Elvira Sastre, la rockstar de la poesía: "Todo lo que nos conecta con nosotros mismos es revolucionario"
La poetisa española Elvira Sastre está en nuestro país con su gira de recitales poéticos llamados "Yo no quiero ser recuerdo". Demuestra una vez más que la poesía también se puede deleitar sobre un escenario musical, y que crece en las nuevas generaciones.
12 de mayo de 2023 • 10:45
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Leer a Elvira Sastre es adictivo. No hace falta ir a comprar un libro físico -aunque lleva editados varios bestsellers-, sino que podés abrir las redes sociales y toparte, así, casi sin querer, con un puñado de sus poemas en su cuenta de Instagram. Sus versos son simples y contundentes, tienen la potencia de la vida cotidiana y la de la experiencia pasada por el cuerpo, la mente y el corazón. Y están atravesados por una emoción: casi siempre el amor.
¿Y alguna vez imaginaste ir a un "recital de poesía"? Eso es lo que propone esta joven autora, nacida hace 30 años en Segovia, al llegar a la Argentina para traer su gira llamada "Yo no quiero ser recuerdo", con la que dará shows en Buenos Aires (6 de mayo, en el Teatro Ópera), Córdoba (11 de mayo, en Espacio Quality) y Rosario (12 de mayo, en Sala Lavardén). Antes de que llegara al país, tuvimos una charla con ella, para contarnos su universo creativo y las expectativas frente al encuentro con el público argentino.
En tus inicios en la escritura, ¿cuándo sentiste que la poesía era el género que te llamaba para expresarte? ¿Fue una vocación o fue un camino que fuiste construyendo?
La poesía primero aparece como lectora, eso se da cuando estoy en el instituto con 12 o 13 años. Ahí descubro a Bécquer, estaba dentro del programa de literatura en español. Ahí descubro su poesía, sin haber leído poesía adulta nunca. Descubro una poesía sencilla, que es accesible, que me habla de cosas que estoy comprendiendo nada más leyéndolas, sin que nadie me las explique. Ahí conecto. Creo que tiene que ver con que me pilla en un momento que es la adolescencia pura. En la que a una le pasan muchas cosas por primera vez que son difíciles de entender y este es un género que te está hablando del amor o de cosas más existenciales y te las explica. Conecté muchísimo como lectora y empecé a buscar más poetas, a empaparme de ello y después vino progresivamente la escritura de poesía. El sentirme igual de cómoda, igual de a gusto y de sentir esas bondades que te da la escritura cuando la haces tú y la poesía en particular a la hora de expresarte, de desahogarte y de conocerte a ti mismo.
Como lectora, acudo a la poesía en estados emocionales muy puntuales. Te conecta con otro ritmo. ¿En qué momentos elegís vos leer o escribir poesía? ¿En qué momentos emocionales recurrís a ella como salvataje?
Creo que es cuando más perdida me siento, cuando necesito respuestas, cuando hay algo adentro que siento que no funciona o que no entiendo bien y lo tengo que poner por escrito. Cuando estoy cabreada por algo a nivel social o siento rabia. Soy una persona que me sienta muy mal -física y emocionalmente- guardame las cosas, porque estoy muy acostumbrada y entrenada para sacarlas fuera. No siempre hablando, eso casi nunca, me cuesta más expresarme hablando. Pero sí la escritura ha sido siempre mi modo de expresión. En esos momentos que atravesamos incertidumbre es cuando recurro a ella. Cuando mejor me viene y más me sale es fundamentalmente cuando peor estoy. Con respecto a la lectura, acudo mucho a la poesía cuando estoy escribiendo narrativa. Me conecta con una parte de la creatividad e impulsa a otras cosas que estoy haciendo. Si siento que tengo algún bloqueo creativo, leo poesía. Tengo el libro de (Cristina) Peri Rossi al lado del ordenador, el de las poesías completas, que es gigantesco. Siempre me devuelve al ritmo. En muchos momentos de mi vida se me vuelve muy necesario.
¿Lo sentís como un género revolucionario?
Claro. Al final, todo lo que nos conecta con uno mismo es revolucionario. Porque la vida te empuja constantemente a desconectarte, a estar todo el tiempo fuera de tu cuerpo y de tu mente porque hay muchísimos estímulos y una velocidad autoimpuesta que es fuerte. Y unas obsesiones con cosas que están fuera de nuestras capacidades y límites. Al final, sentarte a escribir poesía es como meditar. Hay días que me cuesta encontrar 15 minutos para hacerlo. Es algo fuerte decir: "no tengo 15 minutos para sentarme a respirar". Es verdad que la lectura y la escritura de la poesía es un acto revolucionario porque te “obliga” a parar todos esos ruidos y a mirarse un poco por dentro. No estamos acostumbrados y lo que uno encuentra cuando lo hace es muchísimo mejor de lo que uno espera. Entonces es importante mantenerlo, protegerlo y seguir practicándolo.
La poetisa española, en su recital de poesía "Yo no quiero ser recuerdo"
¿Tenés internalizado cómo es tu proceso creativo? En la dedicatoria de tu libro “43 maneras de soltarte el pelo”, decís que el mérito es de las musas. ¿Creés en esas ráfagas de inspiración o creés más en el oficio, en sentarte hasta que salga?
En la poesía no, en la narrativa sí que tengo ese proceso, más de una cosa autoimpuesta de sentarse. No es que de repente me levanto y escribo una novela. Pero en la poesía sí, nunca me ha hecho falta forzar ningún poema y no me ha marcado tiempos ni prisas. Cuando era más jovencita escribía muchísimo. Hay épocas que lo paso peor y escribo un libro entero. Hay épocas que estoy más jodida y escribo poesía y no pasa nada. Siempre he intentado proteger mucho ese arrebato físico que me supone un poema y si de repente no tengo nada que escribir, pues no lo escribo. Y si tengo miles cosas que escribir, las escribo.
