Algo para declarar

En septiembre viajé a Italia, a Maddalena, isla principal del archipiélago homónimo en el brazo de mar que separa Córcega de Cerdeña. Viaje muy esperado ya que mi padre nació en esa isla y yo vuelvo allí todas las veces que puedo, para disfrutar de su mar y de sus playas extraordinarias. Lo hago desde que tengo uso de razón. Es uno de mis lugares en el mundo.

Río de Janeiro. Es una ciudad que adoro. La conozco muy bien y no me cansa nunca. Al contrario, la encuentro cada día más agradable y afín a mis gustos y a mi manera de ver la vida. Adoro la parte de Río conectada visualmente con el mar. Adoro su amplia vereda que acompaña las playas desde Flamengo hasta Ipanema. No veo la hora de sentarme en uno de los banquitos del mítico botequim Jobi, para disfrutar de sus platos típicos y de su cerveza helada.

Tomaré esta excusa para pensar en el viaje de mis sueños. Quizás es el que algún día me llevará hasta Australia, donde se conocieron mi padre y mi madre. El lugar que imaginé por mucho tiempo a través de los cuentos de mis padres. Por este motivo quedó ahí como una eterna asignatura pendiente que en algún momento tendré que transformar en algo concreto.

Europa y Estados Unidos. El mejor momento lo viví en San Diego, California, cuando un amigo me invitó a tomar mi primera clase de surf, una de las experiencias más placenteras de mi vida. Descubrí una nueva pasión.

Me encantaría conocer el Caribe francés, alguna playa donde nadar mucho y hacer buen snorkel. Como segunda opción, iría a Francia para mejorar mi francés.

Me gustaría hacer varias cosas: el Camino de Santiago a pie, desde St. Jean Pied de Port, Francia, para vivir la experiencia mística del peregrinaje; tomar el Transiberiano desde Moscú hasta Pekín pasando por Ulan Bator; hacer un safari por Namibia y el delta del Okavango. Después de todo eso iría a descansar a las islas griegas, la cuna de nuestra cultura.

Estambul. Se puede disfrutar de su historia, su misterio, su gastronomía y además es muy cosmopolita.

Sudáfrica. Ciudad del Cabo, combinado con un safari al Parque Kruger. Tengo entendido que Ciudad del Cabo es muy pintoresca, con excelentes playas y viñedos. Además, un safari es algo que hay que hacer al menos una vez en la vida.

Trataría de tomarme una nave con la persona que amo para escapar del mundo y ver dónde más se puede vivir. ¡El lugar sería lo de menos! Si eso no es posible y tengo que elegir un lugar en este mundo sería mi casa, ¡comiendo un buen plato de pastas y un superpostre!

Mendoza.Fui a El Sosneadoy, de allí, en una inolvidable cabalagata de tres días, nos internamos en la Cordillera y llegamos hasta el Valle de las Lágrimas, donde está el avión de la tragedia ocurrida en 1972 con el equipo uruguayo de rugby. Fue una aventura soñada y cumplida.

Malvinas. Porque es una deuda que tengo conmigo mismo. Es el único lugar de la Argentina (incluída la parte antártica) que me falta conocer.

Venecia. Ejerce una rara atracción sobre mí y no le encuentro una explicación definitiva o determinante.

Polonia. Es sorprendente cómo en un solo país se pueden visitar tan increíbles y diversos lugares declarados Patrimonio de la Humanidad: desde el centro histórico de Cracovia, las minas de sal de Wiellizka hasta el sobrecogedor campo de exterminio de Auschwitz. Polonia encandila por un increíble sentimiento religioso que vive latente en sus ciudadanos y que apenas se puede sentir en cualquier otro país europeo. Gente amable, un país barato y rincones únicos hacen de éste uno de los pocos destinos sin contaminar.

Escocia. Combina dos aspectos que todos buscamos cuando salimos de nuestro país: tradiciones ancestrales sumamente dispares a las nuestras y lugares increíbles. Sin duda, en Escocia abundan las dos. Tierra de increíbles paisajes: lagos, fiordos, valles, castillos, fortalezas, leyendas, mitos... Asimismo, sus tradiciones y costumbres locales: el whisky, los tartanes (tejidos a cuadros que identifican y diferencian a los clanes) o ver sus hombres vestidos con faldas hace que este viaje nos transporte al pasado. Y todo con los mejores servicios europeos.

