Vancouver: 5 impresionantes lugares que tenés que visitar
La ciudad canadiense es una de las más lindas para visitar de todo el país y te contamos algunos de sus secretos mejor guardados.
10 de octubre de 2022
Atardecer en White Rock, uno de los barrios con mayor crecimiento de British Columbia. - Créditos: Sole Venesio
Visitar con cierta frecuencia una ciudad en la que no vivís te da una experiencia completamente diferente, mix entre turista y local, es imposible no tener tus lugares favoritos para ir a visitar, actividades que siempre querés hacer y hasta personas con las cuales querés encontrarte. Vancouver, una de las ciudades más jóvenes de Canadá, es mi segundo hogar en este hermoso planeta y -a pesar del viaje eterno- uno de mis destinos favoritos al que siempre me alegro de visitar.
Entonces, frente a la pregunta: "¿Pero vale la pena?". Mi respuesta es que sí, Vancouver te paga muy bien esas 18 h de vuelo que le dedicás. Acá cinco de mis actividades favoritas para disfrutar en la ciudad y algunos consejitos de viajera frecuente.
Atardecer en en White Rock. - Créditos: Sole Venesio.
1. El atardecer en White Rock
Si pensamos en la estructura de Buenos Aires, White Rock es su Vicente López. Con una población que mixea parejas de jubilados con aquellas que accedieron a su primera casa, es uno de los barrios más seguros de todo British Columbia y tiene una de las costas más visitadas de la ciudad. Con todo un recorrido gastronómico súper efervecente, el planazo de los locales es salir a caminar y disfrutar de la hora dorada en ese lugar. ¿Y cómo no hacerlo? Con un cielo que se tiñe de un naranja fuerte, los diferentes muelles del lugar crean escenas súper cinematográficas.
Mi consejo: los canadienses -como la mayoría de los norteamericanos- cenan muy pero muy temprano, el día que visites White Rock sumate a esa onda y armá pic-nic para disfrutar durante el atardecer.
Stanley Park se encuentra muy cerca del microcentro de Vancouver. - Créditos: Sole Venesio.
2. La bicicleteada en Stanley Park
Ir a Stanley Park es para mí un paso obligatorio si estás en Vancouver. Al punto en que mi marido ya sabe que cuando vamos, tenemos que reservar un sábado para hacer esta bicicleteada que te lleva alrededor del parque y te regala algunas de las vistas más hermosas que vas a ver en tu vida. Súper fácil de hacer -no tiene subidas, ni terrenos desafiantes- si te copa más caminar, esa también es una opción. Lo lindo es que es un plan de todo el día, repleto de gente que va a disfrutar de la playa y en donde te vas a encontrar con un mood muy especial y mágico.
Mi consejo: si les gusta la cerveza, en el corazón del parque está Stanley Park Brewing. No es barato almorzar o cenar ahí, pero es ideal para ir a comprarte algunas cervezas locas y tomarlas en su zona de pic-nic, o mismo sentarte a picar algo y terminar almorzando en algún lugar más accesible. Si son team IPA como yo, no dejen de probar sus opciones.
Arroz con kimchi en WOO y unos fish and chips en la costa. - Créditos: Sole Venesio.
3. Animarse a sus propuestas gastronómicas
Una de las cosas que siempre me sorprendió de Vancouver fue cómo, desde su movida gastronómica, siempre se preocuparon por conservar los sabores auténticos. Siendo una ciudad con un altísimo número de inmigrantes, que se sienta como la "comida de casa" es muy importante para ellos y es por eso que todas sus propuestas étnicas son tan increíbles. No es para nada barato ir a comer afuera (en promedio, para dos personas vas a gastar unos 100 dólares canadienses) y por eso es clave que elijas bien y dónde darte ese gustito. ¿Mi consejo? No dejes de comer sushi en Vancouver porque está rankeado como el mejor por fuera de Japón y animate a alguna propuesta medio loca que sabés que en Argentina no podés conseguir.
Qué hicimos nosotros: en este viaje fuimos a una parrillada coreana que había visto y anotado en mi visita anterior. Se llama WOO Korean BBQ y todo lo que comimos fue absolutamente delicioso.
En una de las librerías que visitamos este viaje. - Créditos: Sole Venesio.
4. Ir de cacería de nuevos libros
Vancouver -al contrario de otras ciudades como Nueva York- es un lugar en el cual vas a disfrutar mucho más de la naturaleza que de la vida citadina. Sin embargo, esto no significa que no tengan una movida cultural interesante y a la cual siempre vale la pena chusmear. Como amante de la lectura, siempre nos hacemos tiempo para visitar alguna de sus librerías que hicieron un cambio interesante y además tienen un montón de objetos de decoración y accesorios para lectores. Desde medias con frases graciosas hasta copas de vino o tazas divertidas, salgas de ahí con un libro o con una lampara de mesa, si este tipo de caminatas te copan es algo que sí o sí tenés que hacer.
Vancouver tiene varias bodegas muy cerca de la ciudad. - Créditos: Sole Venesio.
5. Descubrí las bodegas
Hace cerca de 10 años que voy a Vancouver y ésta fue la primera vez que alguien me dijo: "¿Y por qué no visitás las bodegas?". ¡Imaginen mi sorpresa! Muy cerca de la ciudad, la zona rural se adueña de la fotografía y enseguida empiezan a aparecer los campos sembrados, las plantas de frutillas y arándanos y las bodegas. Sin ser un plan súper económico, acá hay que aplicar la inteligencia: averiguar si tienen zona de pic-nic y, de tener, ir solo a comprar algunas copas que te llamen la atención. Si no tienen, ir más en plan picada y cenar en otro lado.
Mi consejo: mi favorita fue Chaberton Estate Winery que sí tiene área de pic-nic, a la cual podés acceder simplemente comprando alguna botella o mismo su propuesta de cata en donde podés elegir diferentes vinos para probar.
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