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Antiguos boliches, picadas y tertulia de pueblo

En Mercedes, un circuito por tres clásicos: La Pulpería de Cacho di Catarina, La Vieja Esquina y El Trompezón, para un fin de semana nostálgico




En la lista de los comercios de la Secretaría de Turismo de Mercedes figuran como Casas de Picadas. Más allá del famoso salame quintero que sirven son mucho más que eso. Históricos y emblemáticos, hay tres sitios que transportan al pasado con sólo atravesar la puerta de entrada y justifican el viaje de 100 kilómetros a la ciudad bonaerense, donde el fin de semana próximo se realizará la Fiesta Nacional del Salame Quintero.
La Pulpería de Cacho di Catarina hace 101 años que está en la familia, aunque la construcción data de 1830 y es de las pocas del país. Hasta tal punto que hace unos años integró una serie de cuatro estampillas de pulperías de la Argentina que lanzó el Correo.
Tal vez alguno la recuerde del cine: fue uno de los escenarios donde se filmó Don Segundo Sombra, que solía frecuentar la pulpería. El exterior se mantiene original, tal como entonces, con palenques y una gran arboleda, a pasos del río Luján. Adentro, un mundo por descubrir, casi como un museo, con estanterías y paredes repletas de recuerdos. Se destaca un sector con botellas antiguas, de grapa y caña tapado por telarañas que aseguran que hace 101 años que no se toca (¡ni se limpia!).
En las estanterías hay una colección de planchas, camisetas de fútbol que la gente les regala, radios antiguas, teléfonos, frascos de perfumes, el palo de amasar de la abuela y hasta un cochinillo nonato en un frasco. Muchas cosas se las regalaba la gente a Cacho, cuando ya no servían más; otras las compró y así fue aumentando su gran colección.
Antes era un almacén de campo; con los años se fue transformando, de la mano de Cacho, el alma máter del lugar, el último pulpero, como le gustaba que lo llamen.
Ahora está a cargo de Aída di Catarina, la hermana de Cacho, que murió hace tres años. "Cuando falleció Cacho no tuve dudas de que tenía que seguir, para mí este lugar es un sentimiento, me crié acá. Atrás mi abuela cocinaba, venía siempre a jugar", cuenta Aída en su lugar en el mundo. Hace un tiempo se amplió. La habitación que era de Cacho, donde nació y vivió toda su vida, se sumó al salón. Pero sigue siendo su espacio. Repleto de fotos de su vida y hasta un busto que le hizo un escultor de la zona hace un par de meses en su honor.
"Dicen que el que pasa por Mercedes, tiene que pasar por acá, si no no estuvo en Mercedes", repite Aída con orgullo. Los domingos, además de picadas, reciben con asado y una guitarreada para que se sumen todos.
El Juzgado 11
La Vieja Esquina, en pleno centro de la ciudad, contrasta con las nuevas construcciones que la rodean.
"Es un bodegón antiguo, único; todavía no sé cómo subsistió entre los nuevos edificios. Seguramente porque el que lo compró viene a tomar una copa todos los días", reflexiona Gerónimo Raso, que hace 12 años que está tras el mostrador de este bar histórico. Sería un pecado que ya no exista. La Vieja Esquina está impecable. La construcción es de 1850, primero fue una fábrica de licores y luego, un almacén y despacho de bebidas. Pisos de pino tea original, una barra de cedro con forma de S tallada y brillante, y una máquina registradora de 90 años, plateada, un chiche, que sigue haciendo clic cada vez que se cobra. También se conservan las estanterías de 1890 y una balanza y una chopera de más de 100 años.
No sirven café ni medialunas ni tostados. Sólo picadas, con diferentes quesos y fiambres de elaboración local. Los fines de semana se suman unas cazuelas. Siempre acompañado por galleta de campo.
Aquí vienen los parroquianos de siempre a tomar una copa con una picada que Gerónimo prepara a la vista.
"Al mediodía vienen muchos abogados, porque los Tribunales están acá nomás. Incluso nos llaman el Juzgado N° 11 (en Mercedes hay 10, éste sería el 11)", cuenta Gerónimo. A la noche también tiene sus habitués, como la Mesa de los Próceres donde charlan sobre los temas del día.
El Trompezón es diferente a todos, bien rústico y hasta casi descuidado. Es un viejo almacén de ramos generales devenido bar en las afueras de la ciudad, cruzando la ruta 41, en la prolongación de la calle 30, que cuesta encontrar.
Nadie sabe con exactitud la fecha de la construcción del local, pero los dueños Rubén Piccone y Gina, su esposa, calculan que alrededor de 1900 y todo se mantiene tal cual, no se tocó nada, ni la fachada, ni las estanterías, ni la vieja máquina registradora.
Está en la familia hace varias décadas y hace un tiempo Rubén pensó en cerrarlo, pero Gina le dijo: "Dejámelo a mí". Los fines de semana la clientela es de jóvenes que se sientan como en su casa a comer una picada. Incluso dejan testimonios de su paso en la paredes. Fotos viejas, recuerdos y botellas, hasta una con un guindado, que tiene 100 años y que juran que nunca se tocó.

Datos utiles

  • La Pulpería de Cacho di Catarina
Av. 29 y río Luján
Abre sábado, domingo y feriados, de 11 a 20. Las picadas cuestan $ 60 para dos. También sirven empanadas y los domingos al mediodía, asado (60 por persona).
  • La Vieja Esquina
Calle 25 esquina 28
Una picada para dos completa, desde $ 80. Abre todos los días, de 11 a 14.30 y de 19 en adelante.
  • El Trompezón
Calle 30, cuartel 9, apenas saliendo a la ruta 41, por calle de tierra
Abre viernes, sábado, domingo y feriados, de 14 hasta que el último diga chau. Una picada para dos, 70 pesos.

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