Así es la casa de Anushka Elliot, la diseñadora top de Punta del Este

 

Para decorar el living, se inspiró en los tonos beige, mostazas y marrones. “Me imaginaba una idea de barco y su oleaje. Quería generar curvas, por eso el sillón curvo y la chimenea que acompaña ese movimiento”. Las texturas son claves: materiales nobles en los textiles, el cuero de la mesa ratona o la madera de los tochitos. “La mezcla de texturas, colores y estampas podría ser un montón, pero siento que todo eso convive dentro de un mundo que a mí me representa y refleja mi personalidad”. 

 

El comedor acompaña sutilmente la esencia de todo el espacio. Se mantienen las líneas blandas y los materiales orgánicos: “Siempre me gustó esa idea de laguna, de una casa del agua. Por eso incorporamos la madera de la mesa, la esterilla de las sillas o el mimbre del techo”. El diseño de los techos fue un mix de inspiración, en parte por algo que Anushka vio en la casa de Eugenio Aguirre, que es vecino y decorador. “Fue el disparador y lo adapté a mi estilo. Fue un desafío que logramos y lo trasladamos a las puertas, donde también están presentes estos elementos”.

En la pared, para acompañar los rombos del techo, la propuesta fue trabajar un MDF que generara un ritmo de líneas rectas finas y gruesas. Al estar integrado al living, conviven ambos sectores y tienen como cómplices la chimenea y la barra para alimentar esos momentos en los que el compartir, el juego y la risa mandan. “Me encanta preparar tragos y compartir con amigos. Es una parada obligada antes de sentarnos a comer, es casi una tradición”.

“Dependiendo de cómo y con qué combines, los objetos pueden estar eternamente en un lugar. En mi marca, la idea es que compres y cinco años después siga siendo algo que te encante. Lo mismo con la casa”, explica Anushka, que en 2014 arrancó su marca de indumentaria (@anushkaelliot) con túnicas importadas y hoy vende sus diseños en Argentina y Uruguay.

El proyecto arquitectónico estuvo a cargo del estudio Detry Miguens (@detrymiguensarquitectura). “Todavía falta un montón, aunque me encanta ya estar viviendo acá, porque me doy cuenta de qué funciona y qué no. Me mudé en noviembre, estuve un mes y medio y me fui a Uruguay a trabajar, así que no tuve tanto tiempo para disfrutar este espacio aún. Acaban de llegar las banquetas de la barra, que es mi lugar favorito de este ambiente”.

Sigue presente la paleta cromática que lidera todo el proyecto, y el terrazzo beige elegido para las mesadas es perfecto continuando ese lenguaje. En el espacio habitan placards con puertas símil madera en melamina y rafia, junto a estantes con vajilla a la vista donde Anushka mantiene su propuesta de mix de estilos y armonía. 

En la planta baja, el pasillo vidriado conecta las dos habitaciones del resto de la casa. Y separa los dos patios: uno con una pileta circular y el otro, con un jardín de invierno de aire bien tropical. “Nací y viví varios años en Venezuela, y me identifico fuertemente con ese espíritu del Caribe, más relajado, libre y fresco”. 

Cada ambiente fue pensado con una propuesta estética que la representara y una funcionalidad real. Así como el vestidor es su espacio creativo que la conecta desde lo textil con su historia, el escritorio, que da a la laguna, representa el espacio para tomar decisiones, una fuente de inspiración y paz. “Mi biblioteca guarda recuerdos, libros viejísimos, pero que forman parte de mi historia y del ‘sentido’ que busco que esté presente en todos mis espacios. Puse fotos mías de chiquita porque me gusta conectarme con mi niña, y hasta una pieza de cerámica que hice y algún día terminaré”.

En el vestidor, la propuesta del techo refuerza esa idea de casa del agua a través del diseño. La madera le aporta calidez y suavidad. Esa sensación también está presente en los interiores de placards. Aunque es melamina por un tema de funcionalidad, preserva la línea de diseño de toda la casa.  

Su habitación es un remanso, con inspiración que también viene del Caribe: “Usamos un lapacho y un piso claro para darles luz a todos los ambientes”. Lo mejor es la vista, un infinito de agua y naturaleza. Cada detalle guarda un significado: “Tengo un silloncito de mi abuela y para las cortinas reutilicé una pieza de lino de mi marca”. Apasionada de fusionar belleza, creatividad y diseño, también es consciente de que necesita momentos para recargar esa energía. Por eso, el cuarto zen es un espacio para el silencio y escuchar su interior. .

Maquilló Malena Videla.