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Ni Bridgerton, ni The Gilded Age: por qué deberías mirar Las Bucaneras si amás las series de época

Disponible en Apple Tv+, "Las Bucaneras" es un dramedy de época ideal para quienes son fanáticos de Bridgerton y The Gilded Age.


Las Bucaneras está disponible en Apple Tv+.

Las Bucaneras está disponible en Apple Tv+. - Créditos: Apple Tv+.



Alejándonos de ficciones como The Crown que buscan una reconstrucción histórica súper cuidadosa o de propuestas como The Gilded Age o Downton Abbey que aprovecharon eventos históricos para contar historias ficcionales más cercanas al soap opera, también existen grandes series como Bridgerton que suman un tono más juvenil y aprovechan las narrativas de época para crear historias casi principescas. Si de las tres, sos fanática de esta última, entonces no hay chances de que te pierdas Las Bucaneras de Apple Tv+.

Basada en una novela inconclusa de Edith Wharton, Las bucaneras nos lleva al Londres de fines del siglo XIX con un grupo de chicas de Nueva York (ricas y rebeldes) llegan a Inglaterra para codearse con la alta sociedad británica. Mientras que la primera temporada mezcló romance, escándalos y choques culturales con una estética fresca, música actual y un mensaje feminista claro; también terminó con un giro fuerte: Nan se casa con un duque para proteger a su hermana, aunque eso signifique renunciar al amor verdadero.

La segunda temporada, que estrena hoy el 18 de junio en Apple TV+, arranca con las chicas más maduras pero igual de desafiantes. Nan intenta encontrar su voz dentro de una jaula dorada. Jinny cría sola a su bebé mientras enfrenta las consecuencias de su historia con el violento Lord Seadown. Conchita, más empoderada que nunca, abre una agencia matrimonial con su marido (sí, así de moderna). Y Lizzy y Mabel exploran su sexualidad y nuevos vínculos en una Inglaterra que no siempre está lista para tanto.

Christina Hendricks y Kristine Frøseth en Las bucaneras.

Christina Hendricks y Kristine Frøseth en Las bucaneras. - Créditos: Apple Tv+.

Christina Hendricks y Kristine Frøseth: la evolución en la relación de madre e hija

Uno de los grandes temas de la primera temporada es el amor. Después de todo lo que vivieron los personajes, ¿creen que su idea sobre el amor cambió? ¿Y Christina, pensás que las generaciones mayores ven el amor de otra manera?

Christina Hendricks: Sí, definitivamente creo que hay mucha generosidad y perdón entre nosotras, especialmente con el personaje de Leighton. Es un amor bastante incondicional y, personalmente, me recuerda lo importante que es tratar de liderar desde la compasión, la empatía y el perdón, sin dejar de validar lo que uno siente. Para mí, ese es el amor más poderoso. Cuando se trata del amor romántico, creo que Nan todavía no tuvo espacio para procesar qué quiere realmente, porque todo a su alrededor es muy caótico. Ella siempre elige a su familia primero, y eso también es una forma muy fuerte de amor. Pero al final de la temporada, también empieza a elegirse a sí misma, y eso trae nuevas responsabilidades. El amor crece, cambia y se transforma.

Kristine Frøseth: Me encantó que cuando te preguntaron por el amor fuiste directo al amor familiar. Me pareció muy tierno. Con respecto a Patty, que representa otra generación, creo que ella veía el matrimonio casi como un arreglo comercial. Incluso el hecho de llevar a sus hijas a Inglaterra para “conseguirles” marido tiene mucho de eso. Pero sus verdaderos amores son sus hijas. En aquella época, casarse por amor era un lujo que pocas podían darse. Todo estaba muy condicionado por lo social y económico. Creo que Patty empieza a aprender viendo a sus hijas meterse en situaciones que ella pensaba seguras, pero que en realidad resultan peligrosas o confusas. Ahí se da cuenta de que hay cosas más importantes, como la dignidad o la seguridad personal.

Algo que une a sus personajes es que, cada una a su manera, empieza como una especie de “pez fuera del agua”. Pero al final de la temporada las vemos en el centro de la acción. ¿Cómo vivieron esa evolución y qué fue lo más desafiante o divertido del proceso?

Christina Hendricks: No sé si Patty alguna vez siente que logró encajar del todo. Ni siquiera en Nueva York, donde su círculo social es relativamente nuevo. Ella viene de Saratoga, no tenía mucho dinero, y se casó con alguien que la metió en un mundo muy privilegiado. Siempre está tratando de ponerse a tono, de educarse, de asegurarse de que sus hijas vayan a las escuelas adecuadas, aprendan las reglas. Pero no le sale natural, no es lo que mamó desde chica. Y encima, llevarlas a Inglaterra es empezar de nuevo, con reglas nuevas. Siento que siempre está al borde de meter la pata o de sentirse fuera de lugar. Pero lo intenta igual.

