Newsletter
Newsletter

Amazonas, con buenas historias y pocos mosquitos

Desde Manaos, un crucero de tres noches por el río Solimões para adentrarse en un medioambiente único, encontrarse con pobladores y conocer mitos de la selva




Es un barco de exploración, pero con tiempo y espacio para relajarse en jornadas que pueden ser muy calurosas

Es un barco de exploración, pero con tiempo y espacio para relajarse en jornadas que pueden ser muy calurosas - Créditos: Martín Mangudo/ Embajada del Brasil

A BORDO DEL IBEROSTAR GRAND AMAZON.– Rafael no sabe si considerarse un muchacho con suerte o todo lo contrario. Tiene 32 años y cicatrices de todo tipo. Lo mordieron yacarés y pirañas, aunque apenas lo lastimaron, y se le metieron en el cuerpo candirús, los temidos peces-bacteria que ingresan por los orificios. Lo cierto es que no le escapa a los problemas. Ese día, recuerda, nadaba en una zona del Amazonas aún inexplorada. "No lo intenten en sus casas", ahora bromea. Sintió un pinchazo, luego otro. Logró salir gracias a un bote que pasaba cerca. Al subir vio en su cuerpo dos mordidas. Por allí metió los dedos y logró sacar cinco candirús, también llamados peces-vampiro, antes de que lograran alimentarse con sus vísceras.
Es de noche y Rafael cuenta sus aventuras en la cubierta del cuarto puente. Es el guía más joven del barco. Quedamos pocos pasajeros despiertos, porque la mayoría (estadounidense) se acostó mucho más temprano. La brisa por el avanzar lento sobre el río Solimões ameniza la charla y se combina de manera ideal con los casi 30°C. El pequeño bar queda abierto hasta tarde y ofrece barra libre con etiquetas de primera. Hay tiempo para más historias de la selva.
Nosotros ya tenemos la nuestra. Fue hace un rato, en una excursión nocturna para el avistamiento de yacarés. Salimos en lancha para descubrir, con un reflector, los ojos brillantes de estos reptiles. El guía los encandila y así logra dejarlos inmóviles. También intenta atraparlos, si se trata de algún ejemplar de menos de un metro. Sin bajarse del bote, Rafael cazó a uno en la orilla y lo exhibió para las cámaras, tomándolo con fuerza por la boca y la cola.
Seguimos en busca de uno más grande. Nos metimos en una especie de pantano, entre camalotes, en silencio. Hasta que apareció un yacaré de al menos tres metros, justo debajo de la lancha. Y pasó lo inesperado. A uno de los pasajeros (éramos 15) le pareció divertido pincharlo. ¡Le clavó un palo en el lomo! El reptil sacó el cuerpo del agua de una manera tan brusca que el bote amagó con darse vuelta. Todos nos echamos hacia atrás; en cinco segundos que parecieron mil, el animal desapareció, se oyeron risas (nerviosas) y el lanchero increpó al chistoso con una batería de jerga amazónica.
La ceiba, o lupuna, es por su tamaño la reina del bosque

La ceiba, o lupuna, es por su tamaño la reina del bosque - Créditos: Martín Mangudo/ Embajada del Brasil

Los misterios siempre rondan a esta gran selva de zonas remotas y comunidades indígenas que se mantienen aisladas. Hay una veintena de ellas sólo en Brasil, que se metieron cada vez más adentro para evitar la contaminación del hombre blanco.
La suerte fue dispar para aquellos que intentaron contactarlas. Entre las historias famosas en la región está la de un grupo de periodistas alemán que logró salir vivo, pero sin cámaras ni ropa. Y la de unos fotógrafos que finalizaron también desnudos, atados en árboles hasta morir. En 2011, recorrieron el mundo otras imágenes sorprendentes, capturadas desde un helicóptero que huía de las flechas lanzadas por una tribu.
Nuestra intención, claro, no es molestar. Partimos de Manaos (ver aparte) para recorrer zonas de fácil acceso y disfrutar de las opciones turísticas. Los habitantes viven en comunidades sobre las costas y son mayormente abiertos y simpáticos. Muchos residen en casas flotantes, una solución ante las crecientes del río, en especial para los que no poseen tierras. Con 3000 reales pueden comprar una de estas casas (una sencilla) y vivir en el río. Otros se radican directamente dentro de barcos. Pudimos conocer un astillero indígena que utiliza técnicas ancestrales; los que saben, dicen que ellos construyen naves irrompibles.
La creciente de los ríos suele superar los 20 metros. Este año padecieron el récord: subió casi 30 metros y causó graves inundaciones. El lugar cambia según las altas o bajas de los ríos, pero se puede visitar en cualquier momento. Las islas que visitamos ahora quedan bajo el agua a mediados de año, cuando lo que parecen islotes son en verdad copas de los árboles.
En el camino también nos cruzamos con bares flotantes que forman parte de la mitología popular. Cuentan que allí los delfines de río dejan embarazadas a las chicas. Es el mito del boto (como llaman a los delfines rosados), que algunas familias utilizan cuando no se conoce al padre de un niño. Es tan famosa la historia que hasta hace unos años, muchas madres llevaban el argumento a tal extremo que inscribían a sus hijos con el apellido Boto, y sostenían el mito hasta las últimas consecuencias.
Dinámica a bordo
Las pasajeras adoran a Rafael. No sólo captura yacarés; también canta, toca la guitarra y les enseña a hacer pulseritas. Es un barco más de exploración que de entretenimiento, pero no por eso la gente se priva de la piscina, los tragos y las actividades a bordo.
Con 75 cabinas, es el crucero turístico más grande de la zona. Su propuesta es de alta gama con todo incluido. Alterna entre dos recorridos: una semana por el Solimões –que es el tramo del Amazonas desde la frontera con Perú hasta Manaos– y la otra, por el río Negro. Este último ofrece una ventaja: por su composición química (su PH es muy elevado), no hay mosquitos en sus alrededores. Lo cierto es que tampoco los sufrimos en el Solimões. Sólo picaron en cantidad durante el paseo de los yacarés, pero fue lo que menos importó esa noche de nerviosismo.
Trekking para aprovechar la baja del río; a mediados de año, hasta el puente está cubierto de agua

Trekking para aprovechar la baja del río; a mediados de año, hasta el puente está cubierto de agua - Créditos: Martín Mangudo/ Embajada del Brasil

Los dos ríos corren juntos durante más de 6 km, pero no se mezclan, por las diferencias de velocidad, temperatura y densidad. Ver la línea divisoria de ambos es una de las grandes atracciones del crucero, conocida como el encuentro de las aguas.
En los paseos de a pie pudimos conocer a algunas familias, como la de don Alvaro. Tiene nueve hijos, un buen número, dice, para que no dudaran de su virilidad. Los chicos ayudan con la plantación de mandioca, que casi todas las familias tienen, al igual que una huerta de plantas medicinales. Sus hijas seguramente dejen el hogar al casarse. Los varones se quedarán, con sus esposas.
Los viajes son de tres días y entre las opciones de paseos hay también trekking por la selva y pesca de pirañas, que para los pescadores en serio resulta un desafío menor. Se pescan con carne roja como carnada y, aun sin boya, hay pique cada escasos segundos. Los guías las exhiben para las fotos antes de devolverlas al agua y muestran cómo cortan una soga con los dientes, como si fueran tijeras. Mejor no probarlas en carne propia: dicen que es muy improbable que ataquen al humano, salvo que uno esté lastimado. En ese caso vendrá todo un cardumen y, en diez minutos, sólo dejará algunos huesos.
Pero el pez más sorprendente de la región es el tucunaré, que puede medir más de un metro y es el más grande, con escamas, del mundo. A esta región llegan pescadores de todas partes y pagan fortunas con tal de encontrarlos. Es el rey de la pesca deportiva y el mejor ejemplar para las historias de cada noche, tan fabulosas como la del gran pez.

