
Aspen, la que ganó todas las batallas
Insuperable oferta de pistas no en una, sino en cuatro montañas; servicios que marcan un estándar internacional y una rica historia y vida cultural, aparte de la nieve, hacen de esta ciudad de Colorado la quintaesencia entre los destinos de esquí
14 de noviembre de 2014

Daniel Flores
ASPEN, Colorado.- En 1970, Hunter S. Thompson, iconoclasta escritor norteamericano, indomable abanderado del periodismo gonzo y del consumo de drogas (en lo posible, todo al mismo desenfrenado tiempo), se postuló como sheriff de Pitkin, condado del famoso centro de esquí de Aspen. Desde el partido Freak Power, su campaña proponía reemplazar el pavimento callejero por césped, legalizar algunas de sus sustancias favoritas y cambiar el nombre Aspen por Ciudad Gorda.
Perdió la elección contra Carol Whitmire, pero La batalla de Aspen, su nada ortodoxa crónica sobre la ofensiva freak al pie de la montaña, publicada entonces por la revista Rolling Stone, es hoy un texto periodístico clásico, de referencia. Y Thompson es infinitamente más influyente que Whitmire, aunque Aspen se sigue llamando Aspen y sus calles no sólo están asfaltadas, sino que cuentan con veredas calefaccionadas. Eso sí, la venta de marihuana acaba de legalizarse, a tiempo para el invierno boreal y la inminente temporada de esquí, no sólo en Aspen, sino en todo Colorado, estado norteamericano a la vanguardia en estos asuntos.
Por esto último, Hunter S. Thompson estaría orgulloso. Llegó a Aspen a fines de los sesenta, huyendo de los Ángeles del Infierno, temibles motociclistas sobre los que acababa de firmar un libro de investigación. Acá vivió la mayor parte de sus días... hasta suicidarse en 2005. Pero definitivamente no es el típico personaje que suele engalanar el hall de la fama de un centro de esquí; difícil imaginar un hombre más alejado del pionero con piel de foca y porte de explorador o el atleta olímpico trofeo en alto.
Ocurre que Aspen tampoco es el típico centro de esquí. Esa es su gran fortaleza: una impresionante red de pistas repartidas entre no una, sino cuatro montañas alrededor de un pueblo de 7000 habitantes, donde se mezclan millonarios, bohemios, celebridades de Hollywood y hippies, deportistas dedicados y vecinos excéntricos, conservadores y progresistas, norteamericanos de varias generaciones sobre esquís y turistas brasileños y argentinos. Todo, en un prolijo desarrollo urbano, sin grandes edificaciones ni desbordes, pero con algunos rasgos cosmopolitas. Un pueblo que a pesar del renombre, de las visitas internacionales, de los restaurantes de cocina fusión y las producciones de moda, sigue pareciendo un pueblo.
"A diferencia de otros centros de esquí, Aspen tiene vida propia, una historia, una arquitectura especial, una identidad. No es sólo un resort construido para explotar una montaña. Los locales valoran mucho este aspecto y te lo hacen sentir", explica la argentina Laura Villar, que trabajó diez años en el departamento comercial de Aspen y ahora es una de las principales vendedoras de este producto de esquí para América latina.
Los argentinos ocupan el tercer puesto entre los turistas extranjeros en Aspen, detrás de australianos y brasileños (conocidos acá como Brazilionaires, por su despreocupado ritmo de gastos). Llegan en familia o en grupos de amigos, se quedan una semana y combinan el programa deportivo con algunos días de playa y compras en Miami u otro destino en Estados Unidos. Suelen alojarse en condominios, muy prácticos para cuatro o más personas, con la comodidad de un departamento (cocina incluida) y el servicio de un hotel, más la posibilidad, en la villa de Snowmass, de salir esquiando directo del living a la pista.