Kristine Frøseth: En el caso de Nan, aunque las circunstancias son muy distintas, también siento que está tratando de mantenerse a flote. No creo que tenga un momento real de paz, donde sienta que tiene el control de algo. Todo le pasa muy rápido, y ella reacciona con lo que tiene, a veces de forma impulsiva. Las consecuencias son enormes. Capaz recién en la última decisión que toma en el episodio ocho hay algo más de agencia, pero incluso esa decisión está influida por un montón de factores. También me parece que tanto Patty como Nan están constantemente cuestionando lo que se espera de ellas. Nan especialmente, que es más “salvaje” en el buen sentido: es terrenal, conectada con su instinto, con lo natural. Todo ese mundo de reglas no le sienta. Por eso siempre termina rebelándose.

Las bucaneras está basada en una novela inconclusa de Edith Wharton.

Las bucaneras está basada en una novela inconclusa de Edith Wharton. - Créditos: Apple Tv+.

Uno de los temas centrales de la serie es el amor, y cada personaje lo vive de forma diferente. En esta segunda temporada, parece que todas crecieron y maduraron. ¿Cómo creen que cambió su percepción del amor? ¿Lo encaran de una manera distinta ahora?

Katherine Jakeways: Sí, totalmente. En la primera temporada eran muy jóvenes, casi adolescentes, con poca experiencia de vida. Llegan a Inglaterra con una mezcla de optimismo, emoción y muchas ganas de aventura, como si fuera un gran viaje con amigas… y si aparecía algún hombre interesante en el camino, mejor. En el caso de Jinny o Lizzy, incluso estaban desesperadas por conocer hombres, aunque sin entender del todo lo que eso significaba. Pero a lo largo de esa temporada descubren que la realidad de esos vínculos —y especialmente del matrimonio— era muy diferente a lo que habían imaginado.

En la segunda temporada ya vemos que casi todas han formado alguna relación y están en caminos muy distintos. Tuvieron que madurar, ser más realistas. Algunas ya perdieron un amor, otras todavía lo están buscando. La mirada que tienen sobre el amor es más compleja, más adulta. Y eso se ve también en los personajes mayores, como la Duquesa viuda. A medida que crecemos, el amor cambia: lo entendemos de otra manera, aunque si tenemos suerte, esa chispa de ilusión y entusiasmo no se pierde del todo.

Algo que me encanta de la serie es cómo mezcla el drama de época con temas muy actuales. ¿Cuáles creen que son los temas más importantes de esta temporada y cómo fue trabajar ese equilibrio entre lo histórico y lo contemporáneo?

Joe Innes: Un tema fuerte es el poder y la agencia. Las chicas llegan como extranjeras a Inglaterra y, para el final de la primera temporada, Nan ya se convierte en la Duquesa de Tintagel. Y lo interesante es que lo hace en un contexto donde las mujeres no tenían voz ni espacio, pero ahora ella tiene un lugar desde donde puede ejercer cierto poder, aunque con muchísima presión encima sobre cómo debería comportarse.
Desde el primer episodio ya queda claro que no piensa seguir el guion que le imponen, y eso se vuelve una historia muy poderosa: la de una mujer que empieza a descubrir su voz y su capacidad para cambiar las cosas.

Katherine Jakeways: También hay temas como el control sobre el propio cuerpo. En el caso de Jinny, por ejemplo, vemos que huye porque su marido es abusivo y está embarazada. La ley no la protege, no tiene derecho sobre su cuerpo ni sobre el bebé que espera. Él “posee” a ese bebé, lo cual es tremendo. Y lo más fuerte es que, aunque suene antiguo, muchas mujeres hoy todavía luchan por esa misma autonomía.
Queríamos mostrar esas verdades profundas dentro del mundo glamoroso, divertido y romántico que propone la serie.

Entre la primera y la segunda temporada hay un cambio de tono. Todo es más rápido, más intenso. ¿Cómo fue encarar esta segunda parte? ¿Hubo cosas que aprendieron de la primera y quisieron potenciar ahora?

Beth Willis: Creo que sí, queríamos hacer más. Amamos la primera temporada, pero ahora las chicas crecieron, la vida se volvió más complicada y ellas ya son mujeres. Así que los vestuarios también maduraron: son más llamativos, sexys, y reflejan que tienen más conciencia de sus deseos y necesidades. Van a arriesgar amistades por traiciones, están casadas pero todavía están tratando de entender qué es el amor y si lo pueden encontrar en otro lugar. Todo es más grande: el maquillaje, los peinados, la música. Nuestra intención fue mantener todo lo que funcionó en la primera temporada, pero subiéndole un poco el volumen… todo un 10% más intenso.

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Sole Venesio

Sole Venesio Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación y docente (UBA). Trabajó en LA NACION desde el 2010 hasta el 2024. Fan absoluta del mundo de la cultura, es una seriéfila empedernida y nuestra gurú de los estrenos en la pantalla chica.


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