En tiempo de smartphones que nos viven dispersando, tener disciplina para estudiar, hacer un trabajo práctico o escribir tu tesis puede ser todo un desafío. Te damos algunas claves para que el tiempo te rinda.
Eliminar estímulos es una gran forma de concentrarse - Créditos: Photo by Toa Heftiba on Unsplash
- Aprendé a amar lo que estás haciendo:
No todos los temas son de nuestro agrado. Lo que tenés que saber es que la elección sobre lo que te gusta o no es personal y la podés cambiar. Cuando amás eso que te tocó hacer inmediatamente se vuelve más sencillo, placentero y disfrutable. La forma en que encarás una obligación es tu elección. En la vida siempre vas a transitar situaciones difíciles, y cómo las atravieses es tu decisión.
- Eliminá los estímulos externos:
Apagá la radio y la televisión para que tu mente no se distraiga, y recordá que el sistema nervioso se estimula a partir de los sentidos. Por ejemplo, cuando escuchás la radio mientras estudiás, en realidad tu cerebro está prestando atención a 3 cosas: a lo que estás leyendo, a lo que estás escuchando y a lo que está pasando por tu mente. De esa forma, es mucho más difícil que retengas lo que lees. Lo fundamental es comprender los procesos de la mente para poder concentrarte mejor.
Dormir y alimentarse bien hace toda la diferencia a la hora de retener los contenidos - Créditos: Photo by Toa Heftiba on Unsplash
- Dormí bien:
Lo ideal es que descanses entre 6 y 8 horas por día. Con la mente descansada, el tiempo de estudio rinde mucho más. Si te sentás a estudiar a las 22, después de todo un día de trabajo, es mucho más difícil comprender los textos o recordar lo que estás leyendo. Si en cambio lo hacés por la mañana con la mente fresca, es más probable que retengas la información.
- Comé sano:
Una alimentación saludable incrementa tu nivel de energía y hace que tu mente esté más concentrada. Podés, por ejemplo, reemplazar el café por el té con jengibre, porque la cafeína así como te despierta, estimula el sistema nervioso y hace que tu mente empiece a vagar y dispersarse.
Experto consultado: Martín Cerezuela, instructor de meditación de El Arte de Vivir
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