Newsletter
Newsletter

África, una ráfaga de inspiración

El escritor Hernán Lanvers recorrió el continente a fondo y eligió sus escenarios para escribir sus libros de aventuras




El gran Continente Negro prácticamente no tiene secretos para Hernán Lanvers. Este médico que nunca ejerció de 52 años estuvo en cada uno de los países africanos, casi como un explorador. En solitario convivió con tribus perdidas en el tiempo y subió a las cumbres más altas, como el Kilimanjaro y el monte Kenya.
Aunque viajó por medio mundo, su fascinación por África fue más allá que la de cualquier viajero: en los últimos 13 años hizo 15 viajes al continente y aprendió suajili, la lengua africana que se habla en muchos países, mezcla de árabe, inglés y portugués.
Y esos viajes fueron la fuente de inspiración y el lanzamiento de su ascendente carrera como escritor. Ahora acaba de presentar Cazadores de gloria, su quinto libro de la saga África.
No escribe crónicas de viaje ni guías. Sin embargo, sus libros de ficción, de la mano del protagonista Tom Grant, un conquistador inglés amigo del gran guerrero Shaka Zulú, se internan en la historia, las costumbres lejanas y recrean sus vivencias durante los viajes.
Vestido de explorador, con pantalón beige, chomba negra y su único par de borceguíes gastados, parece estar siempre listo para la aventura, incluso a pasos del Obelisco. Y también siempre listo para hablar sobre sus libros, que ya vendieron 300.000 ejemplares y fueron best sellers, pero sobre todo de sus viajes profundos, iniciáticos, casi antropológicos por África.
"Mis libros se venden no porque sea tan interesante lo que yo imagino sino por lo que sucede en África, allá pasan cosas que en otro lado no ocurren".
Y allí empieza una larga enumeración de esas cosas diferentes que suceden en África. Como el acecho constante de las fieras salvajes, incluso cerca de las ciudades, las tribus que todavía viven en poligamia y la informalidad en todo: aviones que cambian el rumbo en pleno vuelo por pedido de los pasajeros o autos alquilados que sólo andan en segunda.
"Dicen que para viajar por África tenés que tener muchísimo dinero o muchísimo tiempo. O resolvés todo con aviones privados y servicios de primera línea o te adaptás a los tiempos y costumbres de los africanos. Por ejemplo, para hacer 140 kilómetros en auto se puede tardar un día como si fuera lo más normal, siempre surgen problemas". Y él, sin mucho dinero, se tomó todo el tiempo del mundo para desentrañar África y aprender a aceptar esa lógica tan diferente.
Aunque recorrió de punta a punta todo el continente prefiere el África negra, profunda, de difícil acceso, de guerras constantes, de ciudades caóticas, de tradiciones tribales: "Son más desenfadados, divertidos y menos machistas, porque no están regidos por las leyes del Islam."
La fascinación por África comenzó de chico: creció leyendo las historias de Julio Verne, Emilio Salgari y Wilbur Smith, y soñando con hazañas que sólo héroes de origen inglés y francés podían hacer... y se propuso ser un conquistador moderno. Cuando tuvo un poco de dinero quiso vivir, aunque sea un poco, de esas aventuras.
Nunca había escalado, tenía miedo a las alturas, pero ni bien puso un pie en África oriental, decidió subir el Kilimanjaro.
"Quería hacer algo de todo lo que había leído y me dije, bueno, aunque sea subo 200 o 300 metros de los 6000 que tiene el monte. Contraté unos guías de la tribu chagga. Suponía que íbamos a ser un grupo de 20, 30 personas, pero era finales de 2001 y no había nadie, era el único. Hacía poco que habían bombardeado las embajadas de Tanzania y Kenya y los europeos habían desaparecido". Recuerda cómo subió el pico más alto de África al amparo de un guía con el fusil cargado por si aparecía una fiera. "A las 6 de la tarde, cuando cae la noche en el África ecuatorial, hay que volver a los refugios, sino es muy probable el ataque de un leopardo o un león".
En apenas 2 días y 19 horas llegó a la cima. Y como iba solo con los porteadores, lo invitaron a vivir unos días a sus casas y ahí le tomó el gusto a convivir con diferentes tribus.

