
Otra de Pedro Le cuento que estoy chocha con Pilates, que siento músculos que ni sabía existían.
-Posta, nene, hay lugares de mi cuerpo que ni yo conocía. Acá ponele- y le señalo una parte entre el pectoral y la axila. Abro los brazos así y no te dás una idea lo que me tira, eh. Y los abdominales, buá, los siento hasta cuando toso.
El tema es que de la clase de Pilates salgo con el brushing hecho (recordad por favor mi nuevo súper secador todo terreno), sin una gota de transpiración y el rimel en su lugar.
-Tengo que mover las cachas, Peter. El culo estará más alto pero del mismo tamaño. Pero además pagar gimnasio sería una fortuna.
-Mirá, yo estoy saliendo a correr una hora todo los días. Salgo con el perro. Me dedico una hora a mí mismo; yo contento, De Niro contento, 100% gratis, una maravilla.
-¿Qué decís, que me tengo que comprar un perro? ¡JA!
-No; que te hagas la perra, te ates una correíta al cuello y te saquen a pasear, tontita.
Es de esos días en los que no sabés con qué te va a saltar el tipo.
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