
Descubrí la Puna catamarqueña: un viaje por paisajes que parecen de otro planeta
Desde San Fernando del Valle de Catamarca hasta Antofagasta de la Sierra, un recorrido lleno de contrastes, volcanes, salares y pueblos que detienen el tiempo. Un destino ideal para desconectar y vivir la naturaleza en su forma más intensa.
10 de diciembre de 2025 • 13:55

Descubrí la Puna catamarqueña: un viaje por paisajes que parecen de otro planeta - Créditos: Prensa
Hablar de la Puna catamarqueña es hablar de una de las regiones más sorprendentes del noroeste argentino. Volcanes, salares, campos de lava, pueblos aislados y rutas que se pierden entre montañas definen un territorio poco explorado, ideal para quienes buscan naturaleza y experiencias diferentes.
Desde San Fernando del Valle hasta Antofagasta de la Sierra, el recorrido combina historia, cultura y algunos de los paisajes más impactantes del país.
La ruta hacia la Puna: donde empieza el cambio de paisaje

Paisajes increíbles en la Puna. - Créditos: Prensa
La travesía hacia el norte catamarqueño empieza en San Fernando del Valle de Catamarca, una capital rodeada de sierras, historia y arquitectura. Su plaza 25 de Mayo, diseñada por Carlos Thays, la Catedral Basílica y la Casa de la Cultura son algunas de las postales que vale la pena conocer antes de emprender camino hacia la Puna.
A medida que avanzan los kilómetros, el paisaje cambia, el silencio crece y la naturaleza comienza a mostrar escenarios completamente distintos.
Primeros pueblos del camino: Londres y Belén
Continuando hacia el norte aparece Londres, uno de los pueblos más antiguos del país, con casas de adobe, artesanos del poncho y una iglesia de más de dos siglos. Es una parada breve pero muy recomendable para conocer el ritmo rural de la zona.
A solo 15 km está Belén, un punto estratégico para cargar combustible y abastecerse antes de entrar definitivamente en la Puna. Además, ofrece actividades urbanas como ascender al monumento a la Virgen de Belén o visitar el Museo Arqueológico Cóndor Huasi.
RP 43: ingreso a la Puna y cambio total de paisaje

El Peñón, un pueblo ubicado a 3400 msnm que funciona como uno de los principales puntos de acceso al Campo de Piedra Pómez. - Créditos: Prensa
Tras salir de Belén comienza la parte más esperada del recorrido: la ruta provincial 43, puerta de entrada a la Puna catamarqueña. A 77 km aparece Villa Vil, un pueblo pequeño rodeado de formaciones volcánicas conocidas como “Los Castillos” y con termas naturales ubicadas a pocos minutos.
Más adelante, la ruta asciende hacia la Cuesta de Randolfo, donde se encuentra la duna de Randolfo, una enorme duna ubicada en plena montaña que sorprende a quienes la visitan.
Continuando por la misma ruta, el paisaje cambia otra vez hasta llegar a El Peñón, un pueblo ubicado a 3400 msnm que funciona como uno de los principales puntos de acceso al Campo de Piedra Pómez. Es un lugar tranquilo, de vida altiplánica, ideal para descansar antes de continuar viaje hacia Antofagasta de la Sierra.
A pocos kilómetros de allí, el terreno vuelve a transformarse: aparece la lava negra, una extensa planicie formada por antiguas erupciones volcánicas. El contraste es impactante: superficies oscuras, grietas irregulares y un paisaje completamente distinto que anticipa la cercanía de los grandes atractivos geológicos de la zona.
Antofagasta de la Sierra: corazón de la Puna catamarqueña

Antofagasta de la Sierra, un pueblo rodeado de volcanes, lagunas y salares. - Créditos: Prensa
A más de 3300 msnm aparece Antofagasta de la Sierra, un pueblo rodeado de volcanes, lagunas y salares. Sus calles de tierra, el ritmo pausado y el clima seco definen la vida diaria. Hay opciones de alojamiento que van desde la hostería municipal hasta hostales y casas de familia.
Desde aquí salen las excursiones hacia los paisajes más impactantes de la región: Campo de Piedra Pómez, Antofalla, el salar del Hombre Muerto y los volcanes cercanos.