Póquer para esquiar
Aspen es en realidad un ganador póquer de cuatro montañas con un único pase y unidas por transporte público libre, gratuito y calefaccionado: Aspen Mountain, Snowmass, Buttermilk y Aspen Highlands. Lo que suma un total de 2200 hectáreas esquiables, por más de 300 pistas (una de más de ocho kilómetros, en Snowmass), con muy diversos niveles de dificultad. Con sólo 16 mil camas para el turismo, raramente toca esperar en fila para tomar un medio de elevación, una ventaja muy apreciada por todo esquiador.
Otra cosa que parece ser importante para esquiar es la nieve, algo que en Aspen abunda. El año último, gracias a las fuertes nevadas en el tramo final del invierno, hubo nada menos que 165 días de esquí (del 16 de noviembre al 3 de mayo).
El resto de la infraestructura y los servicios son un reconocido modelo para la industria del esquí en el mundo. Desde las ventanillas para tramitar pases y alquiler de tablas y botas hasta los restaurantes y bares en distintos rincones de estas montañas, todo fluye con eficiencia y calidad de atención casi conmovedoras. Una curiosa combinación de alto estándar con trato campechano, poco habitual en Estados Unidos.
En todos esos puestos de trabajo y al pie de sillas y otros medios de ascenso, o a cargo de clases de esquí y snowboard, también se ven muchos argentinos. Sobre todo veinteañeros que llegan desde Buenos Aires, Rosario, Bariloche o San Martín de los Andes, visa J1 en mano, para hacer la temporada.
El porteño Daniel Margaride es un poco mayor y lleva 18 inviernos consecutivos dando cátedra de snowboard en Colorado, mientras que de julio a septiembre suele estar en Las Leñas. "Lo que más me gusta de Aspen es ese carácter de ciudad real, pero en tamaño compacto, con tanta variedad de restaurantes y bares -cuenta en la góndola hacia la cumbre de Aspen Mountain-. Otros centros de esquí muy conocidos por sus buenas montañas, como Vail o Beaver Creek, son casi centros comerciales. Aspen es el caso contrario: una hermosa miniciudad con un increíble centro de esquí."
Efectivamente, Aspen puede jactarse de una vida nocturna, una oferta gastronómica y una movida cultural sin paralelos en el mapa de pistas global. Este año, la ciudad revalida el título al estrenar la nueva sede del Aspen Art Museum, un vanguardista edificio diseñado por el japonés Shigeru Ban, que no desentonaría en cualquier capital con presupuesto y pretensiones.
Salir de compras
Otra noticia fuerte para este invierno es el mencionado debut de locales de venta de marihuana, a partir de la reciente legalización en el estado de Colorado. Aunque el expendio de cannabis con fines medicinales existe acá desde 2009 y las autoridades han mantenido una actitud claramente tolerante respecto del consumo personal, éste será el primer invierno para media decena de los llamados green stores, como Aphotecary (más parecido a una boutique de la avenida Alvear que a un coffee shop de Amsterdam), para la venta en cantidades limitadas. El consumo en público no está permitido.
"Esta temporada, los green stores van a ser un atractivo extra para muchos turistas. Las primeras tiendas ya facturan muy bien, según leí en los diarios, pero es una inversión de riesgo: nunca se sabe si en dos años gana las elecciones un candidato conservador y cambian todas las leyes", advierte la argentina Yanina Dobarro, que junto con su pareja, Martín Meineri, lleva adelante Francesca's, una fábrica de pastas justo al lado del principal supermercado en Aspen.
Hace tres años que luchan codo a codo contra el clima seco, ideal para la nieve, pero no para amasar. De todos modos, ahora mismo planean la mudanza a un local más amplio. Meineri, que antes vivió y se perfeccionó en Italia, reconoce que debió adaptarse a la peculiar idiosincrasia de Aspen. "Acá hay mucha, pero mucha plata, en serio. Y los millonarios se cuidan -observa-. Con tantos clientes naturistas, tuvimos que desarrollar pasta libre de gluten, algo que, la verdad, no me gusta nada."
