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Ojos cansados. El exceso de pantallas tiene sus consecuencias. ¿Qué podés hacer para aliviarlos?

¿Sentís que la vista no te da más? Acá te contamos qué podés hacer para mejorar esa sensación.


Ojos estresados. Producción de Lula Romero.

Ojos estresados. Producción de Lula Romero. - Créditos: Ramiro Gonzalez



El combo “trabajo y estudio” frente a la compu, altísimas dosis de WhatsApp, redes sociales y plataformas de streaming coparon las rutinas. Hoy vivimos saltando de un dispositivo a otro porque todo (o casi) sucede a través del celu, la computadora o la tablet. Los tutoriales, las compras, las consultas médicas, las lecturas, los juegos, los eventos corporativos, los recitales y hasta las clases de yoga. Pasamos demasiadas horas en la misma posición y con la vista fija. Los ojos no dan más... y están pidiendo socorro.

En este contexto, cada vez son más habituales las sensaciones incómodas asociadas a la visión: enrojecimiento, ardor, lagrimeo, picazón, sequedad, cansancio, intolerancia a las luces y a la calefacción, dolor de cabeza, pérdida de nitidez. La idea no es luchar contra la nueva normalidad, el teletrabajo ni las nuevas formas de comunicación, pero sí sumar un paquete de prácticas básicas para neutralizar estos efectos y cuidar la salud de los ojos, que son, ni más ni menos, nuestra ventana al mundo.

Atenti a las lágrimas

La lágrima tiene una doble función: óptica –neutraliza y compensa las pequeñas imperfecciones de la superficie de la córnea y hace que todo se vea mucho mejor– y de protección –al cubrir la córnea, evita que se inflame y otras agresiones que puedan lastimarla–. El parpadeo distribuye esa lágrima en toda la superficie del ojo. Nuestro ritmo de parpadeo normal es de 12 a 13 veces por minuto. Pero cuando estás concentrada leyendo un libro (de papel o digital), viendo una película o en la compu, disminuye a un promedio de 3 a 4 veces por minuto y pasás muchísimo más tiempo con el ojo bien abierto. Ese parpadeo insuficiente produce inflamación, que puede desencadenar en síntomas y molestias. Dos de las más comunes son:

  • Ojo seco: se volvió el problema más típico en tiempos de pandemia. Lo más frecuente es sentir incomodidad debido a esa falta de lubricación. Pero si el cuadro no es grave, se recupera con gotas, geles y mucho descanso.

  • Miopía: si pasamos el día leyendo, chateando y mirando pantallas, nuestros ojos se acostumbran a enfocar todo el tiempo de cerca y aparecen cambios en la anatomía que hacen que le cueste ver de lejos. Cada vez hay más miopes en edades tempranas –atenti al abuso de las pantallas de los chicos en edad escolar–, asociados al estímulo de acomodación que le exigimos al ojo y al cansancio que genera el mirar todo el tiempo de cerca.

¿Vista cansada? Armá tu rutina de cuidados

¿Vista cansada? Armá tu rutina de cuidados - Créditos: Bruce Mars en Unsplash

Armá tu kit de rescate

  • Adoptá la regla 20-20-20. Se trata de, cada 20 minutos de trabajo, tomarte 20 segundos y mirar a 20 pies de distancia –básicamente, mirar al infinito, a lo lejos–. Sirve para relajar la mirada, recuperar el ritmo normal de parpadeo y descansar.

  • Cuidá la postura. Generalmente tenemos una posición de lectura con la mirada hacia abajo, a 45 grados, que reduce el recorrido del parpadeo. Intentá mantener un ángulo de 90 grados entre la cabeza erguida, la posición de los ojos y lo que estés mirando. Sentate derecha y tratá de nivelar la lectura o la pantalla con la línea de visión, justo enfrente de tus ojos. De esta manera, vas a favorecer un parpadeo completo que cubra toda la superficie de la córnea con la lágrima.

  • Leé cómoda. Una iluminación adecuada (suficiente, pero sin reflejos molestos), el contraste y el brillo de la pantalla bien ajustados y un buen tamaño de las letras facilitan la lectura y evitan que te canses forzando la vista más de lo habitual. Y, desde ya, va a ser menos desgastante leer o ver una serie en una pantalla grande que en el celu.

  • Usá anteojos con filtro. Sabemos que la luz azul en altas dosis genera daños fotoquímicos y envejecimiento celular. Lo que todavía no está comprobado es qué pasa con las pequeñas emisiones crónicas de luz azul de los dispositivos electrónicos en los ojos a largo plazo. Entonces, acá juega la vieja premisa “mejor prevenir que curar”: los anteojos con filtro azul bloquean el potencial daño que puedan generar estas radiaciones. Además, el uso de anteojos frente a las pantallas genera un microambiente de humedad entre el ojo y el cristal que ayuda a reducir los efectos del ojo seco por falta de parpadeo. Si ya usás anteojos, podés sumar a tu corrección la protección para estos rayos, que la ofrecen en cualquier óptica. Y si no los usás, hacerte un par sin aumento pero con filtro es un buen recurso de descanso.

  • Gotas sí, pero no te automediques. Las lágrimas artificiales son de gran ayuda si son hidratantes, pero cada persona tiene su tipo ideal según sus componentes. Por ejemplo, algunas son mejores para usar con lentes de contacto porque son menos viscosas. Cuidado con las de venta libre “para blanquear ojos rojos”; suelen tener drogas vasoconstrictoras, pero a largo plazo pueden producir un desgaste en la superficie del ojo. Mejor pedile a tu médico que te recete las indicadas para tu caso.

¿Qué más podés hacer?

El equilibrio también tiene que ver con un conjunto más amplio de hábitos saludables que mejoren la calidad de vida. Sí, en este caso también va a marcar una diferencia enorme hacer ejercicio, salir al aire libre (hola, vitamina D), cortar un rato con las pantallas y descansar bien de noche. Muy en línea con este concepto, el eje de las últimas campañas de Asia y Estados Unidos está centrado en limitar el acceso de los chicos a estímulos como la Play, fomentar que salgan a jugar y a practicar deportes para prevenir las enfermedades de la vista desde la infancia. Y hay más: tomar mucha agua evita que los problemas de hidratación se manifiesten a través de la glándula lagrimal. Una consulta oftalmológica anual es suficiente para chequear que esté todo bien y evaluar si necesitás suplementos o tratamientos específicos.

Experto consultado: Dr. Roger Zaldívar. Médico oftalmólogo. Director científico del Instituto Zaldívar. MN 132580. @oftalmologia.zaldivar.

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