

CORDOBA.- Por el circuito turístico cordobés conocido como el Camino de la Historia , las iglesias antiguas de la provincia conforman uno de los tesoros más importantes del pasado colonial. Tres colores; sólo tres colores hicieron falta (el azul del cielo, el verde de las sierras cordobesas y el blanco de los pesados muros del templo) para que la capilla de Candonga se haya transformado -por su sencilla belleza- en una auténtica joya de la arquitectura religiosa. Fácil de ubicar, Candonga está a sólo 40 kilómetros de la ciudad de Córdoba y a 9 de la localidad de El Manzano, por el camino que conduce a Río Ceballos.
Candonga es, en realidad, una voz indígena que significa mula de tiro , aunque la verdadera advocación del santuario, cuando se construyó allá por 1730, fue la de capilla de Nuestra Señora del Rosario.
Es que, los historiadores abonan la tesis de que esta iglesia fue edificada dentro de la Estancia del Rosario de Santa Gertrudis, que pertenecía al piadoso señor don José Moyano Oscariz, dedicado entre otros menesteres a la cría de mulas que exportaba a Chile y Bolivia. Sabido es que estos animales, de gran resistencia (hoy casi desaparecidos en buena parte del país), eran de las bestias más comunes y rendidoras para el transporte de la economía virreinal, sobre todo para el traslado de viajeros, el acarreo de alimentos y toneles de vino y, muy especialmente, para transportar la plata extraída del cerro Rico en Potosí.
Tejas rojas y paredes blancas
Córdoba, henchida hoy por la calificación de Patrimonio Cultural de la Humanidad para algunas de las obras impulsadas por los hermanos jesuitas, conserva la capilla de Candonga como Monumento Histórico Nacional desde 1941. El templo fue restaurado ese mismo año por el arquitecto Mario Buschiazzo, que mantuvo la gracia española de las tejas rojas y las paredes blancas que tanto pintoresquismo le dan al pequeño oratorio.
Entre sus más importantes riquezas se encuentra la pesada puerta de algarrobo, labrada con hachuela, las imágnes religiosas de ingenua talla y el rústico pasamanos de la baranda del comulgatorio, tallado a cuchillo. Su altar guarda a Nuestra Señora del Rosario, en un nicho de madera pintada. Todo la imaginería y parte de la obra ha contado con la colaboración de artesanos indígenas. De hecho, no se sabe quién fue su constructor, pero no se duda de que fue un alarife de gran sensibilidad para resolver armónicamente la arquitectura del templo con el paisaje.
Candonga no tiene cura propio y ahora tampoco se celebra misa en ella. Sólo se habilita el santuario cuando se pide autorización para celebrar matrimonios.Y desde hace 20 años se calcula que unas 80 parejas se casaron frente a su altar. Sólo en esas ocasiones ha sonado la solitaria campana -la otra fue robada hace 23 años- que se escucha bien lejos. Bien lejos, sí, gracias al silencio que envuelve a este bello paisaje serrano del valle cordobés.
Datos útiles
Cómo llegar: el pasaje en avión hasta Córdoba, con impuestos y tasas incluidos, cuesta desde 180 pesos, ida y vuelta. En micro, el precio del pasaje es de desde 40 pesos, ida y vuelta.
Desde Córdoba hay que tomar un micro hasta El Manzano, que cuesta 4 pesos y, desde allí, un taxi, que cuesta 6 pesos. También se puede acceder fácilmente desde Río Ceballos o La Cumbre.
Más información: Candonga (0351) 424-8830. Casa de la Provincia de Córdoba, Callao 332; 4373-4277. Horario: lunes a viernes, de 9 a 19.
En Internet:
Carlos Manuel Couto
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