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Hackeá el algoritmo: cómo podemos ajustar y optimizar nuestro propio “sistema”

En esta era digital, el algoritmo decide mucho por nosotros, personaliza tu experiencia en las redes y eso agiliza decisiones, pero, al interpretar y procesar tus acciones, también se toma la atribución de predecir las próximas. ¿Cómo hackear el algoritmo y decidir por nosotras?


Mujer sonriente

Podemos hackear nuestros algorismos: te contamos cómo hacerlo.  - Créditos: Ilustraciones Mariana Otero



En la era en que vivimos, atravesada por la digitalización, todos los días, algún algoritmo decide algo (o mucho) por vos. Qué ves, qué recomendarte, cuál será tu siguiente interacción. Los algoritmos digitales personalizan tu experiencia en las redes y eso agiliza decisiones, pero, al interpretar y procesar tus acciones, también se toma la atribución de predecir las próximas.

Y el problema no es que tu feed de Instagram se la pase mostrándote videos de gatitos, sino que esta misma idea puede aplicarse también a cómo vemos nuestra vida. De algún modo, nuestro cerebro automatiza decisiones para ahorrar energía, y si nos exponemos siempre a lo mismo –acciones, pensamientos y creencias–, los resultados... serán los mismos. Pero ¿qué pasaría si te animaras a hackear estos patrones?

Consultamos a Augusto “Tuto” Marolla, coach de biohacking y alta performance. para que nos dé algunas pistas.

Sortear la barrera del miedo

Si siempre hiciste las cosas de la misma manera, conocés los resultados que vas a obtener. Puede que no te gusten del todo, pero son predecibles, y eso da una cierta sensación de seguridad. Quizá trabajás desde hace años en la misma oficina, tus tareas te desmotivan, pero... tenés un sueldo fijo todos los meses, ya te sabés de memoria lo que tenés que hacer y es un lugar “seguro”.

O quizás estás en una relación en la que no sos feliz, pero la sostenés porque son muchos años, hay una estructura en común y quizás en algún momento “las cosas se arreglen”. Entonces, ponés en el cajón de los deseos arrancar con el emprendimiento o buscar una pareja que esté alineada con quien sos hoy. Porque el costo de moverte parece demasiado alto: ¿qué pasaría si renuncio, si me separo?, ¿quién soy, si dejo de ser la que vengo siendo? Cuando la respuesta es un signo de pregunta y está dentro de nosotras, lo más fácil es patear la pelota para afuera: “cuando el país se estabilice veo de cambiar de trabajo”, “si mi pareja cambia X cosa, nuestra relación va a estar mejor”.  

Ilustración de mujer que hackear su algoritmo.

Ilustración de mujer que hackear su algoritmo. - Créditos: Ilustraciones Mariana Otero

Lo conocido, aun incómodo, tranquiliza. En oposición, todo lo que desconocemos nos da miedo. Y hay que saber que el miedo es una emoción ancestral, que, en definitiva, nos protege de algo que aún no pasó. Pero cuando no tiene una función de supervivencia, se puede transformar en una gran limitante. “Hay un punto en el que tenés que decidir si seguís viviendo en reacción o si vivís en respuesta”, explica Augusto “Tuto” Marolla, nuestro experto consultado para esta nota.

“Hay ciertas decisiones que marcan un montón el camino de vida, y que quizá las tomaste hace muchos años y nunca te planteaste un cambio posible: ‘yo estudié esto’, ‘trabajo en este lugar’, ‘soy así’. No cuestionarlas es vivir reactivamente a lo que la vida te va presentando. Pero podés dar un salto de conciencia y elegir qué querés hacer; y ahí empezás a vivir en respuesta. Al final, el algoritmo de las redes o de la vida se presenta y vos elegís: reaccionar o responder”. La diferencia está en ser consciente de tu capacidad de elegir. Ahí empezás a hackear el algoritmo. 

Desbloqueá lo que querés 

El siguiente paso parece sencillo, pero no lo es tanto: definir qué querés. ¿Qué te gustaría cambiar? ¿Cuál es tu visión? ¿Qué querés que pase distinto? La mayoría de las personas tenemos más claro lo que no queremos que lo que sí. A la hora de definirlo, se nos dispersa la respuesta. Y miramos a nuestro alrededor y parece que todo el mundo tiene claro su propósito, sus pasiones y a dónde quiere llegar; y si no lo vemos para nosotras..., aparecen el enojo, la frustración y el bloqueo.

Ahí empieza un círculo vicioso, porque, al no tener claridad, no es posible accionar y nos estancamos en una realidad que no cambia. Entonces, pensamos “cuando lo tenga claro, entonces avanzo”, confiando en que en algún momento llegará el hada mágica de la claridad que venga a salvarnos y ahí activaremos. Pero ahí está el error más grave que nos puede perpetuar en el mismo lugar, repitiendo el mismo algoritmo una y otra vez. Entonces, ¿cómo desbloquearnos para encontrar lo que no estamos viendo?

 

Como explica nuestro experto, la claridad viene de la acción, y la acción empieza con la curiosidad. “La curiosidad es la llave para la reinvención, te lleva a salir de la comodidad, a accionar distinto y, por ende, a obtener resultados distintos. El alma susurra en curiosidades”, asegura. Un buen desafío puede ser llevar la frase “si querés resultados distintos, hacé cosas distintas” a su máxima expresión y animarte a hacer diferente: moverte de tus zonas conocidas, interactuar con otras personas, llevarte a lugares nuevos.

Activar acciones opuestas a las esperables que desconcierten al algoritmo puede ser tu portal hacia tu próxima versión. Pero atención: tenés que poder sostener esa incomodidad de lo distinto. Una sola curiosidad tiene poca energía atractora y, generalmente, no es suficiente para cambiar tu realidad actual, que es más densa y pesada y va a tender a que quieras volver a tu estado anterior, que es el conocido. Por eso, un método para lograr una tracción más fuerte es armar “clusters de curiosidades”: por ejemplo, querés bajar el estrés y vas a una clase de mindfulness; eso te lleva a conectarte con las neurociencias y empezás a leer sobre biohacking, e implementás nuevos hábitos que hacen que cambies tu alimentación y mejores tu sueño. Al combinar varias cosas, el pull será mayor, aprenderás algo nuevo y empezarán a hacerse visibles los cambios.

Vivir una vida de diseño 

Cuando dejás de reaccionar, empezás a pensar en vivir una vida de diseño. Hackeás el algoritmo y te preguntás: ¿por qué elegí esto?, ¿lo sigo queriendo o ya no? Una vida “a propósito” es una en la que cada decisión está tomada en un nivel de conciencia más alto, alineado con tus valores. Cuando te animás a cuestionar tu realidad, te hacés cargo, sos protagonista. Te animás a tomar las riendas; vas en el asiento de conductora de tu propia vida, no en el de acompañante.

Entendés que si la realidad externa es un reflejo de quien sos y lo que ves es una percepción de la realidad, entonces podés accionar con la certeza de que, si ese reflejo que vuelve no te gusta, podés cambiar y, en consecuencia, tu realidad va a cambiar. Es conectarte con tu esencia, con tu versión más auténtica, y eso es un trabajo que requiere valentía y que genera incomodidad. Porque para que haya un cambio real, algo tiene que morir; y a nuestra cabeza le aterra pensar que una parte nuestra puede morir, porque pierde el control.

Se trata de sumergirte en un proceso: enfrentarte a las sombras, lo que no te gusta de vos, y es enfrentarlo para aceptar, integrar y, finalmente, avanzar hacia lo próximo. Tony Robbins, el famoso coach y autor norteamericano, dice que hay dos drivers de cambio: cambiamos para escapar del dolor o para ir hacia el placer. Y en la vida no hay opción; vamos a cambiar de cualquier manera, porque nuestra existencia es finita, nuestro cuerpo se va deteriorando inexorablemente con el paso del tiempo. Pero podemos elegir cambiar para “escapar” de algo, o por querer algo mejor. La decisión es tuya.

Desplegá tu autenticidad

El driver más profundo del ser humano es la expansión y el crecimiento constante: experimentar, alcanzar nuevos logros. A medida que crecemos, vamos constituyendo nuestra identidad, la idea de quiénes somos y lo que podemos lograr, a través de creencias –muchas de ellas, limitantes–. Lo peligroso es vivir esas creencias como verdades incuestionables y conformarnos con aspectos de nuestra vida que no nos gustan. Hay personas que se adaptan a ser infelices y, para mitigarlo, se vuelcan a adicciones y distracciones varias que, tarde o temprano, llegan al cuerpo (estrés, burnout, ataques de pánico, insomnio y ansiedad).

Pero cuando podemos hacer un stop e identificar el patrón, es cuando hackeamos lo automático y podemos habilitar el cambio. Hacernos cargo de esos dominios de nuestra vida que queremos mejorar, avanzar en ese proceso y apasionarnos con él, son etapas que nos llevan a poner la mirada hacia adentro –y ya ni la “culpa” ni la solución están afuera–. No hay recompensa extrínseca ni contexto que me determine; sino que descubro lo que a mí me hace sentido, me define y me hace feliz. Empiezo a romper estructuras externas y me conecto con lo verdaderamente importante e incuestionable: mi autenticidad.

Es la expresión más completa de quien soy, con todo lo que me gusta y lo que no, con lo que me hace sentir orgullosa y lo que me da vergüenza y miedo. Cuando te comprometés con la autenticidad, no queda otra que mirar esas barreras y estrategias que te sirvieron en algún momento pero ya no son más funcionales a quien querés ser; y accionar para levantarlas. El propósito, las pasiones, la espiritualidad, son todo una misma cosa. Se trata de expresar tu potencial humano, que se va a desplegar cuanto más auténtica seas, es lo que te hace única. Cuanto más auténticas somos, más emerge esa versión única y particular que cada una de nosotras es. Cuanto más jugamos con ese papel, cuanto más reconocemos el valor de nuestra singularidad, mejor nos va.

¿Cómo funciona el algoritmo?

Por definición, los algoritmos son un conjunto de reglas definidas que permiten resolver un problema, mediante operaciones ordenadas. Plataformas como Instagram, Netflix, YouTube y Spotify funcionan con algoritmos de recomendación: su éxito es predecir qué es lo que les va a gustar a sus usuarios, basándose en sus comportamientos anteriores. También las apps de citas, que tienen el objetivo de presentarte personas que puedan interesarte.

¿Cómo lo hacen? Según lo explica el emprendedor, escritor y tecnólogo Santiago Bilinkis, de un modo bastante polémico: muestran las fotos de un usuario a otros y miden variables (cuánto es visto, reacciones, swipe a la derecha o a la izquierda, etc.). Con esa información, el algoritmo asigna un puntaje. Lo polémico es que detectaron que lo que más funciona es conectar personas con puntajes similares entre sí, que, por supuesto, están linkeados a criterios estéticos que terminan siendo muy crueles. 

 

Los algoritmos resuelven, sí, pero también sesgan nuestras decisiones: frente a una cantidad infinita de posibilidades, nos acortan las opciones para acercarnos a las que asumen que son más afines a nosotros, y en esa lógica de su funcionamiento, pueden manipularnos muy fácilmente y captar nuestra atención. ¿O nunca te pasó de decidir ver un capítulo de una serie de Netflix y terminar durmiéndote a las tres de la mañana porque seguiste viendo episodio tras episodio que la plataforma te iba conectando en continuado?

En realidad no fue una decisión totalmente tuya, sino del diseño y la narrativa de la app, que quiere retenerte ahí y de algún modo, “manipula” tus decisiones; y capta  tu atención para obtener el bien más preciado: tu tiempo. En la tecnología como en la vida, hackear ese control y poder elegir estar al mando requiere estar presente y en consciencia.

Salí del patrón: quebrá la lógica del algoritmo conocido

Somos las historias que nos contamos, y desde este paradigma, es maravilloso saber que si cambio la narrativa de lo que me estoy contando, puedo cambiar quién soy y, en consecuencia, lo que vivo. Hay tantas realidades posibles como observadores. El problema es que si nos contamos siempre lo mismo; como con los algoritmos digitales, los resultados serán siempre los mismos. ¿Cómo salir? 

  • Animate a cuestionarte. Es el primer paso para empezar el camino hacia la conexión con tu autenticidad, que, al final del día, es poder responderte con honestidad si estás en el camino que querés, si lo que hacés realmente te gusta, si sos feliz con los vínculos que cultivás.
     
  • La curiosidad y el asombro son la llave. Si intentás hackear el algoritmo preguntándote qué te gusta y qué no, podés seguir bloqueada, la mayoría de las veces son respuestas que no tenemos tan claras. Desafiate a hacer algo que te saque de tu zona conocida, hackeate a vos primero para romper al algoritmo.
     
  • Desarrollá el coraje. Al final, se trata de confiar en hacer, más allá del miedo que te genere animarte a algo nuevo y distinto. Cambiá la expectativa y la asociación: solemos asociar el miedo a no estar listas, a que no nos va a salir bien. Asociá el miedo a una reacción frente a lo nuevo y diferente, ejercitá tu mente en distinguir el miedo irracional del racional, naturalizá esa sensación, que no te paralice. 
     
  • Los puntos siempre se unen hacia atrás. En esta búsqueda de la autenticidad, poco a poco empezás a ver el bigger picture y cada experiencia y situación se conecta para darle un sentido y un fin a quien sos y lo que aportás vos con tu mirada única al mundo. 
     
  • Dejate llevar por la curiosidad sin esperar más que la experiencia. Si hacés distinto y no te gusta o no te devuelve nada especial..., no pasa nada, te dio información de que “por ahí no es”. Si te gusta, si te despierta algo..., entonces genial, es una pista de que “es por ahí”. Animate a intentar cosas nuevas, a jugar y dejarte sorprender, salir del confort, que ahí es donde emerge lo nuevo.
     
  • Pasalo por el cuerpo. Abrirse a lo nuevo requiere atravesar la experiencia a todo nivel. La diferencia entre conocimiento y sabiduría es que la sabiduría requiere vivenciarla, pasarla por el cuerpo.
     
  • Hacé espacio. Frená, poné los límites que necesites. Habitá el vacío y la incomodidad, ahí es donde aparecen los cuestionamientos y el campo fértil para ver distinta la realidad que, hasta acá, pareció siempre igual. Se desvanece la lógica del algoritmo y se abren un sinfín de posibilidades.

Experto consultado: Agusto “Tuto” Marolla, Coach de biohacking y alta performance. IG: @ tutobiohacker.

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