48 horas en Qatar
Una agenda sin prisa, pero sin descanso para asomarse al gran proceso de transformación en este pequeño y riquísimo emirato del Golfo Pérsico, desde la futurista Doha hasta el implacable desierto
12 de junio de 2011
DOHA.– Parado en la Corniche, la gran avenida costanera de esta ciudad, frente a unas treinta flamantes torres de oficinas que parecen acabar de emerger, poderosas, del mismísimo desierto, uno no puede más que rascarse la cabeza y preguntarse... ¿cómo ocurrió esto?
Qatar, pequeña península que se prolonga desde Arabia Saudita sobre el Golfo Pérsico, era un país más bien humilde de Medio Oriente, dedicado a la pesca y la recolección de perlas. Hasta que encontraron enormes reservas de petróleo y gas suficientes como para asegurarle a su reducida población (actualmente, unos 300.000 qataríes, triplicados y más por trabajadores extranjeros) bastante más que un buen pasar. Mucho más: el año último, su economía creció a un récord del 19,4%, con el mayor PBI per cápita en el mundo.
El Sheikh Hamad bin Khalifa Al Thani, en el poder desde 1995, lidera en los últimos años una sorprendente transformación de su emirato. En línea con la experiencia de los vecinos de Dubai, con los que constantemente surgen comparaciones, Qatar comienza a ser noticia más seguido con obras y proyectos de esos que se suelen adjetivar como faraónicos: las torres que de un día para otro cambiaron el perfil de Doha; The Pearl, urbanización de lujo sobre una isla artificial; uno de los aeropuertos más grandes del planeta (a punto de terminarse); un puente que unirá la península con la isla de Bahrein y hasta la realización del Mundial de fútbol 2022 que acaban de adjudicarse, aunque no sin polémica. A la lista, podría sumarse Qatar Airways, de vertiginoso crecimiento, reconocida como una de las aerolíneas cinco estrellas y que recientemente comenzó a unir Buenos Aires con Doha, una conveniente conexión hacia Oriente. Y una oportuna excusa para asomarse a este verdadero caso de reinvención en el mundo árabe.
DÍA 1
10. Visita al Museo de Arte Islámico.
Buena introducción al legado cultural local y, al mismo tiempo, al nuevo Qatar y su monumental arquitectura. Es que, inaugurado en diciembre de 2008, este notable edificio sobre su propia isla se convirtió instantáneamente en símbolo de la moderna Doha. Se trata de una obra del arquitecto I. M.Pei (el mismo de la pirámide del Louvre) y alberga una de las mayores colecciones de arte islámico en el mundo. Tres continentes y más de mil años de cultura representados por tesoros que incluyen antiquísimos manuscritos del Corán hasta alfombras y armaduras. Y por supuesto, una completa tienda de suvenires y libros de arte llamativamente baratos, para aprovechar.
- Abierto todos los días, menos los martes. Entrada gratuita. www.mia.org.qa
13. Almuerzo en Al-Majless
Absolutamente relajado y auténtico, sin pretensiones de clientela internacional, Al Majless es ideal para una degustación de Medio Oriente en tradicionales boxes detrás de discretas cortinas, por el equivalente a 25 dólares (a 1 dólar por 3,64 rials). Menú clásico (no faltan kebab, humus, shawarmas) para comparar con nuestro restaurante árabe favorito de casa.
Calle Al Saad, en Ali Bin Jasim Souq.
Calle Al Saad, en Ali Bin Jasim Souq.
15. The Pearl
Dubai atrajo la atención internacional gracias a, entre otras cosas, sus Islas Palmera, desarrollos inmobiliarios actualmente en construcción. Y Doha, que de algún modo compite con aquel emirato, le responde con La Perla, su propia isla artificial con torres, residencias, hoteles cinco estrellas, tiendas de lujo y yacht clubs, para unos 16.000 millonarios. Sus responsables comerciales aseguran que todo el proyecto estará completo en 2014 y que el 90% de lo que se sacó al mercado ya está vendido, incluidos sus nueve islotes privados. Actualmente es una zona de obras en la que habitan unos 3000 pioneros. Para quienes están lejos de invertir en estos ladrillos, la isla se puede visitar con la excusa de comer o tomar algo en alguno de sus restaurantes y, de paso, conocer en su oficina de ventas la impresionante maqueta del emprendimiento.
www.thepearlqatar.com
www.thepearlqatar.com
18. Compras en el Souq Waqif
Una de los imperdibles de Doha es el Souq Waqif, tradicional mercado árabe que, a pesar de su logrado aspecto, en verdad es relativamente nuevo. Un laberíntico complejo de tiendas y pasillos donde se ofrecen especias, telas, antigüedades y también... toallas de Bob Esponja y mil baratijas chinas. A diferencia de otras ferias similares en países vecinos, una particularidad de Souq Waqif es que sus vendedores son muy poco agresivos, en muchos casos hasta sorprendentemente indiferentes al potencial cliente. Se regatea, eso sí, pero los precios de inicio en las ventas ni siquiera son demasiado altos. Es, sin duda, un mercado muy relajado, acaso por su propósito más turístico-cultural que puramente comercial.
20. Cena en Al Tawash
En pleno Souq Waqif, un restaurante con muy buena ambientación, excelente comida árabe y precios lógicos en uno de los edificios más pintorescos de esa parte peatonal de la ciudad. Y con salones especiales para fumar shisha.
22. Trasnoche en Irish Harp
El Sheraton fue el primer cinco estrellas de cadena internacional en Doha. Y aunque hoy está rodeado por gigantes de otras firmas con mejores servicios, el hotel de forma piramidal de algún modo se las arregla para mantenerse como referente en la escasísima vida nocturna de la ciudad. Sobre todo, gracias a su pub irlandés, Irish Harp. Abundante público expatriado, buena cerveza (en Doha sólo se sirve alcohol en los hoteles) y música todos los días, hasta las 2.
DÍA 2
10. Más compras y brunch en el Villaggio
El centro comercial más importante de Doha vale la pena no sólo por las compras, sino para tener otra muestra del estilo qatarí de hacer algunas cosas: el mall está atravesado por un canal por el que navegan plácidamente góndolas venecianas. Louis Vuitton, Gucci, Valentino y Dolce & Gabbana conviven bajo un mismo cielo raso pintado con nubes, aunque es recomendable también pasar por el simple hipermercado del Villaggio y llevarse especias a muy buenos precios. Para un almuerzo temprano y exprés hay una sucursal del neoyorquino Dean & DeLuca.
14. Katara, la villa cultural
Además de los museos, el plan maestro de Qatar para convertirse en la capital cultural de mundo árabe se apoya en este proyecto de 80 millones de dólares, que incluye anfiteatro, salas de espectáculos, mercado gourmet, restaurantes, varias sedes de instituciones como la Qatar Fine Arts Society, la Qatar Photographic Society y la Qatar Music Academy, y hasta... un palomar cinco estrellas. Todo, en un sorprendente conjunto con juegos geométricos y edificios tradicionales-modernistas.
www.katara.net
www.katara.net
16. Safari en el desierto
Una habitual excursión desde Doha es el llamado Desert Safari. En su versión más frecuente consiste en una salida en 4x4 a unos 45 minutos hacia el sur de la capital qatarí. Junto al resort de playa Sealine Beach, los guías le quitan aire a las gomas del vehículo para internarse en el desierto y lanzarse como en sandboard desde altísimas dunas o tomar alguna extensión más plana a más de cien kilómetros por hora, mientras en el estéreo suena música tecno árabe a full. Por 50 dólares, uno de los expertos conductores que ofrecen esta actividad es Waseem, 28 años y seis en la arena. "Yo, por lo menos, no", responde cuando se le pregunta si alguna camioneta volcó en pleno Desert Safari. Y así llega en su Land Cruiser hasta la frontera con Arabia Saudita y luego vuelve hasta su campamento junto al mar con casi todos los pasajeros dormidos, después de tantos saltos y sustos. "Siempre pasa lo mismo –asegura–. Debe ser el desierto."
20. Paseo por la Corniche
Corniche es la gran avenida costanera de Doha, además de su mejor paseo para caminar. Por allí, cuando cae el sol y el calor da respiro, unos corren y otros hacen picnic en un microclima libre de estrés. Desde el muelle de pescadores, muy cerca del Museo de Arte Islámico, los dhows, autóctonos barquitos de madera (disponibles para una salida panorámica o de pesca), contrastan con el vidrio y el metal de la colección de rascacielos de autor al otro lado de la bahía.
21. Cena panorámica en Al Mourjan
Seleccionado entre los cinco mejores restaurantes de cocina de Medio Oriente (libanesa, más precisamente) en Doha, la carta ganadora de Al Mourjan es su estratégica ubicación en plena Corniche y su terraza con gran vista de la West Bay.
www.almourjan.com
www.almourjan.com
DATOS ÚTILES
Cómo llegar
Qatar Airways vuela diariamente de Buenos Aires a Doha. En clase económica, las tarifas parten en 2500 dólares; en ejecutiva, desde 7500. Los argentinos necesitan visa y pueden tramitarla por medio del hotel que reserven con un costo de 45 dólares.
www.qatarairways.com
Qatar Airways vuela diariamente de Buenos Aires a Doha. En clase económica, las tarifas parten en 2500 dólares; en ejecutiva, desde 7500. Los argentinos necesitan visa y pueden tramitarla por medio del hotel que reserven con un costo de 45 dólares.
www.qatarairways.com
Dónde dormir
El Four Seasons Doha es de los mejores cinco estrellas de la ciudad (allí estuvo el enero último la presidenta Cristina Fernández durante su visita oficial). Destacados, el restaurante Il Teatro y el spa, favorito de una selecta clientela local.
El Four Seasons Doha es de los mejores cinco estrellas de la ciudad (allí estuvo el enero último la presidenta Cristina Fernández durante su visita oficial). Destacados, el restaurante Il Teatro y el spa, favorito de una selecta clientela local.
LOS DUEÑOS DE LA PELOTA EN 2022
Dubai tendrá a Diego Maradona como DT en su campeonato de fútbol, pero Qatar se covertiría en 2022 en el primer país árabe sede del Mundial. El enunciado en potencial se debe a que en los últimos días estalló un escándalo en la FIFA por denuncias de compras de votos para la elección de Doha. Y aunque Sepp Blatter, el reelecto presidente de la federación futbolera, niega todo enfáticamente, voces como la de Theo Zwanziger, número uno del fútbol alemán, ya piden que se reconsidere la nominación.
Lo cierto es que Qatar presentó a su tiempo un multimillonario plan de obras para recibir al fútbol del mundo. Porque, mientras que otros anfitriones deben poner su infraestructura a punto para la Copa, en este pequeño país, que carece de la más mínima tradición futbolística, se debe hacer todo de cero.
Por todo hay que entender, entre otras cosas, media docena de estadios futuristas con sistemas de refrigeración para hacer tolerable el calor del desierto, que en julio (mes habitual del Mundial, aunque hay propuestas para que en este caso se cambie al más templado diciembre) alcanza sin problemas los 50°C. A propósito, uno de los aspectos más atractivamente altruistas de la postulación fue que los qataríes prometieron entregar, después de la Copa, parte de las instalaciones a países del Tercer Mundo.