
Tengo un día pésimo. Odio que mis hijos se porten mal. El chiquito es muy pero muy pero MUY travieso y me desafía todo el tiempo.
Hoy se despertó y empezó a los gritos, gritos de guerra. Era su forma de llamarme. Yo no lo podía creer, no me entraba en la cabeza comenzar el día de esa forma.
Esperé para ver si al ignorarlo se le pasaba, pero no empezó a pegarle a la pared. Cuando escuché el primer juguete revoleado entré al cuarto, lo saqué de su cama y lo llevé a mi cuarto en penitencia, sin que mediara ni una palabra. No es la primera vez que lo hace y sabe muy bien que está mal.
Lo saqué y nada, así arrancamos. De ahí para arriba, lo que se les ocurra. Tremendo.
Anoche Nicolás me llamó desde el curso, que es en el centro, para avisarme que se quedaba un rato más y que después se iba a comer con el colega que también se anotó con él.
Me comí las uñas pero dije "ok, perfecto".
Llegó a las 12, con cara de nada e intenciones de acercarse a mí, que dormía profundamente.
Le dije que mañana, y se malhumoró. Media vuelta y no volvió a hablar ni a tocarme con un dedo del pie.
Yo me despabilé y me quedé desconcertada. Digo, hace semanas que no me dirige la palabra, pero se ofende porque no quiero tener sexo mientras duermo?
Estoy equivocada yo?
Soy yo?
O es él?
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