

BURDEOS.- A sólo 90 kilómetros al este de esta ciudad, enclavadas en el valle del río Dordoña, se encuentran la villa de Cazenac y el castillo de Beynac, cuyos orígenes se remontan a 1115.
En este lugar nació el poeta Paul Eluard, pero no es sólo la evocación de esta personalidad de las letras francesas la que anima a muchos turistas a llegar a Beynac-Cazenac.
Durante la Guerra de los Cien Años, en el siglo XIV, Cazenac -la terminación ac en el nombre indica probablemente el origen galo-romano de éstos y otros sitios de la zona- fue el cambiante límite entre los territorios ingleses y franceses. Durante décadas su mayor fuente de ingresos fue el río Dordoña, que lo proveía de sustento por la pesca y el peaje que debían pagar las embarcaciones que pasaban por el lugar.
Por entonces -y aún hoy- el río podía ser cruzado no sólo a pie, sino también de rodillas, y esa razón fue la que permitió invasiones y tantos cambios de bandera. La antigua ciudad se extiende por las laderas de la colina hasta el castillo, protegida por dos puertas que aun se conservan.
En auto, al llegar es mejor dejarlo abajo, en el estacionamiento junto al río, por cuanto este lugar merece ser recorrido a pie. Cuando se cruza la ruta, y emergiendo de un singular paisaje de casas y callecitas serpenteantes de piedra dorada, un desalentador cartel anuncia que la distancia hasta el castillo es de tres kilómetros. Esa es la distancia si se decide hacerlo en auto, pero si se opta por la estimulante caminata, el recorrido es mucho menor. El premio: visitar uno de los castillos mejor conservados de toda Francia.
Esta joya medieval goza de un fuerte atractivo histórico ya que fue residencia de Ricardo Corazón de León después de su reconquista de la Aquitania.
En el patio central de la fortaleza lo primero que se observa es un pequeño establo de particular clima. Se trata de un cobertizo construido hace seis años para filmar escenas de Juana de Arco, dirigida por Luc Besson, con Dustin Hofmann y Faye Dunaway.
Una rampa conduce directamente a la sala de los caballeros de comienzos del siglo XII y completamente iluminada con velas, lo que acentúa la sensación de retroceder nueve siglos. Todo como si hasta hace un rato los caballeros hubieran estado reunidos en ese lugar.
Para recorrer y dormir
Beynac-Cazenac nos depara aún otro placer: recorrer la Dordogne en lancha para admirar la ciudad desde el río. Desde allí podremos verla en todo su esplendor, recortada contra el cielo azul. La embarcación -que parte cada hora- se desplaza por aguas asombrosamente transparentes, que permiten divisar con claridad el fondo y los peces.
Para pasar la noche, el hotel Bonnet es lo más razonable: un dos estrellas, antiguo y típico exponente del Perigord.
Datos útiles
Como llegar
Desde Burdeos (70 km) se llega por la D936 hasta Bergerac, y luego por rutas secundarias muy bien señalizadas.
Viniendo desde Toulouse, tomar la autopista en dirección Bordeaux-París hasta Montauban, luego tomar la A20 hasta Goudon y de allí en dirección a Sarlat.
Entrada al castillo: 7 euros (hasta 11 años, 3), abierto todo los días.
Para llevar un buen recuerdo, se impone la visita a la Maison Lembert, cuyos blocs de foie gras de ganso son únicos.
Edgardo Kleinman
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