Vida tribal

En otro viaje, cuando subió el monte Kenya directamente pidió ir en solitario, sin otros turistas, sólo con dos guías africanos.
Eso le permitió hacerse amigo de los guías, que generalmente mantienen poco trato con los occidentales, y lograr que lo inviten a pasar unos días con ellos. Fue su método de cabecera en los sucesivos viajes.
Así, fue huésped en la tribu de los bosquimanos, los pigmeos del desierto. Conoció Lembas, un pueblo sudafricano donde sus habitantes dicen ser descendientes de israelíes. Tienen costumbres muy similares a los judíos, como la circuncisión, no comer cerdo y el sabbat, como día sagrado. Ellos, se dice, son los que hicieron la Ciudad Perdida de Zimbabwe.
También vivió con los masái, una tribu de medio millón de personas que están hace más de 1000 años en el este de África y se consideran los últimos hombres libres que existen en el mundo, porque no responden a ningún gobierno. Son negros, pero con rasgos occidentales, muy codiciados por las mujeres europeas. Tienen como rito de iniciación a los 18 años salir a cazar un león con una lanza. Así se transforman en hombres y tienen derecho a buscar esposa.
"Les llevé de regalo una cabra y me quedé con ellos 20 días. Estuve con un masái que tenía 7 esposas y el vecino 37, el único límite para seguir teniendo mujeres es la cantidad de vacas que tengan para la dote, que suele ser de alrededor de 10 animales".
Al principio le resultaba extraño la poligamia, que un hombre le presente como si nada a todas sus mujeres, pero después de hablar con ellas se dio cuenta que los celos no existen en la cultura africana. Las mujeres no tienen problemas en compartir al marido: "Ellas me preguntaban a mí cómo hacen las mujeres blancas para aguantar una sola a un marido. No entendían cómo las blancas querían tener al marido todo el día con ellas".
Se acostumbró a dormir en las pequeñas casas circulares de barro y a dormir en camas de adobe. También a comer una especie de papilla, como desayuno, almuerzo y cena.
"Como no comen proteínas, suelen drenar sangre de una vaca para tomar con leche, sin matar al animal, para que los alimente".
Y fue en esas noches de fogón en las montañas, cuando sus nuevos amigos le comentaron que era un buen narrador, que tenía que dedicarse a contar historias.
"Los africanos le dan mucha importancia al narrador oral. El contador de historias es un personaje muy respetado. A la noche, alrededor del fuego, me preguntaban y yo les contaba sobre la Argentina, la política. Ellos me dijeron que era bueno contando historias".
Cuando volvió de Kenya se puso a escribir el primer libro sobre Shaka Zulú, hace casi ocho años, siempre en un cuaderno, a mano, porque no tiene, ni quiere computadora. Lo firmó como H. Lanvers, sin su nombre, por si era malo, para que se lo reconociera lo menos posible. Agotó la edición en Córdoba, donde vive. Hizo seis tiradas más y las agotó también. Volvió a África una y otra vez y siguió y sigue escribiendo sus historias tan fantásticas, tan reales de su entrañable continente lleno de aventuras.

Los cinco elegidos de Lanvers

1- Lalibela, en Etiopía. Están las iglesias cavadas en rocas, Patrimonio de la Humanidad.
2- Axum, Etiopía. El campo de las estelas, que son construcciones religiosas similares a obeliscos de hace 1500 años.
3- Cráter de Ngorongoro, en Tanzania. Especie de arca de Noé moderna, con paredes de 600 metros y 25 km de diámetro donde quedaron encerrados manadas de leones, elefantes, jirafas, que no pueden salir. Se lo ve desde el borde del cráter, desde arriba.
4- Zanzíbar. En la isla se une el mundo africano con el árabe y el indio.
5- Tombuctú, en Mali. Era la capital de los tuaregs, los hombres azules, donde estuvo la primera universidad del mundo y hay más de 400 bibliotecas.

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?


por Redacción OHLALÁ!

Tapa de OHLALÁ! julio de Nico Ochiatto

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP