas veces hablamos de éste en particular: los lácteos y el acné. Para empezar a entender de dónde viene el problema, tenemos que entender que el acné está íntegramente relacionado con una hormona llamada IGF-1, que es una hormona que se encarga de producir sebo.
¿Qué pasa con los lácteos?
Los lácteos contienen IGF-1 y de hecho varios estudios demuestran que personas con acné presentan niveles más altos de esta hormona. De esta forma se pudo establecer que las personas que siguen una dieta alta en lácteos, azúcar y carbohidratos, son más afectadas por el acné. Es decir: no se trata solamente de la ingesta de lácteos si no de la combinación de ellos con azúcares y procesados que consiguen alterar el hormonal al modificar los valores de la insulina.
Tu alimentación, como sabemos, influye en tu sistema inmunológico y también influye directamente en algunos cambios que provocan reacciones en tu piel, el órgano más grande del cuerpo humano. Así como cuando estás en determinado momento de tu ciclo menstrual, el cambio hormonal provoca que aparezcan esos granitos, hay otros factores como el consumo de (algunos) lácteos que provoca el mismo efecto.
No se trata solamente del consumo lácteos si no de la combinación de ellos con azúcares y procesados que consiguen alterar el hormonal al modificar los valores de la insulina.
¿Todos los lácteos se comportan igual?
La respuesta es no. No todos los lácteos provocan lo mismo. Dentro de esta familia de alimentos, lo que ocurre con la leche es particular. ¿Por qué? Porque en el proceso de digestión de la leche, nuestro cuerpo descompone sus proteínas convirtiéndolas en hormonas muy parecidas a la insulina, y cuánto mayores son nuestros niveles de insulina, más es la posibilidad de sufrir inflamaciones o brotes acneicos.
Es más, todavía no hay estudios que comprueben que los fermentados (yogures, quesos duros, etc) presenten un vínculo directo con infecciones acenicas, lo que sí está comprobado es que mejorar el microbioma intestinal. Así que nuestra recomendación es no sacarlos de tu dieta, o al menos no por este motivo.
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