Adiós a las plantas secas: guía definitiva de plantas que sobreviven al sol directo

¿Tu jardín, patio o incluso tu interior súper luminoso parecen zona prohibida para algunas plantas? Encontrar las más resistentes al sol directo es el primer paso para solucionarlo, evitando hojas quemadas y macetas arruinadas. Es que algunas especies evolucionaron justamente para vivir bajo radiación intensa y temperaturas extremas, por lo que son ideales para jardines, patios abiertos, entradas de casas o interiores con grandes ventanas. ¿Cuáles?

Las suculentas son un clásico infalible. La crassula ovata (árbol de jade), los agaves y las echeverias almacenan agua en sus hojas y soportan jornadas de calor sin inmutarse.

Pero no todo es suculento y, si buscás volumen y estructura, la yuca es una de las plantas más resistentes al sol pleno y prácticamente indestructible.

Quienes prefieren color pueden apostar por la lantana, que florece durante meses y soporta mejor el calor que la mayoría de las plantas ornamentales. La gaillardia, la verbena, la gazania y los hibiscos también ofrecen floración vibrante sin sufrir por el sol directo.

En formato arbusto, el romero, la lavanda y el duranta son perfectos para quienes buscan fragancia, rusticidad y poco mantenimiento. Incluso algunas plantas típicamente de interior, como ciertas sansevierias o zamioculcas, pueden adaptarse a espacios de alta luminosidad si la exposición es gradual.

Tener plantas que toleran sol pleno no implica dejarlas a su suerte. El sustrato debe ser ligero y drenante, por lo que lo ideal es mezclar tierra universal con arena o perlita para evitar que las raíces se cocinen o se pudran por exceso de agua.

El riego es clave. Aunque parezca que necesitan más hidratación, la mayoría de las plantas resistentes al sol sufren más por riegos frecuentes que por falta de ellos. Es mejor regar profundo, dejar secar la tierra y recién entonces volver a hidratar.

Otro secreto es la aclimatación. Incluso las especies más rústicas pueden quemarse si pasan de sombra a sol directo de un día para el otro. Exponerlas gradualmente durante una o dos semanas evita daños en el follaje.

Para quienes viven en zonas muy cálidas, aportar mulch alrededor de la base ayuda a mantener la humedad y regula la temperatura del suelo. Y si querés potenciar crecimiento y floración, aplicar fertilizante orgánico o un fertilizante balanceado cada 30 días durante la temporada de más calor marca una gran diferencia.