En "43 maneras de soltarse el pelo", me encanta como tomás el amor y el desamor como las dos caras una misma moneda. ¿Es uno de tus grandes temas para escribir?
Sí. Ese libro está plagado de eso. Tenía 20 años cuando escribí esos poemas. Me había mudado a Madrid, era una época de revolución interna increíble y está todo ahí volcado. Luego, evidentemente, las cosas las vas madurando y todo va cambiando. Pero creo que, al final, todo se mueve en torno a esa emoción. En el amor, no es que el desamor sea su contrario, es que en el amor están todas las emociones del mundo. Todas caben en el amor, a mí lo que me interesan son las emociones. En el amor a una pareja, a una expareja, a mi abuela, a mis perros, en todos esos sitios hay amor con cosas que he vivido y con cosas que ya no voy a vivir. Todo eso parte del amor y te provoca emociones distintas y a mí lo que me interesa es explorar todo eso.
Además del amor, ¿qué otras emociones canalizás a través de la poesía?
Creo que la tristeza es una emoción en la que me encuentro relativamente cómoda. Con todas sus cosas menos buenas. Pero, fundamentalmente, cuando me siento a escribir y estoy mal lo que intento es encontrarle un sentido a las cosas de por qué me han pasado o por qué siento esas cosas. Y es a través de la tristeza y de las palabras que consigo llegar a algo que lo “justifique” o que le da un sentido. Eso me hace vivir más tranquila. El movimiento es ese y para mí resulta, hasta cierto punto, sencillo. Es un poco lo que busco cuando escribo. Supongo que esa sensación de pérdida o incertidumbre en casi todos los poemas es una pregunta y yo escribo intentando escribir la respuesta. Si la encuentro, termino el poema y si no, lo dejo abierto hasta que lo consigo. Tengo una parte muy emocional y una muy racional. Soy muy Géminis, en el poema confluyen esas dos cosas.
Te convertiste en una referente para las nuevas generaciones ¿Cuáles son los recursos que vos usás para acercarle la poesía a las generaciones más jóvenes?
Me he dedicado a que la poesía sea accesible para todo el mundo. Que descubran lo maravilloso que es, tanto para el cuerpo como para la mente. Para eso, me he inventado mis formatos. Utilizo el formato clásico, que es el del libro, pero soy muy consciente de las limitaciones que tiene. Del muro existente, que es cada vez menor, pero que hay muro en cierta parte del público y el libro físico. Así que me salgo del libro y me voy a un teatro y armo un recital de poesía. Que mezcla música, distorsiones de voz, luces, efectos, es más como un concierto que como un recital clásico. Que también entiendo, puede tener cierta distancia con la gente más joven. No lo sé. Me invento eso, me invento camisetas con versos. Hago mil historias porque creo mucho en la poesía y quiero que llegue a todo el mundo. Detesto los muros, el elitismo y el clasismo que hay con este género que lo aleja de la gente y lo vuelve muy incomprensible. No me interesa nada de eso y no creo que aporte nada bueno. Todo lo que ayude a generalizar un poco este género, pues ahí estoy. Intentando que si no existen las puertas, fabricarlas para que también otras que vayan detrás -o al lado- las puedan cruzar.
En "Yo no quiero ser recuerdo", Elvira promete un show con poesía, música y muchas sensaciones para los espectadores.
¿Qué es lo que vos esperás que se lleve la gente que va a ver “Yo no quiero ser recuerdo”?
No me gusta el tema de las expectativas, pero sí parto de lugares más bajos para luego no sufrir. Pero sí por experiencia con este show, venimos de hacerlo en España y en México, lo tenemos armado de tal manera que el viaje emocional es muy potente, pasas por todo tipo de emociones. Tienes lugar para llorar, reírte, bailar, incluso para conectar contigo mismo, para buscar esos ratos de pausa. Hay un momento que me gusta mucho, que la gente queda a oscuras, ya lo verán. Yo les pido que cierren los ojos y que se dejen llevar por lo que va a sonar. Es muy bonito. Yo aspiro a que sea una hora y media de paz y de calma. Que por dentro haya tormentas, pero que la gente se sienta comprendida, que ha conectado y que les explica por dentro. Si conseguimos eso pues...
No sabés lo que necesita la Argentina la poesía en este momento de crisis.
Lo sé, es una locura, lo estoy viendo. Soy muy consciente -y ahora que he llegado aquí lo pude comprobar- del esfuerzo económico que le supone a la gente haber comprado la entrada para vernos. Así que estén seguros de que vamos a dar el 200% para que valga la pena.
¿Qué es lo último que sentís que la poesía te enseñó sobre vos misma?
Me ha enseñado muchas cosas. No tanto de revelarme sobre mí misma. Si no que me ha acompañado en el proceso de armar mi personalidad, sobre todo mi gestión emocional. Cuando falleció mi perra, ahora que falleció mi abuela y lo único que necesitaba era escribir poesía. Siento que soy muy afortunada por tener esa vía de expresión, que la protejo mucho y que animo a la gente que escribe poesía que lo haga también porque creo que nos salva en muchas ocasiones. Es mi personalidad, mi forma de expresarme y de existir y es una compañía muy bonita.
¿Quéres ir a su recital de poesía?
"YO NO QUIERO SER RECUERDO" - ARGENTINA TOUR
Buenos Aires, Teatro Ópera Orbis | 6 de mayo a las 21 hs
Córdoba, Teatro Quality | 11 de mayo a las 21 hs
Rosario, Plataforma Lavardén | 12 de mayo a las 21 hs
Entradas desde $7840, por Ticketek.com
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