Berlín: el arte de la refundación
Sede de festivales fundamentales, tierra de influyentes galerías y de museos modelo, la unificada ciudad se afianzó como referente cultural y refugio de creativos, y cazadores de tendencias
16 de septiembre de 2012
BERLIN.– Tras la reunificación alemana, esta ciudad logró ubicarse entre las capitales del arte más importantes del mundo, con 430 galerías de exposición, influyentes centros de estudio y la reapertura del Hamburger Bahnhof (el Museo del Presente, en una antigua estación de tren) como eje del arte moderno. Berlín es, además, anfitriona de festivales internacionales, como el Berlinale y la Bienal de Arte Contemporáneo, mientras que en sus calles el street art no cede espacios e inunda de color las paredes para dejar en el olvido sus años más grises. La gran oferta cultural ha resultado, entre otras cosas, un fuerte atractivo para jóvenes que llegan de todo el mundo, particularmente a ciertos distritos o barrios con carácter y aires nuevos y bohemios.
1. Mitte
Mitte abarca el centro histórico donde se encuentran sus principales íconos: el Reichstag (el Parlamento, con su fotografiadísima cúpula por el arquitecto británico Norman Foster), la avenida Unter den Linden y la Puerta de Brandenburgo, que a toda hora se llena de turistas para fotografiarse con hombres vestidos de soldados, de monos y hasta personajes de La guerra de las galaxias, que se ofrecen a posar para el recuerdo con el monumento de fondo.
Hoy resulta imposible imaginar esta zona dividida en dos, pero basta con mirar hacia abajo para advertir la marca de adoquines por donde pasaba el Muro; una milla histórica con treinta estaciones que presenta fotos con información en cuatro idiomas, para recordar el pasado en estas calles que hoy relucen de negocios, cafés y nuevas galerías de arte.
Un recorrido de Mitte puede comenzar en la estación de subte Oranienburger Tor. Muy cerca de ahí, el edificio Tacheles, en Oranienburger Strasse 53, es uno de los emblemas culturales y alternativos de Berlín. Aunque hace pocos días dejó de funcionar por el desalojo de sus últimos residentes, aún vale la pena darse una vuelta para verlo. En el complejo de cinco pisos convivían talleres varios, una sala de cine, bares y el patio para conciertos y exposiciones donde pintores y escultores realizaban sus obras a la vista del público.
Ocupado por un grupo de artistas hace 22 años, este edifico había sido semidestruido por los bombardeos de la segunda guerra. En su fachada, una frase de los okupas: Los ideales están arruinados, salvemos la ruina.
Tras la caída del Muro, el gobierno alemán intentó demolerlo, pero sus ocupantes lo evitaron para convertirlo en un centro de reunión que atrajo a infinidad de jóvenes locales y, de paso, también mucho turismo. Hoy, ante la incertidumbre de su futuro y con fajas de clausura, queda a la espera de ser subastado.
Desde este punto se abren dos opciones: caminar hacia Linienstrasse o Auguststrasse. Ambas calles paralelas cuentan con interesantes lugares, como Do You Read Me? (en Auguststrasse 28), para perderse horas entre revistas especializadas en moda, fotografía y otras artes, hasta llegar al Kunst Werke (Auguststrasse 69), el instituto organizador de la Bienal de Arte Contemporáneo. Aunque sus salas no exhiben una colección propia, este último sitio ofrece un espacio con talleres, cursos y exposiciones de artistas internacionales, todo abierto al público.
No muy lejos de aquí (en Invalidenstrasse 50-51) se encuentra el Hamburger Bahnhof, un museo reabierto en 1996 en lo que fue una antigua estación de tren. De estilo neoclásico, con dos torres en su fachada y unos 10.000 metros cuadrados de exposición, es el espacio más importante dedicado al arte del siglo XX.
Una de las atracciones del museo es la colección permanente del empresario Erich Marx, con obras de Andy Warhol, Joseph Beuys, Anselm Kiefer, Andreas Gursky y Roy Lichtenstein, entre otros, para deleite de los amantes del arte moderno.
Al sur del distrito y casi en el límite con Kreuzberg llega cada febrero el Berlinale, cuando la alfombra roja se despliega sobre Potsdamer Platz y da comienzo a una fiesta cinematográfica que se repite cada año en el Berlinale Palast. Para los cinéfilos que no viajen ese mes está la posibilidad de acercarse a los negocios especializados que se ubican alrededor de Potsdamer Platz y el Sony Center, un paseo comercial construido sobre la zona más castigada por los bombardeos de la segunda guerra y utilizada como Franja de la Muerte (la zona vigilada que acompañaba al Muro) en la etapa posterior.
