

Así como hay dos grandes esferas culturales en la India -el Norte, marcado por el imperio mogol y las improntas musulmanas, y el Sur, auténticamente hindú y místico- hay dos grandes repertorios musicales que se fraccionan en una infinidad de géneros, ritmos y repertorios.
Así, cuando en la segunda mitad de los años 60 los jóvenes occidentales descubrieron la música de Ravi Shankar gracias a los Beatles, abrieron su puerta a una de las culturas musicales más ricas de la humanidad.
El raga
La música sabia de la India se remonta a escritos como el Natyashastra, un tratado de danzas que hace referencia a textos védicos del siglo VII a.C. y que es hoy todavía la referencia absoluta en materia de baile.
La música india da una importancia preponderante a la duración de la interpretación. Los temas son larguísimos, y tienen como objetivo llegar a definir el ahnad, es decir, el silencio desorganizado en el que nadaba el mundo primordial.
Se intenta llegar a este estado mediante los ragas, nueve modos y formas melódicas (eran seis cuando se crearon, en el siglo X) vinculados con las emociones, las estaciones y los momentos del día.
Además se emplea una gama mucho más extendida que en la música occidental y se utilizan unidades de sonido casi imperceptibles. Para llevar al espectador a concentrarse sobre el tema que va a escuchar, se abre cada canción con un preludio llamado elap, que puede ser bastante largo ya que la música india no se basa en los mismos parámetros que la occidental.
Para hacerlo más corto, se puede decir que los Beatles trajeron a los jóvenes de los años 60 y 70 una preincursión en la música new-age de los años 90, que tiene como objetivo también recrear e interpretar emociones.
Como la música clásica occidental, la música clásica india tiene varias corrientes. El ghazal es un estilo que se desarrolló durante el siglo XV en el Penjab, en el norte de la India; se trata de un canto amoroso de inspiración persa y árabe.
Auténticamente hindú
El druhpad, también codificado en el siglo XV, pero difundido bajo el imperio mogol en los siglos XVI y XVII, es un género auténticamente hindú, cantado también por los musulmanes. El khyal da lugar a la improvisación y el romanticismo, en tanto el qawwali es un canto sagrado islámico originario del norte de la India y el actual Paquistán, llevado a la fama internacional por el músico paquistaní Nusrat Fateh Ali Khan.
En el Sur, el kriti no recibió influencias musulmanas, pero sí de los evangelistas portugueses, que hicieron aceptar el violín en las orquestas locales. El kriti es un estilo marcado por ciclos rítmicos melódicos rápidos.
Y ya que de violín se habla, este instrumento no fue el único que dejaron los inumerables colonos e invasores que pasaron alguna vez por el subcontinente indio: entre otros se cuenta también la mandolina, legada por los portugueses a los músicos del Sur.
Estos instrumentos se agregan a la gran cantidad de instrumentos locales de cada región, que se aprenden en escuelas de música, o escuelas de estilos, (gharana). Estas instituciones están dirigidas por un maestro, el gurú.
El instrumento más conocido en Occidente es la cítara, pero también se encuentran en casi todas las formaciones el sarod, el santur y la vina, otros instrumentos de cuerdas, o la chenaa, uno de vientos.
Una música popular
El siglo XX fue el siglo de la música popular. Y hay que reconocer que los Beatles hicieron más por la difusión de la música clásica india que cualquier musicólogo y cualquier grabación, aunque sea de Ravi Shankar, el más grande de los músicos indios del siglo XX.
Lo que vendrá
Es justo entonces que en Londres todo un movimiento se esté preparando para hacer conocer en los próximos años la música popular del subcontinente, ya sea de la India o Paquistán, un fenómeno que se anuncia ya como una de las mayores corrientes musicales de los tiempos venideros.
Bally Sagoo, Asian Dub Foundation, Fun´Da´Mental o Cornershop son sólo los más conocidos de un ola que ya invadió a la antigua potencia colonial y que se prepara para sacudir el resto de Europa. En otras palabras, lo que se llama el british asian .
En la India misma, la música popular durante este siglo conoció una explosión a partir de los años 50 gracias a la industria cinematográfica.
Los estudios de cine de Mumbai producen más películas que los de Hollywood.
Y a partir de la vitalidad de este arte brotó la industria musical y discográfica popular. Una intérprete como Lata Mangeshkar cantó más de 30.000 canciones, todas en una forma pop del ghazal, y participó en las bandas sonoras de más de 2000 películas.
Empujados por esta colosal industria, otros géneros de música popular florecieron a lo largo de las décadas.
Ultimamente se puede mencionar el rap tamul, en el sur de la India, la música neohippie occidental de Goa (costa oeste, antiguo enclave portugués), la música electrónica o el bhangra, nacido entre Nueva Delhi y Londres.
Debido al interés por la música étnica en los últimos tiempos se rescataron también importantes patrimonios musicales como los de los gitanos de Rajastán.
Pierre Dumas
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