

A poco de tocar tierra en el aeropuerto Dong Muang se adquiere conciencia de la primera paradoja, pues Bangkok en tailandés se expresa Krungthep, que significa ciudad de ángeles , aun cuando la frenética y populosa urbe de la vieja Indochina poco o nada tenga que ver con la serena y bucólica vida angelical.
Asimismo, la arquitectura retrata notables contrastes, pues de los vidriados edificios que flanquean el trayecto del moderno "monorail" que une el aeropuerto con el centro, se puede pasar en segundos al estilo Ratanakosin (siglo XIX) que define al Gran Palacio, antigua residencia de la familia real junto al río Chao Phraya, así como a los imponentes Vats (monasterios), entre los que se destacan el Vat Pho (del Buda Reclinado), el Vat Arun (del Buda de Oro), o el Vat Phra Kaew (del Buda Esmeralda o de Jade).
Finalmente encontramos los viejos edificios arracimados entre los que cobran vida los laberínticos sois , tortuosos callejones cubiertos de toldos bajo los que se comercializa de todo, desde souvenirs, ropa, frutas, especias, sahumerios, anguilas y pescados hasta escorpiones fritos o gusanos crocantes como versión vernácula de las apetecidas papas fritas de Occidente.
Pero la cultura del ex reino de Siam, justo es decirlo, reverencia en forma indeleble a través de su gente la norma de la cortesía, cordialidad que también practican otras especies, como lo testimonia la fotografía adjunta.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