Cuando sale el sol, Tiergarten, el principal parque de esta ciudad, ofrece todo su verde. Este pulmón de aire puro en pleno centro es el sector de relax por excelencia para los berlineses, el paseo ideal para alquilar una bicicleta y así llenarse de naturaleza. Juventud y cervezas, picnics y, también, mucho ejercicio.
Por último, y porque la música también es arte, una curiosidad para rockeros en el Mitte: el Museo Ramones (Krausnickstrasse 23). Abierto todos los días, para que los seguidores de la banda puedan ver de cerca más de 300 reliquias del grupo punk neoyorquino, con afiches, fotos inéditas y parte de su vestuario.
2. Friedrichshain - Kreuzberg
El principal atractivo artístico de este distrito es el East Side Gallery. A lo largo de Mühlenstrasse y a orillas del río Spree es el resabio más grande del Muro que quedó en pie luego de la unión alemana. Este extenso paredón, que mira hacia el lado oriental de Berlín, fue territorio de pinturas y aerosoles en 1990 cuando, a poco tiempo de la caída del Muro, una movida internacional juntó a 118 artistas de 21 países que imprimieron sus obras sobre el frío hormigón. El resultado fue la preservación de este sector que hoy se conoce como la mayor galería de arte al aire libre. Un total de 1316 metros por donde grupos de estudiantes, jóvenes que viajan solos y turistas de todas las edades van con sus cámaras sin apuro, para documentar cada detalle.
Street art (con, unos románticos Breznev y Honecker) - Créditos: Corbis
Y lo cierto es que por esta zona, la atención debe estar concentrada en las calles. El street art aparece por cada esquina y una gran cantidad de pubs forman parte del estilo que distingue a este barrio. El sector más concurrido es el que rodea el Oberbaumbrücke, no sólo por la importancia histórica de este puente, que sirvió como paso fronterizo entre 1961 y 1989, sino también porque ahí se encuentra (desde 1999) una llamativa escultura de 30 metros: Molecule Man, del artista norteamericano Jonathan Borofsky. Las figuras de tres hombres, hechas en aluminio y llenas de agujeros, se unen en el mismo sitio en que convergen tres puntos de la ciudad: Friedrichshain, Kreuzberg y Treptow, y se elevan sobre el agua para simbolizar la unión del Este y el Oeste.
Una vez cruzado el puente, en la orilla opuesta a East Side Gallery, locales como Motto convocan a cientos de seguidores de publicaciones independientes –revistas y fanzines– con 90 metros cuadrados de libros dispuestos entre mesas, estantes y vitrinas, en Skalitzer Strasse 68, Im Hinterhof. Y un poco más lejos, en la estación de subte Südstern comienza Bergmannstrasse, una calle llena de color y vida con cafés, librerías y mercados de segunda mano para quienes busquen extravagancia, productos vintage y diseño original.
3. Prenzlauer Berg
Este barrio bohemio sufrió muchos cambios tras la caída del Muro. Se inició como una vecindad obrera, luego pasó a ser el centro de intelectuales en la época comunista y a finales de 1989 se popularizó entre los movimientos de cultura joven y alternativa que llegaron atraídos por los precios de sus viviendas que resultaban más accesibles en comparación con Mitte y Friedrichshain - Kreuzberg.
Basta con pasear por Kastanienallee, una de sus calles principales, para experimentar su atmósfera relajada de construcciones antiguas que fueron recuperadas en las últimas dos décadas. Céntrico, pero un poco más tranquilo que Mitte, uno de sus mayores atractivos es la esquina donde se ubica Kulturbrauerei (Schönhauser Allee 36), la ex fábrica de cerveza que hoy es centro de ocio rodeada de bares, cines y teatros para conciertos.
Las calles, pobladas de jóvenes y turistas - Créditos: Corbis
El punto casi mítico de Prenzlauer Berg es Kollwitzplatz: una plaza que en el último tiempo atrajo grupos de turistas que la popularizaron. Allí se organizan los mejores mercados de Navidad y ferias semanales, como las que se realizan en Mauerpark (Gleimstrasse 55), otro imperdible para apuntar.
Por último, el emblema que identifica a esta zona es Wasserturm, un edificio circular de 1877, que funcionaba originalmente como una torre de agua. Esta construcción sirvió como almacenadora de agua hasta ser utilizada como un campo de exterminio improvisado por los nazis. Hoy, la torre alberga viviendas y renació como referente del arte con varios centros de exposición.
ARGENTINOS EN BERLIN
Rosario Talevi
- Es arquitecta y llegó a Berlín becada por el gobierno alemán.
"Elijo vivir acá porque es una gran ciudad y al mismo tiempo da la sensación de aldea. Me gusta la cantidad de verde, la comodidad del sistema de transporte y el hecho de que esté organizada en kiez, pequeños barrios con identidades particulares, que se conectan fácilmente en bicicleta. Es hermosa, segura y tiene, al igual que Londres y Nueva York, todo lo que una gran ciudad debe tener en cuanto a oferta cultural y artística. La gente que vive acá es relajada y comparte una sensación de libertad, respeto y tolerancia a las diferencias.
"Si tuviera que elegir mis lugares favoritos de Berlín comenzaría por Prinzessinnengarten, el jardín secreto más hermoso, en Kreuzberg (Prinzenstraße 35 - 38). Para bailar a toda hora me quedo con Berghain, en Am Wriezener Bahnhof. El Soviet War Memorial en Treptower Park es el mejor monumento de la ciudad. Un ex aeropuerto convertido en parque, hoy conocido como Tempelhofer Park. Y por último, Vooberlin, un local con mis diseñadores favoritos, en Oranienstrasse."
Flavia Romera
- Diseñadora de indumentaria, trabaja actualmente en Berlín con el artista argentino Manuel Esnoz y una diseñadora sueca, Nhu Duong.
"Llegué becada por la DAAD para estudiar en Weißensee Kunshochschule, una escuela de arte y diseño. Como me gustó tanto, quise quedarme medio año más.
"En cuanto a lo cultural, acá siempre hay algo para hacer. Mis parques preferidos son el Hasenheide y el Treptower Park. Nunca me canso de ir a Oerbaumbrücke, un puente histórico que aunque sea trillado porque todo el mundo lo visita, tiene su encanto. Desde ahí se puede ver hacia un costado la torre de televisión y hacia el otro, el Molecule Man. De noche, un cartel de neón gigante, que va cambiando de color, se enciende para iluminar el río Spree.
"Recomiendo también las galerías de arte Tanya Leighton (Kurfürstenstraße 156), Kinderhook & Caracas (Kreuzbergstrasse 42e) y The Future Gallery (Mansteinstraße 3). En cuanto a bares: O’tannenbaum tiene una gran movida con artistas; Möbel Olfe, un bar gay de culto, cerca de Kottbusser Tor, y dos últimos: frente a esta misma estación, Paloma Bar y Monarch. Pubs hay millones. En Kreuzberg, por ejemplo, hay uno o más por cuadra.
"También para bailar hay que apuntarse Horst Krzbrg, About Blank, Kater Holzig, Ritter Butzke, Salon Zur Wilde Renate y Loftus Hall, todos boliches para ir al menos una vez."
Ana Vogelfang
- Es artista visual y arquitecta. Coincide en que la vida en Berlín combina, de algún modo, cierto ambiente de pueblo con la oferta cultural más grande del mundo.
"Aquí hay de todo para todos los gustos y edades, para todas las horas del día y las situaciones climáticas. Hay tanto que abruma y en ese caso es mejor no pretender abarcar toda la agenda. Una opción es sentarse en un bar y ver gente pasar, o ir a las mejores galerías de arte, que para mí son Neu (Philippstrasse 13) y Mathew (Schaperstrasse 12)."
DATOS UTILES
Cómo llegar
- Por las principales líneas europeas –Iberia, Lufthansa, British Airways, Air France– a partir de US$ 1388 (con impuestos)desde Buenos Aires.
Dónde dormir
- Etap Hotel Berlin Alexanderplatz, en Mollstrasse 30, tiene habitaciones dobles a partir de 45 euros la noche.
- Hotel All Seasons Berlin Alexanderplatz, en Bernhard-Weiß-Straße 8, con opciones para dos desde 60 euros.
Cómo viajar
- La mejor opción para el transporte se soluciona en el puesto de información del aeropuerto, donde se puede comprar una tarjeta, como la Oyster londinense o la sube porteña, que no necesita recarga. Su validez es por día y las combinaciones dependen de las zonas que abarque. Se compra, se pasa por la máquina del primer medio de transporte que se utilice para habilitarla y se guarda hasta el final del viaje. Todas sus variantes se pueden consultar en www.bvg.de http://www.bvg.de/ Por ejemplo, para cinco días de transporte ilimitado por la ciudad se pagan 35,90 euros, que incluye uso de colectivos, subte y trenes.
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