Producción de Agustina Di Blasio
Agustina Argonz es diseñadora gráfica, bloguera (su blog "La casa de Agus" es lo más), amante del reciclaje, emprendedora deco, esposa y ¡mamá x 3! Así que su casa, además de ser un compendio de buenas y practiquísimas ideas de interiorismo, es un ejemplo de aprovechamiento de los espacios, un hogar familiar que irradia alegría.
Hace más de 15 años (incluso antes de casarse, mudarse y ser mamá), decidió canalizar su amor por la decoración, la pintura y la restauración de muebles en un proyecto personal, un microemprendimiento en el que hace, recicla, patina y pinta propuestas a puro diseño (bajo su firma La Casa de Agus).
La mayoría de los muebles que interviene y que también sumó a su hogar los encuentra en tiendas de antigüedades, algunos provienen del campo de su mamá y otros se los acercan conocidos, amigos o personas que ven sus trabajos en el blog y quieren algo parecido en sus casas.
Mucho blanco y madera clara que, sumados al sol otoñal que invade cada rincón de la sala a través del inmenso ventanal, generan un espacio súper cálido. Más allá de que la base de la deco es bastante neutra, los mil y un detalles de la biblioteca y el megacuadro a puro color imprimen personalidad y energía. La letra A de lata colorada (Boulevard Sáenz Peña) es la protagonista principal de la biblioteca; ubicada en la parte superior de esta, cuenta la historia de su pasión por los objetos con pasado. La mesa blanca de La Casa de Agus junto a la minisilla ($1300, Krethaus) es el espacio en donde los chicos juegan y miran videos cuando llegan del cole. La computadora que está integrada a la biblioteca es la que usa para escribir en su blog, la silla es de Boulevard Sáenz Peña, los almohadones pintados también son de La Casa de Agus y el cuadro, un regalo de su primo.
El comedor diario, integrado a la cocina, es un espacio multiuso que, además de ser el lugar donde se reúnen para desayunar, almorzar y cenar, es un ambiente súper luminoso que sirve para que los chicos hagan las tareas y para que Agus haga algunos de sus trabajos manuales. El cuadro de sandía, pintado por ella, quiebra la monotonía generada por las paredes blancas, las aberturas negras y la mesa de madera de color negro, con sillas y bancos de diferentes estilos (todos "rescatados"). La estantería metálica ($999, Easy) es ideal para almacenar la vajilla diaria bien a la vista (sobre todo si es linda). Los carteles de chapa enfatizan la impronta industrial.
El dormitorio principal es romántico y colorido. Sobre un cubrecama blanco ($900, Ramos Generales), juega con almohadones y pie de cama estampado (ambos de Linos del Pacífico) que puede ir intercambiando para no aburrirse. Arriba de cada mesita de luz puso un retrato a puro color de ella y de su marido. En su mesita, un ramo de lisianthus rosas ($60, TeTe Castells - Delivery de Flores). El cuarto de los chicos, paradójicamente, es mucho más apagado. Sumándose a la tendencia de cuartos infantiles minimalistas, optó por tonos grises con toques amarillos. Los cubrecamas son de Ramos Generales, el de la cuna está hecho con un género de Bla Bla; el almohadón de cebra, de Cosido en Casa; el de "viva la pepa", de La Casa de Agus, y el de los zorritos, de Krethaus ($650). ¿Una buena idea? Un planisferio a modo de cuadro.
Agradecemos a Ana Vivani, Manau Olivera y Simpson Antiques.
¿Te gusta la decoración de esta casa?