Reseteá tus hábitos: cómo lograr la mejor rutina para tener la piel hidratada en invierno

1- Limpiador untuoso: dejá de usar el limpiador espumoso y con tensioactivos agresivos que pueden alterar la barrera cutánea. En invierno, nuestra piel produce menos grasa natural que en verano, por eso es clave elegir un limpiador más suave con fórmula minimalista que equilibra el manto epicutáneo. Lo mejor: fórmulas lechosas, cremosas o en aceite que limpian e hidratan a la vez. Evitá los jabones limpiadores.
 

2- Exfoliantes suaves: es cierto que es la época del año para exfoliarse, pero ojo, elegí exfoliantes con ácidos suaves como el mandélico o gloconolactona (polihodroxiacido), que, si bien tienen efecto renovador celular y antioxidante, no irritan tanto. Hacelo solo una o dos veces por semana. Podés alternar su uso nocturno con el de un sérum de rosa mosqueta orgánica.
 

3- Extrahidratación: la clave en la transición a los meses fríos es reforzar la hidratación. Con el descenso progresivo de la humedad en el ambiente, la piel tiende a perder agua con mayor facilidad y se vuelve más seca y tirante. Para contrarrestar estos efectos y mantenerla saludable, es bueno incorporar fórmulas enriquecidas con mantecas (karité y mango), ceramidas (como la jojoba), niacinamida y hialurónico.

En invierno, se priorizan ingredientes que ayuden a retener la hidratación y a restaurar la barrera cutánea. Algunos de los más habituales son: