3 lecciones fundamentales que aprendimos durante “Liderazgo todoterreno”

Andy Clar: “Me sentía líder antes de saber qué significaba”

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   Liderazgo nato: “Cuando era chica, mi mamá me llamaba ‘la mujer orquesta’. A mí me gustaba siempre ocuparme de todas las situaciones, generar cosas para que los demás también tuvieran algo para hacer. Yo emprendo desde muy chica, y por eso fui aprendiendo a trabajar en equipo. Eso te va haciendo sentir líder, incluso antes de saber qué significaba. Con los años, no me quedó otra que hacerme cargo, porque con la agencia de publicidad empezamos con un equipo de dos, mi marido y yo, y hoy somos más de 250 personas trabajando en 9 países”.

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   Rompiendo barreras: “Yo soy como una outsider de la publicidad. Al principio no me daba cuenta de que en otras agencias no había mujeres en posiciones de liderazgo. Cuando lo empecé a ver, decidí que tenía que hacer algo. Entonces armé un departamento dentro de la agencia, la Woman Division. Allí trabajamos con equipos interdisciplinarios, que no tienen los vicios de la publicidad y aportan claridad acerca de cómo tienen que ser las cosas. Hoy el mundo de las agencias cambió un poco: hay mujeres creativas, algunas directoras, pero, si no me equivoco, durante años fui la única directora general creativa mujer del país. Hoy la diferencia es abismal: las nuevas generaciones vienen con una gran facilidad para el cambio”.

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   Mentoría femenina: “Mi abuela era una mujer muy resiliente, de ella aprendí de perseverancia; y de mi mamá, la creatividad. Aprendí de otras mujeres que me fui cruzando en mi camino, que no tienen la menor idea de cómo marcaron mi vida. A los 17 yo trabajaba después del colegio, y ahí me crucé con una de ellas, que me enseñó a vender, pero sobre todo, me enseñó que nada es imposible. Me enseñó que podíamos meternos en determinados lugares, me abrió una puerta, y después nunca paré. Me apoyo en muchas mujeres todos los días, a veces eso tiene más poder que encontrar una sola que sea tu mentora”.

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   Adaptarse para liderar: “Yo me siento todoterreno. Esa tracción de 4x4 que una puede generar y activar hace que puedas inspirar al otro a mejorar. No hay nada que me haga más feliz que trabajar con gente que trabaja mejor que yo. Aprender a delegar es difícil, a mí me costó años. Pero cuando lo hacés, es muy alentador. Se trata de poner marcha atrás y poder ver lo que hace el otro, para después volver a avanzar juntos. Todo el tiempo hay que estar alerta para entender qué le sucede al otro. En el trabajo online hay mucha soledad, entonces hay que generar un ida y vuelta que traspase la pantalla. Como líder, a veces hay que personalizar, tener una comunicación fluida con cada miembro del equipo”.

Valentina Solari: “Ser líder es un aprendizaje constante”

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   Encontrar el balance: “Cuando somos personas tan activas, es difícil frenar y encontrar esos momentos de equilibrio. Es súper importante disfrutar de los momentos de descanso, poder desconectarse, revitalizar la energía haciendo deporte y disfrutar de los momentos simples, como las charlas con amigos. Más aún en tiempos tan cambiantes, como nos tocó con la pandemia, de un momento para el otro tuvimos que aprender a trabajar de manera remota. El desafío fue encontrar la manera de estar cerca de los equipos a través de nuevas herramientas de trabajo. En esos momentos, lo más importante es escuchar al otro”.

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   La pasión del deporte en la vida profesional: “Yo viajé por todo el mundo compitiendo como tenista profesional, y eso me dio esa ambición sana para aplicar en el mundo de los negocios: siempre quiero equipos ganadores. El dejar todo por la camiseta, el dar todo en la cancha, me enseñó muchas cosas para el mundo laboral. Me enseñó a ir en busca de los objetivos. Cuando jugaba al tenis, muchas veces los torneos no salían como esperaba, pero siempre había que levantarse e ir por más. Lo mismo pasa en el mundo laboral: a veces las cosas no salen como una las planifica, pero siempre hay que rescatar lo positivo. Reconocer a los equipos es una de las habilidades de liderazgo más importantes”.

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   Abriendo caminos en la industria automotriz: “En Renault somos tres mujeres en el comité de dirección. Ya está naturalizada la idea de una mujer en un puesto de liderazgo. Hay una cultura y un plan estratégico asociado a la equidad de género y la inclusión que se refleja en formaciones a todos los colaboradores, programas de incentivo, programas de reclutamiento a personas con discapacidad y un premio para las mujeres emprendedoras”.

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   Liderazgo humilde: “Ser líder es un aprendizaje constante. Hay que estar abierta, con humildad, porque se aprende mucho de los equipos que una tiene a cargo. Una de las principales características que deben tener los líderes de hoy es actuar con el ejemplo. Hay que trabajar siempre en pos del equipo, empoderar a las personas y hacerlas sentir parte de las decisiones. Hay que crear un ambiente en el que todos tengan ganas de ser parte del team. También hay que abrirse emocionalmente. Si en una charla alguien se emociona y llora, no pasa nada. Mostrarse como uno es hace que se genere una conexión diferente. La escucha tiene que ser activa”.

Sole Simond: “Hay que salir de la omnipotencia y conectarse con la vulnerabilidad”

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   Ser líder antes que jefa: “Para mí, la líder es aquella que junta la plata del regalo en los cumpleaños, no hay que ser jefa para ser líder. En mi caso, fue la consecuencia de un liderazgo innato, desde muy chica era la mal llamada mandoncita. Líderes nacemos, hay algo que traemos desde la cuna. Mi mamá no era muy ducha con las habilidades domésticas porque estaba trabajando para sostener una familia. Vi en ella algo sobre cómo yo quería iniciarme profesionalmente. Yo quería tener una meta de liderazgo laboral, pero mantener mi sensibilidad. Yo la vi a mi mamá surfear eso diariamente, aunque se le quemara el arroz. Para mí, eso tiene mucho valor”.

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   La importancia de armar equipo: “En los momentos en que sentís que no podés, que se viene un camino sinuoso o de ripio, hay que poder descansar en la tranquilidad de tener un equipo. Cuando pierdo la energía, tengo la confianza de que todo está completo, porque armé un buen equipo. Sé en quién puedo descansar, cuándo y cómo hacerlo. Hay que salir de la omnipotencia y conectarse con la vulnerabilidad, admitir las propias dudas. No somos personas completas, siempre nos falta algo, y el equipo lograr reforzar eso que te falta”.

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   Complementar el liderazgo y la espiritualidad: “La acción tiene que venir con descanso, no hay otra manera. A mí siempre me preguntan cómo hago para ser instructora de meditación y líder de un equipo al mismo tiempo, como si fueran cosas disonantes. Para mí son complementarias. Las habilidades que me dio la meditación, y el entender que hay que bajar un cambio, son cosas que llevo al equipo de OHLALÁ!, que me permiten tener una mirada más orientada a la solución, frenar un poco. Al mismo tiempo, todas mis habilidades de liderazgo las llevo al mundo espiritual, que a veces puede ser medio inasible. Me permiten tener más fuerza, más llegada a los otros”.

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   Liderazgo empático: “Antes, para ser líder tenías que mostrarte impoluta, fuerte. Más aún las mujeres, teníamos que hacer un doble esfuerzo para movernos en estas industrias masculinas. Nosotras traemos una empatía y una naturalidad en las que tenemos que confiar porque son una fortaleza. Hay que hablar menos y escuchar más. El beneficio tiene que ser la personalización, no podemos estandarizar modos de liderazgo. Cada persona necesita un acercamiento distinto, y como líder hay que entender que algunos necesitan una comunicación más cuidada y a otros les sirve que seas directa. Hay que mostrarse vulnerable: si yo cuento algo propio, habilito a que el otro sea generoso y me cuente también”.