
Ahí. Ay, ahí no. Despacio, un poquito más despacio. Sí, así. Ahí, ahí. Y toda una variedad de sonidos, movimientos, caras y gestos que indicaron: aprobación, desaprobación, satisfacción, freno, aceleración, más intensidad, menor intensidad y así. De todos, no pudo leer casi ninguno. No hubo caso. Como cuando llegamos de España, diría mi madre.
El sábado busqué mis anteojos por la óptica. Había que hacerles unos ajustes. Ahora están perfectos. Hubiese jurado que iba a ver todo más claramente. Todo. Pero no, hay cosas que siguen siendo confusas. Lo hablé con Mariano, todo lo delicadamente que puede hablarse del tema sin herir a alguien y le dije que teníamos que seguir probando. Fui cuidadosa en no puntualizar todo lo que yo creía que el hacía mal (consejo de Mara) sino en rescatar lo que sí y proponer algunos cambios. Veremos. Se lo tomó bien pero no le tengo mucha fe al cambio. Es difícil trabajar la química. Durante el día somos ideales, nos reímos, hablamos, nos divertimos haciendo cualquier programa. ¿Estaremos condenados a ser amigos? Él me habla de las entradas al recital de Madonna que me regaló y nos imagina ahí juntos y yo no me puedo proyectar más que esta semana, día a día, noche a noche. Siempre dije que es más fácil dejar a que te dejen. Pero no tenía idea de lo que decía. Es difícil, y por ahora ni puedo pensar en hacerlo. Pienso seguir probando.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