Una de fantasmas
No existen registros de que Hunter S. Thompson comiera sólo fideos sin gluten, pero sí de que su barra favorita era la del J-Bar, en el Jerome, el hotel más tradicional de Aspen. El periodista solía instalar su oficina y alinear cócteles en una mesita redonda junto a una ventana con vista a East Main Street, cerca de donde hoy luce un colorido póster con su imagen.
Desde 1889, Jerome ha sido testigo y protagonista relevante en la historia de Aspen. El notable edificio de ladrillo a la vista, uno de los íconos arquitectónicos del pueblo, se construyó para atender la demanda generada a fines del siglo XIX por el boom de la minería en la región. Luego decayó junto con esa misma actividad, sólo para resurgir con el impulso del turismo y el esquí después de la Segunda Guerra Mundial.
El hotel tuvo altibajos, pero ahora sus cinco estrellas relucen tras una última y millonaria remodelación. Lo que no significa que sus antiguos fantasmas hayan hecho el check out. En uno de los largos y oscuros pasillos, por ejemplo, aún cuelga el retrato de Water Boy, un nene de 10 años que en 1936 murió ahogado en la pileta del Jerome. Dicen que a veces se ve el recorrido de sus huellas húmedas a través de la alfombra de alguna habitación, particularmente la 310, donde se alojaba con sus padres.
Sólo los espíritus muy VIP, en cambio, tienen acceso a The Little Nell, el hotel más lujoso en la base de Aspen Mountain, que por estos días celebra 25 años. Su Element 47 es seguramente el restaurante más sofisticado en la potente oferta gastronómica local. El ski concierge de la casa está disponible hasta para ajustarle las botas de esquí a los huéspedes, entre los que se cuentan cada vez más brasileños, según revelan en el hotel.
Una cena sin precios cuidados en Element 47 (la plata, en la tabla de elementos) puede costar lo que varios días de esquí intenso en Caviahue. Pero Aspen definitivamente tiene muchas otras opciones, como el recomendable Hickory House, un rústico y económico restaurante con onda cowboy y las mejores ribs, donde no es raro escuchar anécdotas de esquí con acento argentino.
Datos útiles
Cómo llegar: Delta ofrece vuelos diarios Buenos Aires-Aspen, con una breve escala en Atlanta, desde 2000 dólares. www.delta.com
En la montaña: pase por seis días: U$ 530. En temporada baja, el valor se reduce casi en un cincuenta por ciento. Los menores de 6 años no pagan pase. Equipos por 6 días: U$ 330 por pax. (el valor de los equipos es igual durante toda la temporada). Si se enferma o lesiona, el esquiador no pierde el dinero del pase, el alquiler de equipo o las clases sino que puede usarlo en locales de indumentaria y equipamiento Four Mountain Sports. Transporte: hay un muy práctico y cómodo bus gratuito entre las cuatro montañas, de 8 a 2, todos los días.
Dónde dormir: en la mayoría de los hoteles hay promociones de cinco, seis o siete noches, más una, dos o hasta tres gratis. Para los huéspedes, la merienda aprés ski, es de cortesía. Hotel Jerome: el más tradicional de Aspen. Habitación doble king por siete noches, del 22 de marzo al 5 de abril, U$ 2700, más 11,3 % de impuesto. Sky Hotel: del 18 de febrero al 21 de marzo, U$ 3150, más 11,3 % de impuesto. The Crestwood Condominiums. Departamento de una habitación, un baño (base para cuatro personas ya que el sillón del living se hace cama para dos), U$ 1110 por pasajero, del 5 de enero al 11 de febrero.
Dónde comer: Aspen cuenta con más de 140 restaurantes. La mayoría ofrece un bar menu, ofreciendo en la barra los mismos platos que el menú ordinario, pero a mucho menor precio. Entre un 40 y un 50% más barato que sentarse en la mesa del restaurante. Se puede comer por 20 o 25 dólares.
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