
Las dos semanas que se extienden las vacaciones de invierno otorgan tiempo suficiente para poder realizar en familia programas extensos e interesantes. Si se trata de efectuar una travesía 4x4, el suplemento Turismo de La Nación recomienda ir a San Antonio de los Cobres, un pueblo en medio de la Puna. El pequeño caserío es un buen punto de partida para realizar circuitos duros, apropiados para esos vehículos.
Si se comienza el viaje en la capital salteña, la quebrada del Toro (ruta 51) producirá los primeros resoplidos del todoterreno. Paralela a los rieles del Tren a las Nubes, esa ruta sinuosa y polvorienta describe uno de los paisajes más espectaculares de nuestro país. El ripio atraviesa varias veces el río Toro en medio de cerros, montes selváticos y puentes ferroviarios.
Ya a los 3000 metros, la camioneta parece envejecer de golpe y pedir compasión con mensajes de humo. El caño de escape deja una estela negra y la potencia decrece mientras se ingresa en un entorno distinto, de grandes planicies secas y desérticas que alguna vez fueron parte de un imperio y cuyas huellas más notorias se pueden apreciar en las ruinas de Santa Rosa de Tastil.
Abanico de caminos
En San Antonio de los Cobres, donde se cuenta con una hostería, combustible y provisiones, se puede planificar los distintos circuitos.
Hay paseos de una jornada para retornar a la calidez de la Hostería de las Nubes cuando el sol se oculta y la temperatura desciende sustancialmente. Entre ellos, figuran la recorrida del solitario Abra del Gallo hacia Santa Rosa de los Pastos Grandes, un caserío a casi 4000 metros. Luego, seguir hacia el Oeste hasta Salar de Pocitos, estación ferroviaria donde se carga el bórax de los salares. Allí convergen varios caminos: la ruta hacia el paso Socompa y la que conduce hacia la mina Tincalayu y Antofagasta de la Sierra (todas excursiones que requieren acampar), también las rutas que llevan a los pasos Sico y Huaytiquina. Al retornar por la ruta 51 conociendo Catúa, Caucharí y Olacapato, asoman solitarios asentamientos mineros.
Otro circuito consiste en pasar por debajo del viaducto La Polvorilla, quizá la obra ferroviaria más fotografiada del país. Por un camino que se parece más a una vereda que a una ruta (la 74), se llega a Susques pasando por pueblos jujeños que no figuran en los mapas. Se puede volver por las rutas 38 y 40.
La ruta nacional 40
Para dejar atrás San Antonio de los Cobres, la ruta 40 ofrece dos alternativas: una al Sur y otra al Norte. Hacia el Norte se puede alcanzar la Quebrada de Humahuaca a la altura del pueblo de Purmamarca. En cambio, hacia el Sur se entronca con la parte más alta de los Valles Calchaquíes, por los que se diseminan los poblados de Cachi, Molinos y Cafayate.
Esta última posibilidad requiere un buen equipamiento del todoterreno y pericia en el volante, así como vituallas ante la eventualidad de un bloqueo del camino. Ese tramo de la ruta trepa hasta casi 5000 metros de altura en el abra del Acay. Pero la emoción comienza al descender desde ese punto hasta La Poma, el primer pueblo de los Valles Calchaquíes.
Nieve, derrumbes y grietas suelen dejar el camino clausurado, en medio de una atmósfera pobre en oxígeno. La llegada al fantasmagórico Pueblo Viejo, aledaño a La Poma (destruido por un terremoto, y actualmente con muy pocos habitantes) es un alivio luego del vértigo del cruce del Acay.
Desde allí se continúa el descenso a los pueblos de los valles, que contrastan con los páramos del Altiplano.
Claves para poner primera
- En San Antonio de los Cobres la Hostería de las Nubes (0387-4909058) ofrece habitaciones con baño privado, restaurante, cocheras cubiertas (importante para disminuir las posibilidades de congelación de los líquidos de l vehículo) y teléfono.
- Si bien en esa localidad se consigue combustible, es conveniente contar con la propia provisión de aceite, anticongelante, bidón, ya que no hay un abastecimiento regular. Se requieren dos ruedas de auxilio y asesorarse sobre algunas técnicas para evitar el apunamiento y el congelamiento de los fluidos de la camioneta.
- Ropa, juguetes y útiles escolares son bienvenidos en las comunidades del Norte.
- Ante el riesgo de tener que pasar la noche en el Altiplano, el primer enemigo será el frío. Conviene tener mapas, herramientas, pala, ropa abrigada, comida y bebida, combustible y fósforos, bolsas de dormir, transmiso res, tubo de oxígeno.
- En la Puna se cuenta con el apoyo de la Gendarmería Nacional. Es recomendable avisar en el Escuadrón de San Antonio cuando se emprenda un recorrido por zonas solitarias. Los gendarmes tienen muy buena predisposición con los visitantes.
- En particular, al intentar el cruce del Abra del Acay, la Gendarmería puede informar sobre el estado del camino, así como avisar al destacamento Policial de La Poma que un todoterreno está en esa ruta con un horario previsto de arribo (no olvidar luego presentarse en ese destacamento para registrar la llegada sin novedad).
Sergio Zagier
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