Salar en Antofalla, Puna. - Créditos: Prensa
Campo de Piedra Pómez: un paisaje único en el país
Ubicado a unos 10 km de El Peñón, el Campo de Piedra Pómez es un área natural protegida de más de 75.000 hectáreas formada por millones de rocas de piedra pómez generadas por antiguas erupciones volcánicas. El terreno, entre los 3000 y 4000 msnm, combina formaciones blancas, arenales grises y vistas amplias que lo convierten en uno de los lugares más particulares de la Argentina.
Para llegar se recomienda hacerlo solo con guía o vehículo 4x4, ya que los últimos tramos requieren atravesar huellas arenosas y sectores de difícil acceso. Una vez allí, se puede caminar entre las formaciones, obtener fotos panorámicas y recorrer sectores como Puerto Viejo, donde las rocas parecen puntas de barcos emergiendo del suelo.
Antofalla: el salar más largo del mundo

Salar en Antofalla, Puna. - Créditos: Prensa
A unos 90 km de Antofagasta se encuentra Antofalla, un pequeño pueblo habitado por la Comunidad Indígena Pueblo Kolla Atacameño. Con 3900 msnm y una población de alrededor de 30 habitantes, es un punto de partida clave para llegar al salar de Antofalla, considerado el más largo del mundo, con más de 150 km de extensión.
El lugar destaca por sus Ojos de Campo, pequeñas lagunas de colores que se forman por antiguos géiseres apagados. El contraste entre las lagunas, la superficie de sal y las montañas circundantes genera una postal única en la región.
Botijuela: un pequeño oasis entre salares y volcanes

Botijuela: un pequeño oasis entre salares y volcanes - Créditos: Prensa
A 36 km al sur de Antofalla se encuentra Botijuela, un pequeño oasis en un valle de pastizales ubicado a 4200 msnm. Allí vive un único habitante, Simón Morales, quien construyó su casa sobre un antiguo géiser de agua termal que mantiene la zona con humedad y vegetación durante todo el año.
El lugar se destaca por su ubicación solitaria en medio de un paisaje árido y salino. Quienes llegan hasta allí pueden observar el contraste entre el salar blanco, los cerros oscuros y el manto verde que rodea la vivienda. Simón recibe visitantes, cuenta sobre la vida en altura y cobra un pequeño monto que incluye acceso a los mejores miradores del salar y del volcán Antofalla. Es un punto poco conocido, pero muy valorado por viajeros que buscan experiencias dentro de la Puna catamarqueña.
Cómo llegar

Cuesta de Randolfo, en la Puna. - Créditos: Prensa
Desde San Fernando del Valle de Catamarca hasta Antofagasta de la Sierra: 597 km, en su mayoría por rutas asfaltadas, con solo un tramo final de ripio. También es posible contratar excursiones desde San Fernando o Belén.
Dónde alojarse
Antofagasta de la Sierra es la base con mayor infraestructura turística, aunque la disponibilidad es limitada. Se recomienda reservar con anticipación.
Recomendaciones para un viaje seguro

cpp_1.jpg - Créditos: Prensa
- Cargar combustible en Belén, última estación antes de ingresar a la Puna.
- Tomarse tiempo para aclimatarse a la altura.
- Consumir comidas livianas, mantenerse hidratado y evitar alcohol y cigarrillo.
- Llevar abrigo, protector solar y agua suficiente.
- Para Campo de Piedra Pómez, Antofalla y Botijuela, viajar solo en 4x4 o con guía especializado.
- Respetar siempre las normas de áreas protegidas y no dejar residuos.
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