BERGEN.- Internacional, alegre y muy lluviosa. En una descripción ligera de esta ciudad, de cara al Atlántico, rodeada por siete fiordos y siete colinas (como Roma), estos adjetivos son infaltables.
Turistas y locales coinciden en que Bergen es la más cosmopolita de las ciudades noruegas, mucho más que Oslo. Un dicho muy frecuente: No soy de Noruega, soy de Bergen , resume la esencia de esta ciudad y sus habitantes, que viven con estilo propio. También se los llama los latinos de Noruega, porque les gusta salir, pasear, festejar.
Elegida por jóvenes de diferentes partes del mundo como destino de estudio, es la puerta de entrada para recorrer el reino de los fiordos. El protagonismo viene de larga data. En el siglo XIII se convirtió en capital de Noruega y se mantuvo como la ciudad más grande en los siguientes 600 años. Actualmente está habitada por 237 mil personas y se expande continuamente.
Una lluvia finita acompaña el recorrido. Llueve 275 días al año, por lo que un turista precavido debe andar con paraguas, para que no se le arruine el paseo.
Lo primero para visitar, imperdible, es Bryggen (Zona del Viejo Puerto), un área de casitas de madera, angostas y con techos a dos aguas construidas frente al puerto. Bryggen fue el centro de la ciudad por siglos y su particular silueta es la imagen más conocida de la Edad Media en el país.
Esa sucesión de casitas en amarillo, colorado y blanco se quemó en varias oportunidades, pero el incendio del 1700 lo redujo a cenizas. Las casitas fueron reconstruidas a imagen y semejanza de las originales, no sólo como un intento de preservar un patrimonio de la ciudad, sino para evitar peleas entre los propietarios.
Allí funcionaban almacenes de pescado. Los dueños eran alrededor de 2000 alemanes de la Liga Hanseática, que huyeron de su tierra por una peste y se asentaron como comerciantes con gran poder en la región, hacia 1360. Vendían pescados, aceite de hígado de bacalao y cebada para la cerveza. Aunque tenían un modo de vida ermitaño, sin mezclarse con el resto de la ciudad, influyeron bastante. De hecho, la cerveza típica se llama Hanse, como la unión de comerciantes y muchos siguieron hablando alemán.
Se quedaron 400 años, hicieron su negocios y se fueron cuando ya no les convenía quedarse.
Ahora, en estas galerías están las tiendas y restaurantes más distinguidos y caros de la ciudad. Cuando se entra en los pasadizos entre las casitas, la guía, Begoña del Castillo, se encarga de aclarar que no se puede fumar, en este caso por la madera, para evitar un nuevo incendio. Pero en Noruega está prohibido fumar prácticamente en cualquier lugar cerrado, incluso en las habitaciones de los hoteles.
Otro de los paseos recomendables es el viaje en el funicular Fløibanen, que lleva hasta lo alto de una colina desde donde se tiene una panorámica de la ciudad y los fiordos. En la cima, entre foto y foto, hay un negocio con toda clase de souvenirs.
En Bergen nació el famoso compositor Edvard Grieg (1843 -1907). El año próximo es el centenario de su muerte y la ciudad ya está preparando obras y conciertos alusivos.
Porque en Bergen siempre hay una buena razón para salir a celebrar.
Datos útiles
Cómo llegar
A Bergen se puede llegar en avión desde las capitales europeas más próximas o en tren desde Oslo. Son 478 km y demora alrededor de 6 horas.
Paseos
El viaje en funicular de ida y vuelta cuesta 12 dólares.
La Bergen Card, que cuesta alrededor de 30 dólares por un día, ofrece entrada libre o con descuento a museos, atracciones, transporte y encuentros culturales
Paseo en un ómnibus turístico. Cada hora sale del Mercado de Pescado.
Museo de Edvard Grieg. La casa donde vivía Troldhaugen puede visitarse. Entrada, 10 dólares. www.troldhaugen.com
En Internet
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