Alaska, uno de los pocos lugares del planeta que se mantiene en su estado natural puro. Para recrearse la vista con increíbles paisajes. Ver, observar, contemplar los lugares naturales y sus especies. En Alaska casi todo permanece como fue siempre. ¡Imperdible!

Shanghai, una ciudad donde modernidad y antigüedad están separadas a veces por sólo unos pasos. Un mercado de pescados con productos muy diversos y extraños. Una cocina muy diferente a lo que uno tiene como referencia. Un viaje lleno de sabores y sorpresas.

Me gustaría ir al sudeste asiático, por la belleza de sus paisajes, su gente y esa maravillosa cocina.

La luna, para observar desde allí lo hermoso que es nuestro planeta.

Ushuaia. La magia que encierra ese lugar es única, la calidez de sus gentes contrasta con los fríos que por allí se estilan, y lo imponente de sus paisajes sorprende al viajero una vez tras otra. Fuera del país, el viaje que más gratamente recuerdo es el realizado a la ciudad ecuatoriana de Cuenca, declarada con todo merecimiento Patrimonio de la Humanidad por la Unesco; una bella localidad en un país que está mimando su turismo con mucho tino.

Parque Natural de Talampaya y el Valle de la Luna; son rincones de los pocos que me quedan por conocer, en mi largo caminar por toda la geografía argentina.

Si se acabara el mundo, que no se acabará, después de haber tenido el privilegio de viajar a los cinco continentes, quisiera conocer el exotismo y la sencillez de Vietnam, un destino alabado por todos los viajeros que hasta allá fueron.

Nueva York, en pleno invierno. Porque pude hacerlo junto a mi esposa y mis tres hijos, de edades variadas, y todos lo disfrutamos muchísimo.

Tengo un viaje postergado a la Toscana y la Spezia con mi esposa. Este año quiero cerrar esa asignatura pendiente.

Vamos a estar medio justos de tiempo, pero no me gustaría dejar de visitar Japón antes de irme de este mundo. Y si el tiempo no da para tanto volvería al lago Paimún o al Huechulafquen, en el Sur. ¡No importa que ya los conozca!

Ubud (isla de Bali,Indonesia). Alojado en el hotel The Chedi, antigua residencia de verano de un arquitecto indonesio, hoy delicioso conjunto de villas rodeadas de campos de arroz atravesados por canales de agua cristalina y bendecidos por altares hinduistas. Fue quizá la mejor experiencia hotelera en mi vida. Salir a correr a las 6 de la mañana por las calles de Ubud, entre vecinos, tiendas de artesanías, niños bañándose en las acequias al costado del camino inmerso en olores infinitos,religiosidad y paz.

Tenemos proyectado, con un grupo de amigos, visitar Bután (al norte de la India) y sus siete valles. Queremos saber más sobre su forma de medir la felicidad y conocer las costumbres de este pueblo, al que hasta no hace mucho era imposible acceder.

Si el mundo termina en 2012 quisiera antes viajar al espacio sideral y conocer lo que yo represento (Virgin Galactic y sus viajes al espacio). Eso sí, partiría con mis seres queridos el 20 de diciembre (a lo mejor zafamos).

París. Viajé para preparar la nueva edición de la Guía Completa de París y encontré una ciudad que se modernizó sin perder su espíritu. La crisis los humanizó, en la calle hay más vida, los mercados callejeros como d’Aligre o el gigantesco mercado de pulgas de Aux Puces de Clignancourt están más coloridos que nunca. Más allá de las atracciones clásicas, no hay que dejar de visitar los barrios laterales, como Bercy, Belleville, Menilmontant o las orillas del canal Saint-Martin, donde se ha abierto una gran cantidad de bares, tiendas de tendencia y pequeños bistros donde se puede comer muy bien, pidiendo el plat du jour y una copa de vino por pocos euros.

Perú. Es un viaje que me debo desde adolescente.

