

HELSINKI, Finlandia.- Las formas irregulares que se dibujan en el vidrio y la madera que pasaron por sus manos tienden a copiar las asimetrías de los lagos, bosques y costas de Finlandia. Incluso muchas ciudades tienen edificios especialmente diseñados para separar a la gente del tránsito de la calle, en ocasiones sirviéndose de jardines.
Una visión audaz, de vanguardia, obsesionada con la naturaleza es la que tuvo uno de los máximos exponentes de la arquitectura finlandesa: Hugo Alvar Henrik Aalto, de quien se cumplen cien años de su nacimiento (1898-1976).
Como su obra, una recorrida por sus principales edificios o un vistazo de sus más famosas creaciones y diseños es una experiencia para nada convencional. No sólo Helsinki permite descubrirlo, su ciudad de origen Kuortane, en Ostrobotnia; Jyväskylä, sitio de residencia infantil; su luna de miel con Iittala, y la antigua ciudad de Turku sede de su primera oficina, son algunos de los trazos marcados en la ruta marcada por Alvar Aalto.
El barrio de Munkkiniemi, en Helsinki, donde construyó su propia casa; o el de Töölö, que alberga monumentales edificios son otros de los centros generados por Aalto. Los administrativos de Alajärvi, Seinäjokila, Säynätsalo y Rovaniemi se construyeron merced a su proyección.
La ventana dibujada, seudónimo con que llamó a su obra cumbre del funcionalismo, el Sanatorio de Paimio se suma a su extensa lista de creaciones.
Paraíso terrenal
Cuando Aalto se graduó de arquitecto escribió: "El único objetivo correcto de la arquitectura es construir con naturalidad. Todo lo superfluo se afeará con el tiempo". Años más tarde, en 1957, declaró: "La arquitectura tiene también una motivación ulterior que siempre se asoma a hurtadillas: la idea de crear un paraíso. Queremos construir paraísos terrenales para la gente". Basta con visitar algunas de sus casas en Finlandia para captar su concepción de ese paraíso.
Por sus formas, materiales y alusiones, Villa Mairea es considerada la mejor vivienda unifamiliar de Aalto. Su villa veraniega de Muuratsalo, refugiada en pleno bosque, en una isla cercana de Jyväskylä, es producto de "un profundo diálogo con la naturaleza", según él mismo. Villa Kokkonen, en Järvenpää, fue proyectada para el compositor Joonas Kokkonen, que recordó: "Aalto dibujó un piano de cola en una servilleta y ése fue el punto de partida de su proyecto".
Pantalones de cuero ...
Corría el otoño de 1936 y las cristalerías finlandesas organizaron un concurso en busca de objetos artísticos y utilitarios con diseños novedosos para la Exposición Mundial de París del año siguiente.
Numerosos diseñados reconocidos y jóvenes prometedores fueron invitados a presentar sus obras. A fines del invierno, el jurado eligió una colección de bols y vasos bosquejados con trazos ágiles en lápiz, pluma y crayón sobre papel y cartón. Su título: Pantalones de cuero de una mujer esquimal . El nombre, obra y la ejecución no encontraban razón aparente, salían de lo común. Su autor era Alvar Aalto, un joven arquitecto de renombre internacional -precisamente había proyectado el pabellón finlandés para la mencionada muestra- y comenzaba a incursionar en el moldeado del vidrio y cristal. La obra lo catapultó a un primer plano como la figura más apasionante entre los noveles diseñadores. La colección completa fue vista en París y despertó gran interés.
El famoso restaurante Savoy de Helsinki figuró entre los primeros compradores de sus vasos, de allí el origen del nombre Vaso Savoy a dado al modelo más popular. Si bien en 1970 lo rebautizaron como Vaso Aalto, y en la actualidad se habla del Vaso del Jubileo (por el centenario de su creador), con su apodo original se reconoce a este icono del arte aplicado finlandés.
Hoy en día, basta preguntar por el Vaso Aalto en cualquier comercio especializado para que ofrezcan la colección completa, hasta con sus colores originales: transparente, marrón río, azul celeste, verdemar, rojo rubí y humo. También se lo ve en muchos museos de arte del mundo, contrariando la idea original del autor: crear una vajilla óptima para el uso diario del hombre común, vasos que sirvieran de frutera, portamacetas, floreros o bandejas. "Un objeto no tiene que ser un producto definitivo -decía Aalto- Por el contrario, debe fabricarse de manera tal que la misma gente, guiándose por sus propias normas individuales, pueda perfeccionar acabadamente su forma."
Sus formas curvilíneas, sinuosas y hasta serenas difirieron de la simétrica cristalería tradicional. Estas fluidas formas se reflejarían el posteriores diseños de edificios y muebles, que a menudo resultaban ser un espejo de aquellos. Toda la obra de Aalto evidencia su deseo de transmitir la belleza natural de la campiña finlandesa, con sus sinuosidades e innumerables lagos.
Objetos del deseo cultural
En Finlandia, hay exposiciones permanentes de los diseños de cristalería de Alvar y Aino (su primera esposa) Aalto en el Museo Alvar Aalto, el Museo Finlandés del Vidrio, el Museo de Artes Aplicadas y el Museo de Iittala. Todos, también, dan espacio a sus exclusivos y popularmente internacionales muebles.
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