Manaos y su aristocracia de antaño, un atractivo punto de partida

Es un barco de exploración, pero con tiempo y espacio para relajarse en jornadas que pueden ser muy calurosas

Es un barco de exploración, pero con tiempo y espacio para relajarse en jornadas que pueden ser muy calurosas - Créditos: Martín Mangudo/ Embajada del Brasil

MANAOS.– Esta ciudad inverosímil se explica únicamente con el boom del caucho, hace más de un siglo. Sólo así puede entenderse que en una de las regiones más inaccesibles del planeta hayan construido una megaurbe que hoy tiene casi 2 millones de habitantes.
A 2000 km de Brasilia y 4000 de San Pablo, los aristócratas del caucho vivieron aquí como reyes, con aires europeos. Fue la primera ciudad brasileña con luz eléctrica. Aquí se construyó un teatro de ópera con materiales de Inglaterra, Francia e Italia, tan majestuoso que habría inspirado a Werner Herzog para escribir Fitzcarraldo, filmada luego en Iquitos. El teatro Amazonas es un delirio en medio de la selva, al igual que el protagonista de su película.
El turismo empezó a tomar fuerza como industria cuando el imperio del caucho entró en decadencia (los ingleses se llevaron la semilla en forma ilegal y la plantaron por el mundo, según rememoran en estas tierras). La región es hoy un polo industrial promovido con grandes ventajas impositivas. Es también zona franca, al igual que su ciudad-hermana argentina: Ushuaia. Cuentan que hace poco hubo un encuentro de intercambio con habitantes fueguinos, que fue promocionado como el fin del mundo llega al Amazonas. Este eslogan generó problemas con una comunidad indígena que lo tomó de manera literal y temió el apocalipsis.
La fiebre del caucho causó problemas de todo tipo, por el choque cultural y el uso de mano de obra esclava. Uno de los peores que aún se mantiene es la prostitución infantil.
Quedan mansiones, pero mayormente destruidas. Una que está intacta es la ex casa de gobernadores, convertida en museo. Entre lo más atractivo está el mercado municipal, con sus hombres de blanco, uno pegado al otro, descamando a los pescados como si usaran raspadores de bambú. También es imperdible la feria de la banana y el puerto principal, base del transporte público: barcos coloridos que llegan hasta las diferentes comunidades de la región.

Nado con delfines y un hotel en los árboles

Créditos: Martín Mangudo/ Embajada del Brasil

En Manaos, el principal puerto de paseos está a orillas del hotel Tropical. De allí parten lanchas a sitios como el Recanto do Boto, una excursión muy atractiva a una hora de la ciudad. Su propuesta es nadar con delfines rosados, algo prácticamente imposible, ya que son animales indomables.
Ellos no se parecen a los delfines del Caribe. Apenas se dejan tocar a cambio de comida, en una experiencia valiosa y poco predecible.
En el lugar se pueden pescar tucunarés, que están en un estanque natural, algo también imposible porque pesan más que los pescadores. La experiencia vale para verlos en movimiento y sentir su potencia.
Si bien hay hoteles en la ciudad, lo ideal es hospedarse allí sólo de paso e ir luego a hoteles u hosterías de selva (combinados o no con un crucero), para hacer desde ahí los mejores paseos.
El hotel más famoso de la región es el Ariau Amazon Towers, toda una curiosidad:
además de ocho edificios circulares montados sobre pilotes, ofrece habitaciones (las Tarzan’s Houses) construidas sobre árboles de caucho, en una propuesta (¡de lujo!) con servicio todo incluido. El predio cuenta con más de 8 km de pasarelas cuya altura es de 20 metros, para poder recorrer el predio incluso en los meses de creciente.
Creado a orillas del río Negro, incluye actividades en la selva, desde caminatas para identificar plantas medicinales hasta paseos en canoa y vuelos panorámicos en helicóptero.

DATOS UTILES

Cómo llegar
  • Aéreo: de Buenos Aires a Manaos, con una o dos escalas, desde $ 2500 más impuestos por Tam, Lan o Gol.
Paquete de alta gama
  • Crucero: con pasajes aéreos, traslados locales, dos noches en Manaos (con desayuno y city tour) y tres en el Iberostar Grand Amazon (todo incluido) cuesta unos 12.000 pesos argentinos.
Más información
  • Comité Visite Brasil. Embajada del Brasil en Buenos Aires. Cerrito 1350, entrepiso; (11) 4515-2422. Por e-mail: turismo@brasil.org.ar

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo

Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo


por Redacción OHLALÁ!


 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP