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Constelaciones familiares: esto es lo que tenés que saber sobre esta disciplina de sanación

¿Cuánto influyen nuestros ancestros en el presente? Constelar es una posibilidad de reconciliarnos con nuestra historia y encontrar el mensaje que traen los conflictos que experimentamos.


Qué te pueden enseñar las constelaciones familiares.

Qué te pueden enseñar las constelaciones familiares. - Créditos: Valentina Bussi



Todos venimos de algún lado. Podemos conocer más o menos nuestro árbol genealógico, pero es innegable que este deja huellas. Esto es aún más evidente cuando hay situaciones que se repiten- más o menos reformuladas- de una generación a otra. Ya sea un hecho traumático, un secreto o un conflicto no resuelto, los eventos del pasado pueden afectar nuestro presente. "Todos somos parte de un sistema familiar. Nuestros ancestros abrieron la puerta y transmitieron la vida al precio que les costó, es decir que traemos en nosotros toda esa información, nos guste o no, la conozcamos conscientemente o no", señala Mariana Gómez Badía, autora del libro Rompiendo el silencio. Qué clase de ancestro querés ser para tu descendencia

Las constelaciones familiares se basan en el análisis transaccional, la terapia gestáltica y la dinámica de grupos. Frente a los discursos individualistas, esta disciplina plantea que todos estamos unidos al destino familiar y que este es, en principio, más grande que el destino individual. Cuando no respetamos el orden de llegada de nuestros antepasados- por ejemplo, si nos paramos en la vida como padres de nuestros padres, o cuando excluimos a alguien del clan o faltamos el respeto a su memoria alejándonos de la gratitud hacia la vida, o cuando rompemos el equilibrio entre el dar y el tomar- pueden aparecer síntomas, conflictos, accidentes o enfermedades que nos vengan a mostrar el desorden en cuestión. 

"Las constelaciones evidencian las fuerzas que juegan en un sistema, encuentran el hilo que une el sufrimiento de una persona con hechos de la familia. Permiten encontrar el lugar que te corresponde para llevar una vida plena y liviana", asegura Mabel Ugarte, médica y docente Internacional en Constelaciones Familiares. 

El origen

El psiquiatra y psicólogo Carl Gustav Jung fue el primero en acuñar el término "constelaciones familiares". Sin embargo, fue el alemán Bert Hellinger el que desarrolló esta disciplina como tal. En 1978 comenzó con su investigación y descubrió lo que denominó “Órdenes del Amor” y que forman la base de las constelaciones familiares. Estas son creencias que hemos adoptado de nuestros padres y que nos mantienen cautivos. En el pasado fueron instaladas en el subconsciente y hoy día se interponen en nuestro camino e impiden cambios de comportamiento.

Al constelar, a través de sesiones que pueden ser individuales o grupales, esas creencias ocultas salen a la luz y pueden ser cuestionadas, liberadas y reescritas. Con la ayuda y acompañamiento de un terapeuta o guía, se configura el sistema familiar, es decir, los miembros de la familia, necesario para trabajar la dolencia de aquella persona que decida hacer la constelación. Pero esto requiere de compromiso y voluntad, ya que es un proceso y no algo que se resuelva de la noche a la mañana. "Es una herramienta que necesita de fuerza para sostener un proceso inquietante, movilizante. Es compatible con cualquier tipo de psicoterapia", afirma Ugarte. 

¿Qué puedo sanar en una constelación?

Ya sea conflictos de pareja, agresividad, adicciones, enfermedades o incluso falta de éxito material, la constelación sirve para descubrir el trasfondo de este súntoma. "Todo lo que los anteriores rechazaron, negaron, ocultaron, sufrieron y no pudieron elaborar emocionalmente marcan patrones que desbalancean la integridad de los postgénitos. Que repiten lo no dicho, detienen su desarrollo personal y presentan dolor en su vida", confirma Ugarte.

La comprensión, que requiere de un gran trabajo interno, apertura y aceptación, se da en un lugar muy profundo de nuestro ser. Permite resignificar y llevar luz a esos recuerdos dolorosos, exclusiones o emociones no gestionadas. "Nos sirve para tener una mirada consciente de eso que me está doliendo hoy (y operando inconscientemente). Así, desde un lugar protagonista puedo dejar de buscar culpables y abrirme a encontrar soluciones. También nos ayuda a comprender que con el amor solo no basta, debe estar en orden. Mirar con amor la historia que nos precede y a nuestros ancestros, reconocer a cada quien, en su lugar, nos da fuerza", señala Gómez Badía. 

Los límites de esta disciplina

Pero las constelaciones familiares no son magia. Hay ciertos límites: no se puede trabajar en duelos recientes o en personas en descompensación psiquiátrica. A su vez, no se puede constelar por otros (salvo los hijos) y requiere de mucha disponibilidad y apertura de la persona consultante para recibir y procesar la información que brinda la constelación. 

"Son una nueva 'voz', pues no son terapia y para comprender el lenguaje que traen debemos correr los juicios a un lado y abrirnos a lo que se presenta de forma espontánea", sostiene Gómez Badía. Constelar implica soltar el control, dejar a un lado las expectativas y abrirse a la experiencia. ¿Te animás a probarlo?

¿Dónde constelar?

- En Ecos del Alma, Mariana Gómez Badía facilita un taller grupal online el próximo 9 de septiembre, y presencial en octubre en Colegiales. Más información: www.ecosdelalma.com.ar

- Mabel Ugarte realiza encuentros mensuales en Colegiales. Más información: mabugarte@gmail.com 

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por Redacción OHLALÁ!

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