Estambul. Siempre quise conocer ese rincón del mundo donde conviven, a su manera, Oriente y Occidente. Con los años dibujé un mapa mental de la ciudad, a través de las lecturas, sobre todo de los libros de Orhan Pamuk.

México, porque es un país en el cual viví una parte de mi infancia. Esta vez fui a visitar a una sobrina. Es un país con una increíble cultura, una gastronomía riquísima y un folklore muy alegre.

Me gustaría tener bastante tiempo para ir a visitar a todos los amigos que conocí en los veinte países donde trabajé, así como recorrer los hoteles en los cuales me desempeñé.

Australia. Es uno de esos raros países que aún no visité (fuera de los 65 que ya conozco). Pero soy de una naturaleza optimista, así que creo que si no lo visito en 2012 será en 2013 porque ¡todavía falta para el fin del mundo!

Mi luna de miel por Tailandia. Conocí Bangkok, Phuket y Phi Phi Island. Un encuentro cercano con esta cultura tan diferente a la nuestra y con el budismo. También tomé un crucero por el Mediterráneo con un grupo de amigos. Genial experiencia con muchas ciudades diferentes en una misma semana ¡y con un solo check in!

Me voy de vacaciones en familia y con amigos a Disney, y también pensamos tomar un crucero. El Allure of The Seas, de Royal Caribbean. ¡El más grande del mundo! Pero el país nuevo (para mí) adonde me gustaría ir es Japón. ¡Nunca estuve y tengo muchas ganas!

La verdad, cuanto más viajás más real te suena la frase de Bob Marley: My home is my head… Podés tomarte mil aviones, barcos y trenes, pero el lugar más valioso para conocer es tu propio interior. Un viajero de verdad no puede dejar de intentar ese viaje. Todo lo que le pedimos a un destino antes de partir, lo tenemos en realidad bien cerca.

Cañón del Colca en los Andes peruanos. Un destino impactante, un balance perfecto entre paisajes únicos, el testimonio de una cultura que supo dominar la naturaleza sin destruirla y un hotel extraordinario.

Italia. Siempre sorprende, es un destino inagotable, inabarcable. Podría volver mil veces y siempre disfrutarlo como la primera vez.

Habría que preguntarse por qué viajamos. Pienso que viajamos para ver otras realidades y volver y ver la propia realidad de cada uno con una visión distinta, renovada; también viajamos para conocer el arte, las culturas y los paisajes que han prevalecido en el tiempo, y también viajamos para ver el futuro. Si tuviéramos la certeza de que todo eso desaparecerá creo que no tendría mucho sentido viajar. Pero si ése fuera el caso y tuviera que elegir un lugar pienso que sería en los lagos del Sur junto a mis seres queridos.

Ezeiza. Es decir, de Londres a Buenos Aires: como la pantallita de mi módico asiento en clase turista no funcionaba, una gentil azafata española de British Airways gestionó mi ascenso a primera. La mejor experiencia en viaje de mi vida: 14 horas en posición horizontal, con cajoncitos para guardar las pertenencias, menú a la carta, cubiertos de plata y licores varios.

Nueva York, de nuevo. Es mi lugar favorito y adonde trato de ir todos los años (espero que 2012 no me defraude). Tengo mi circuito de bares, cafeterías, negocios, calles y plazas. Y algunas rutinas felices: hacer picnic en el Central Park, tomar el expreso de Stumptown Coffee, comprar libros en Strand Books. Que se repita.

Suecia. Fascinado con la música que viene de allá y curioso espectador a la distancia de la rivalidad Estocolmo-Gotemburgo, me gustaría conocer la tierra de donde surgieron tantos popstars y los escenarios naturales donde transcurren las escenas memorables de la trilogía Millennium, de Stieg Larsson.

Mar del Plata, ciudad donde nací y me crié. Tengo allí todos mis afectos. Fuimos con mi marido, Gustavo, y mi hijo, Felipe, a festejar su primer añito. Fue en julio así que disfrutamos la ciudad en pleno invierno.

Cuba para disfrutar de la calidez del pueblo, las playas maravillosas y algún trago tropical.

India. Viaje pendiente para meditar, rezar y elevarme espiritualmente.