Air-Om: las aerolíneas quieren que los pasajeros mediten
Tutoriales de meditación para grandes y chicos, la última tendencia en servicios a bordo del avión
9 de julio de 2017
Quizás impulsadas por varios incidentes de reciente repercusión viral, algunas aerolíneas están implementando nuevas propuestas para que todo el mundo vuele un poco más relajado. Y así evitar situaciones en las que alguien pueda salir herido, como ocurrió con el pasajero de United Airlines al que efectivos de seguridad arrastraron fuera de un avión en abril último, en Estados Unidos.
Sin llegar a tal extremo, no están mal las innovaciones para mejorar la experiencia del vuelo, a pesar de las horas de confinamiento a diez mil metros de altura. Las películas, la música y juegos como ¿Quién quiere ser millonario?, entre otros métodos para matar el tiempo, no alcanzan. Así que compañías como Air France están probando estrategias aún más directas.
¿Pasillo o ventanilla? ¿Pasta o pollo? ¿Meditación o yoga?
La aerolínea francesa, por ejemplo, invita a meditar durante sus vuelos más prolongados. A la oferta habitual de entretenimiento en las pantallas individuales frente a cada asiento, agregó un programa diseñado para relajarse con sesiones de meditación guiadas, disponibles en francés, español, inglés y portugués.
¿Ventana o pasillo? ¿Pasta o pollo? ¿Zen o sufi? Las propuestas incluyen variantes para chicos con títulos como Los superpoderes de la respiración (adaptadas del libro Tranquilos y atentos, de Eline Snel) y para adultos (del best seller Meditar día a día, de Christophe André), como Viajar con la mente o Volar en la serenidad.
Según la empresa, tras un primer vuelo de prueba, el 90% de los clientes a bordo se sintieron más relajados y el 85% afirmó que la experiencia influyó positivamente para un viaje más cómodo.
Confort y música para volar
Hace tiempo que las aerolíneas suelen incluir un canal con paisajes sonoros tipo new age entre su menú de música para disfrutar a bordo. Pero estas nuevas propuestas de relajación son más sofisticadas.
Delta Air Lines tiene un servicio similar al de Air France. Se llama OMG. I Can Meditate (algo así como Dios mío, yo también puedo meditar) y consiste en tutoriales de diez minutos bajo consignas como Relajándonos en las nubes, aptos para principiantes.
British Airways se asoció con la app para meditar Headspace y desarrolló una versión para su sistema de entretenimiento con nueve tutoriales que ayudan a alcanzar la calma interior, manejar la ansiedad hasta en las turbulencias más bravas y optimizar el descanso. Hay rutinas específicas para el viajero de negocios, para reducir el jet lag, para alistarse de cara a las vacaciones, para sobrellevar el desafío de ser padres y también el de ser hijos.
Aromaterapia
La app Headspace fue creada por el ex monje budista nacido en Londres Andy Puddicombe y ya marca más de cinco millones de descargas.
Otra británica, Virgin Atlantic, fue la pionera en ofrecer programas de meditación a bordo, ya en 2011. Ahora la aerolínea de Richard Branson amplió su oferta de bienestar con esencias de aromaterapia, por lo pronto sólo disponibles para la clase ejecutiva.
"El viaje en avión es una buena ocasión para invertir tiempo en uno mismo. Tiempo para descansar, leer, reflexionar, ver una película, ¡y tiempo para meditar! Los ejercicios de meditación que proponemos aquí, muchos de los cuales han sido diseñados especialmente para Air France, se basan en un método simple y secular, validado por estudios científicos", dice el gurú Christophe André, ahora pasajero frecuente en los vuelos de París al mundo.
En la misma línea, pero un paso más adelante, Spring Airlines, de China, entrenó a sus azafatas para alentar a los pasajeros a seguirlas en sus series de ejercicios de estiramiento, levantando las manos e inclinando los cuerpos en coreografías livianas, pero precisas. Hay videos en YouTube que certifican la eficacia del staff.
Bienvenidos los experimentos de yoga y meditación, la respiración circular, la terapia de vidas pasadas y las constelaciones familiares. Aunque con algunos centímetros de espacio extra entre filas de asiento y unos retoques estratégicos en el menú, los habitantes de la clase turista ya podríamos sentirnos mucho más relajados.