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A bordo, bon appétit!

En los vuelos internacionales, la comida también puede ser a la carta; para los más chicos hay menús especiales y no faltará una torta, si se cumple años

por

Andrea Ventura

19 de noviembre de 1999

Para muchas personas la comida a bordo de un avión puede presentar inconvenientes, que se resuelven fácilmente si se está asesorado en el tema.

En el cielo, la comida también puede ser a la carta. La mayoría de las aerolíneas ofrecen a sus pasajeros, en vuelos internacionales, -tanto para los que viajan en clase turista como en las preferenciales- un menú especial, si así lo desean. Además de las dos opciones habituales, que generalmente incluyen pastas, carne, pescado o pollo, se pueden elegir otras alternativas.

Los menús especiales están pensados para las personas con problemas de salud, que estén cumpliendo una dieta o que por sus creencias no puedan comer determinados alimentos.

Se puede solicitar comida baja en sodio (sin sal), vegetariana, bajas calorías, magra (desgrasada), para diabéticos, kösher (con el ritual judío) o cualquier otro menú. También existen platos especiales para los chicos, que incluyen hamburguesas o milanesas. Cuando se viaja con bebes se pueden solicitar mamaderas calientes.

Para que estos pedidos sean efectivos es necesario solicitarlos antes del vuelo. Lo recomendable es hacerlo en el momento de la reserva o, como mínimo, 24 horas antes de la partida, para que se los prepare y se los embarque.

La tripulación identifica los pedidos especiales porque en las bandejas figura el apellido y número de asiento del pasajero.

Si el viaje coincide con cumpleaños, aniversario de casado o con la luna de miel y se hace el anuncio junto con la reserva, se recibirá a bordo una torta y champaña.

La mesa está servida

En general, en los vuelos internacionales se ofrece un servicio de cóctel y dos servicios de comida que, según el horario de partida, pueden ser almuerzo o cena y snack o desayuno.

Para las comidas, es habitual que se respeten los horarios de los destinos, tanto del que se sale (coincide con el primer servicio) como al que se llega (la segunda comida). Por ejemplo, en los vuelos a Europa se recibe el desayuno antes del aterrizaje, aunque en Buenos Aires sea de madrugada.

El servicio, aproximadamente, llega a los pasajeros una hora después de la partida, el tiempo necesario para que las azafatas calienten la comida y la nave alcance la velocidad crucero.

Para los que se quedan con hambre, es posible repetir.

Cuando los pasajeros están dormidos en el momento del servicio, las azafatas suelen preguntarles igual si desean comer, pero si no responden, generalmente no se los molesta. En muchas compañías aéreas se puede solicitar la comida al despertar.

Si se tiene hambre en horarios fuera del servicio, es habitual que las azafatas dispongan de algún snack para ofrecer, como maníes, galletitas o sándwiches. Las bebidas siempre están a disposición.

Durante los vuelos no se puede comprar nada -excepto los productos del duty free -. Pastillas, chicles, golosinas y artículos de farmacia hay que adquirirlos en tierra.

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